¿RUMBO O DERIVA?

Para algunos, el Gobierno de Sánchez va sin rumbo definido y  a toque de silbato de los nacionalistas y podemitas. Para otros, simplemente lleva a cabo las políticas que el pueblo lleva años pidiendo.  Entre esta deriva de los contrarios y la de un rumbo predeterminado de los suyos, nada de nada.

En el caso de Pérez-Castejón el rumbo se  impone a medida que azota el viento. Avanza eso sí, en cualquier dirección y como no, es meritorio que lo sepa bien vender –a veces-.  Ahora, que tanto ha removido las cenizas del pasado –y ha logrado olvidarnos del presente-,  es bueno pensar de él un semblante entre Zapatero y Adolfo Suárez.  Sobre todo de Suárez, aquel que  descansa en una catedral habiendo sido Ministro Secretario General del Movimiento.

Negar la mayor suele ser una de las estrategias llamadas  de libro.  Negar el resto, ya es un desgaste impropio.  Y más cuando la verdad es uno.  El máster en liderazgo por IESE ya no le es necesario por cuanto nadie le puede negar su liderazgo ganado a pulso entre los suyos, y no digamos que tampoco necesita de la jefatura del gabinete de un alto representante, cuando ahora tiene su propio gabinete en la Moncloa.

Lo difícil serán otras cuestiones que nada tienen que ver con el curriculun.  El vaivén en la política migratoria no es nada bueno ni para las mafias que se enriquecen con los migrantes ni para los españoles que están allí defendiendo la frontera. El flirteo con los independentistas tampoco será bueno para la unidad de España y la solidaridad entre las regiones. El remover las cenizas del pasado sin una comisión de la Verdad, tampoco hará justicia, sino todo lo contrario.  Y mientras, los problemas de España siguen sin plantearse. ¿Acaso se cree el señor Pérez-Castejón de que si de un tema no se habla, no existe?

Y es que con el verbo fácil, uno peca de incauto.  Ya hace años que el -por algunos- llamado “okupa de la Moncloa” prometió funerales de Estado para cada mujer asesinada, cuando lo correcto hubiera sido prometer castigos ejemplares para sus asesinos.  Ahora, los suyos hablan de igualdad, cuando lo único que hacen es dividirnos más por sexos.  También ahora hablan de justicia y libertad de expresión, y lo que aparentan es una cacería de quien piensa distinto a ellos, sean éstos jueces, militares o simple populacho.  
Vamos, que si llegan a tener mayoría absoluta, el todavía huésped del Valle se queda minúsculo respecto a él.

Ahora, solo le restará cambiar el epitafio de Suárez “La concordia no fue posible”.

PUBLICADO EL 30 DE AGOSTO DE 2018, EN EL DIARIO MENORCA.

FANÁTICOS Y SIN BANDERA

O con lacito, mejor aún.  Debo confesar que me da la sensación de que algunos de esos que ondean  las esteladas y llevan los lacitos amarillos son unos cracks.  Unos cracks de la provocación, claro está.  Y eso que ni ellos mismos se ponen de acuerdo. La senyera, queda proscrita y olvidada. La cubana y portorriqueña  la que más, aunque de tanto en tanto aparece la roja de la CUP y la verde ecologista y animalista. Y ya no digamos la reminiscencia de la negra.  Ahora sólo faltará la de fondo azulgrana por aquello de hacer país.

Hacer país que no patria, aunque a estas alturas qué más da. La memoria nos ha devuelto estos días a la gran mentira  que se fraguó tras los atentados islamistas de las Ramblas y Cambrils.  España ya no tan solo les robaba sino que incluso el CNI mantenía contactos con el presunto cabecilla. Esa parecía ser la consigna.  Suerte también, que los Mossos estaban allí para investigarlo y arreglarlo todo.  Negaron también lo evidente, lo publicado y lo dicho por Europa y la CIA.  Ahora, un año después, resulta que presuntamente fueron esos mismos Mossos quienes ocultaron la información.

Igual pasó con la víspera del 1-O en que presuntamente también, algunos mandos de estos mismos Mossos, con su presunta no acción hicieron que la historia se escribiera de una forma y no de otra.  Me imagino la versión de Muntaner sobre la conquista de Menorca.  ¡Cuántas mentiras deberán ser reescritas!

Mi memoria, ya no la histórica sino la más reciente,  me devuelve al año pasado, en un encuentro navideño, en que un portador del dichoso lazo amarillo -¿por qué amarillo?- se me acercó con aire victimista-provocador.  Y lo peor del caso es que es un mahonés afincado desde hace años en Cataluña –vamos un forastero en tierras catalanas-.  Su provocación chocó con el pasotismo pasivo mío, más bien por aquello de saber estar, que no por querer ser políticamente correcto. 

Porque eso de ser políticamente correcto es lo que no entienden estos fanáticos promotores del lazo amarillo. Especie invasora de la naturaleza menorquina, dirían los proteccionistas del medio ambiente insular si fuera otro el color elegido.  Algunos, se creen presuntamente poseedores de la verdad, como se lo debieron creer dictadores del primer tercio del siglo pasado. Y es más, juegan, presuntamente claro, con el engaño a su propio pueblo, a sus propias gentes. A sus propios administrados y votantes.


Tal vez no sea algo infeccioso, sino solo un gen defectuoso.  Un gen, amarillo, por supuesto. 

PUBLICADO EL 23 DE AGOSTO DE 2018, EN EL DIARIO MENORCA.

CON OJOS VISITANTES

Aprovechando unos días de vacaciones y la visita de unos amigos alicantinos, por unos días me convertí en uno más de estos turistas que invaden carreteras, calles y playas. Las carreteras hace ya tiempo que van llenas y nada tiene que ver que sea agosto, por lo que denota un nuevo modelo de movilidad por parte de los visitantes. Coche, coche y más coche. Las calles, otro que tal. Por suerte, las peatonalizaciones de los cascos antiguos favorecen un recorrido pausado y la visita a alguna tiendecilla, terraza o similar. Y de las playas, mejor no hablar.

Estuve tentado a contraatacar aquellas imágenes de postal que tanto sirven de reclamo en los posters de los turoperadores. Macarella y Macaralleta seguían presentado aquella foto de postal mirando hacia el exterior, claro. El reflejo de las embarcaciones fondeadas seguía siendo aquella postal por todos conocidos. Faltaba pero la fotografía realizada a la playa. La masificación de ambas ya dejaba la virginidad perdida en el tiempo. ¿Qué se entiende por una playa virgen te preguntas? ¿Qué no puedas acceder con coche, que no haya viviendas, o que no salga gente en la fotografía? ¿Chiringuito, servicios, bus, socorrista, son sinónimos de virginidad?

Es Grau hace ya años que tiene sus aparcamientos colapsados –incluso el más alejado de la playa- y no por ello se han tomado medidas en habilitar más zonas de aparcamiento ni la prohibición de acceso a turismos no residentes y ya no digamos de las auto-caravanas. Otro tanto le pasa a Cala Galdana con quienes se dirigen a Macarella, Macaralleta y Cala Turqueta.

Dos faros, dos contrastes. El de Cavallería es un ir y venir de coches y auto-caravanas por aquello de la puesta de Sol. Su terraza y su aparcamiento hacen el resto. El de Favaritx, con su prohibido pasar lo deja bien claro.

Otra visión que lo deja bien claro, es cuando uno se dirige a los contenedores de reciclaje a depositar aquellas botellas que has utilizado durante la jornada y te encuentras que están llenos a rebosar y la imagen te invita a depositarlo en sus alrededores donde se amontonan los restos de quienes lo han dejado antes que tu. Las claves son muy claras. En Menorca reciclamos y mucho. En Menorca o faltan contenedores de reciclaje o falta que se vacíen con más frecuencia.

Y llegas a la conclusión de que a Menorca le falta organización y ganas. O prohibimos el turismo o facilitamos que éste no perjudique a los isleños. Falta tomar decisiones. Falta amar a Menorca, sin duda.

PUBLICADO EL 16 DE AGOSTO DE 2018, EN EL DIARIO MENORCA.

A VEURA QUI LA DIU MÉS GROSSA

Sin duda quien exageró la nota –y no poco- fue nuestro ilustre presidente del Parlament, el señor Picornell.  He estado tentado a escribir este escrito en catalán para que éste lo pudiera entender ya que según parece la comprensión del castellano le cuesta.  También he pensado que de hacerlo en catalán, puede que sea el también  ilustre, honorable o vete a saber qué tratamiento tendrá el conceller de Trabajo y demás, Iago Negueruela, quien tuviera dificultades dado que nunca lo he oído hablar en la lengua balear.

Llegado a este punto he decido hacer caso a mi yo desconfiado, y no creerme las excusas dadas por el Picornell de marras.  Prefiero pensar que pudiera ser una estrategia con al que desprestigiar al rey y no una falta de comprensión.  ¿Se imaginan un gobierno lleno de analfabetos dictando leyes, firmando decretos, sin entender lo que firman, mandan y ordenan?

Y por lo que se ve, al rey le tienen ganas.  Miedo más bien.  No se entienden que lo hayan puesto como diana de todos los ataques de separatistas, pre-separatistas y demás términos secesionistas en potencia, de no ser que les moleste.  ¿Acaso creen que el populacho de optar por una república optaría por tales personajes de calendario para que liderara la misma?

Quien también la tiene liada “i ben grossa” es el nuevo presidente del PP con su máster de la Juan Carlos, un supuesto más que sospechoso.  Y esto debe haber puesto nervioso a más de uno que haya estudiado en esta ya desprestigiada universidad.  Ahora, faltará que alguien investigue a los etarras que se sacaron títulos universitarios mientras purgaban sus asesinatos en la prisión.  Tal vez también tendríamos titulares por unos cuantos días.

A mí en cambio no me asunta.  Y eso que hubo un tiempo en que públicamente manifestaba que había estudiado en la Universidad de Trebeluger.  Aprovecho estas páginas para manifestar que no era cierto. Que dicha universidad nunca ha existido y que jamás me dieron título alguno.  Que quede claro.  No sea que algún día, cuando me nombren asesor de algún gobierno empiecen a sacar mi historial delictivo y tenga que dar explicaciones.

Otro nombre propio de estos días es el nuevo jefe del CIS, el ex miembro de la ejecutiva del PSOE, famoso ya por su siete por ciento.  Y es que el sociólogo de cabecera del  presidente, ya se equivocó de siete puntos en noviembre del dos mil quince.


Otro tanto por ciento, el del tres por ciento, tuvo que entrar y salir por la puerta de retaguardia.  Y eso que era Mas y no menos.

PUBLICADO EL    9  DE AGOSTO DE 2018, EN EL DIARIO MENORCA.

¿CHANTAJE O PAGO?

Que nadie se lleve a engaño con la actualidad política de nuestros días.  Los sediciosos catalanes –debo confesar que me gusta más este término que el de secesionistas- y los podemitas anti-sistema, dieron su apoyo a la moción de censura a Rajoy no para avalar al Sánchez de turno, sino para defenestrar al gobierno del PP.

Tanto Sánchez como Iglesias, y mucho más los catalanes, tenían sus propios motivos para echar a Rajoy del Gobierno.  Sánchez, hacer su sueño realidad.  Iglesias,  intentar volver a la España bolchevique del primer trienio del siglo pasado.  Los catalanes, pues la de conseguir la ruptura que las urnas le niegan.  Y poco más.

De momento, sólo Sánchez ha conseguido lo que tanto anhelaba: ser presidente de las Españas. Pero el mantenerse en la poltrona, tiene un coste. Desvirtúan el término quienes tildan el pago de favores como un chantaje al Estado.  No es un chantaje sino más bien un presunto intento de malversación de fondos públicos o quien sabe un acercamiento a una presunta prevaricación administrativa.

Sánchez le tiene miedo a las urnas, o al menos cuando no sale de favorito.  Es un corredor de medio fondo.  La velocidad y el fondo lo desgasta en demasía.  Es hombre de promesas fáciles y superficiales.  Ilusionista pero no ilusionado.  Su supuesto “ego” le ha ayudado y traicionado a la vez.   Sus gafas, sus manos, también.

Ahora, él  ya no es sólo el problema de su partido, es el de todos.  Es su presidente, nuestro presidente.  Sin duda, aunque parezca irónico, en esta crisis que se ha vivido tras la moción de censura, quien mejor parado habrá salido, habrá sido Mariano Rajoy.  Se ha ido porque lo han echado, cierto.  Más cierto ha sido que necesitaba de una salida airosa, una válvula de escape por la que decir “ahí os lo dejo y  así os apañáis”.

Y en la recogida del guante echado, hubo quien se lo hizo suyo.  La calle ya no solo es de Fraga sino que España entera es de Sánchez. Su España. Esa España nuestra de la transición.  Ahora bien, este guante venía  con unas hipotecas que hay que pagar.  Y ahí estamos.  Está más bien.  Hipoteca, gastos e intereses.   Sobre todo, intereses.

De los sediciosos.  Cuarenta años atrás, con todos y cada uno de los presidentes, fue el chantaje  o la venta de cuatro votos para mantener al presidente de turno en la poltrona del poder.  Ahora, es un cobro al presidente, y un chantaje a España entera.


Sucumbir a ellos, podrá ser tildado de traición por unos; de devolver la democracia, por parte de otros.


PUBLICADO EL 2 DE AGOSTO DE 2018, EN EL DIARIO MENORCA.