LA HISTORIA COMO ASIGNATURA

Si en España interesa que una asignatura quede pendiente, sin duda será  la Historia.  Primero por la incompetencia del Estado –la competencia de la enseñanza es de las CCAA-, y segundo porque el desconocimiento sirve para la manipulación  por parte de sus gestores.

Que Colón descubrió América, de momento permanece inalterable, pero seguramente el entorno del mismo, el estudio de la época y el contexto en el que se produjo el descubrimiento, seguramente cambiará dependiendo de quién gestione la comunidad autónoma en que se estudie.

Actualmente la Guerra Civil española vuelve a reescribirse.  Ya no se fusilaron curas ni militares, ni hubo ningún golpe de estado de los comunistas sobre el estado republicano salido de unas elecciones dudosas.  Sólo se habla de las atrocidades que hizo uno de los bandos, durante y después de la guerra.  El otro bando, ni antes ni durante la guerra existió.  Y por ende, al no existir, poco puede atribuírsele en cuanto a odio y genocidio.

Y es triste que para restaurar una parte de la verdad, se tenga que negar a otra parte de la misma.  Dos bandos, si.  Don bandos liderados por dos tendencias diametralmente opuestas, pero que se sirvieron de españoles, muchos de ellos ajenos a los extremismos que se dieron, pero que por circunstancias geográficas fueron obligados a servir en uno u otro bando.

El Gobierno, el Congreso y el Senado pretenden celebrar el cuadragésimo aniversario de la Constitución simbolizando el valor y el espíritu de diálogo entre ambos bandos.  Y sino entre los bandos, al menos entre la mayoría de sus obligados componentes. Otros –incluso el presidente Sánchez, en según qué momentos- dan signos de pretender mantener viva la llama del odio que envuelve toda contienda. 

La mayoría silenciosa pero, da más crédito a aquello que realmente ocurrió. El video actual, pretende realzar aquel hermanamiento, aquel diálogo, aquella comprensión entre excombatientes forzosos que tuvieron que luchar por una guerra que no era la suya.

Otro sector  de la población y de la política de nueva generación –de laboratorio más bien-, que por suerte no vivió la contienda, se empeñan aún en reescribir la historia en favor de uno de los bandos, borrando  de la memoria todo aquello que pudiera perjudicar su, presuntamente, ideario político.


Sin duda la historia sigue siendo una asignatura forzadamente pendiente por parte de políticos que intentan restar credibilidad a los historiadores titulados, y suplantarlos por simples asesores afines.


PUBLICADO EL 13 DE SEPTIEMBRE DE 2018, EN EL DIARIO MENORCA