Aunque estemos acostumbrados a que otros juzguen nuestras
acciones, omisiones, actitudes y aptitudes,
ello no implica que cuando la resolución se dicta en contra de nuestros
propios intereses, aceptemos siempre de buen grado el juicio que hagan de
nuestra conducta. Unas veces será
simplemente como un mecanismo de defensa más, pero la mayoría de ellas por
simple comparación con situaciones similares.
Cuando la preparación de los
profesores y de la enseñanza en general, llega a estar en tela de juicio, no es
raro que la corrección de los trabajos y
por ende, la calificación de los exámenes del alumnado, también estén
pendientes de un hilo. ¿Se imaginan que
un profesor aprobara a todo el alumnado para no tener problemas ni con los
alumnos ni con sus familias? ¿Se imaginan todo lo contrario, que otro profesor
suspendiera a toda la clase? ¿Qué
pensaríamos de ambos?
Sin duda, del primero, del que
aprueba a todos sin merecérselo, que faltaría a las más elementales garantías,
al no ser justo ni equitativo con quienes se han esforzado con respecto a
quienes no han dado pie con bola.
Del segundo, de quien sus alumnos no
alcanzan la media, habría que examinar
también la capacidad del profesor y de las técnicas usadas por éste para la enseñanza por cuanto no es capaz de
que éstas sean asimiladas por una parte, al menos, de su alumnado.
Y es más, ¿se imaginan a un
profesor, a un tribunal examinador, a un
tribunal de una oposición incluso, negociar
la nota obtenida con sus alumnos u opositores, para que éstos no recurran a la revisión del
examen? ¿Paradójico, no?
Y en cambio, lo que nos parece
inimaginable en un tribunal examinador, en otros tribunales examinadores de
pruebas y demás, parece ser el pan nuestro de cada día. Me refiero sin duda a los tribunales de
justicia. Y lo triste del caso, es que
dichas prácticas son legales. Vamos, que
el legislador que habita en los sillones de las Cortes, así lo ha decidido.
No falla día en que los medios no den noticia de algún
juicio en el que el Ministerio Fiscal pida una decena de años de cárcel para
cada uno de los acusados y que la siguiente noticia que se publique sobre el tema sea que las
condenas han sido rebajadas a unas simples penas de multa, tras el acuerdo
habido entre las partes. Vamos, igualito
al supuesto de aquel tribunal que pacta la nota con los
alumnos para que éstos no la recurran.
Vamos, que lo que no aceptaríamos en
la enseñanza por creerlo injusto, lo
aceptamos en la justicia, por ser justo.
PUBLICADO EL 17 DE ENERO DE 2019, EN EL DIARIO MENORCA.