Vamos que si Maquiavelo no hubiera escrito su Príncipe, dentro de varias centurias los postulantes a políticos estarían estudiando el “Manual de Resistencia” de P. Sánchez. Al Príncipe de Maquiavelo lo he consultado en alguna ocasión –decir que lo he leído, sería mentir-, pero a lo que se refiere al Manual de Resistencia de P. Sánchez, mentiría si dijera que estoy interesado en leerlo. Ni leerlo ni comprarlo –aunque sólo fuera para tapar espacios vacíos en la estantería-.
Pedro tiene un ego demasiado sobrevalorado. Algo le debió quedar de cuando estudiaba catecismo cuando le explicaron el origen del significado de su nombre. Su roca, pero, padece de dos imperfecciones: su ego y su sobrevaloración. Dos pecados de difícil redención y más aún cuando uno ya ha tocado poder.
Uno, con algo más de modestia, lo hubiera titulado como el “manual de supervivencia”, pero nuestro estratega debió valorar que la resistencia iba más acorde con nuestros tiempos revueltos y nuestros políticos que se dedican a incendiar los medios. Resistencia, barricadas, revueltas… Todo en la misma línea de los seguidores de su condiscípulo Pablo y de sus amigachos catalanes.
A pesar de ello, debo admitir que admiro –ahora miento- a personas que como Pedro son capaces de escribir un libro, de jugar con la ignorancia del resto de semejantes, de organizar un circo, de justificar el gasto injustificable de un Falcon 900, y continuar llenando salas para una conferencia de prensa. Uno llega a pensar que pocas noticias deben producirse en España como para que nuestro Pedro, siga siendo noticia.
Y él no está sólo. Si lo hubiera estado, habría cogido su Peugeot 407 del año 2005 y haría tiempo que estaría dando vueltas de arriba abajo y de izquierda a más izquierda. Pero él supo rodearse –con los impuestos de los españoles- de quienes sabía que por salir en los medios, defenderían a ultranza su gestión. Y es que en ello también les iba su sueldo. Y su posición.
Ha sido el primero en muchas cosas. Y en muchas más, seguro. Y aunque con ello no se haya ganado el Cielo, al menos conseguirá que la historia hable de él. La historia en minúscula, porque desde que cada comunidad autónoma escribe la propia, hay demasiadas historias circulando de libro en libro.
Y no se preocupen si son acérrimos seguidores de la roca, que si por aquellas cosas del olvido, la historia no hablara de Pedro, seguro que él mismo ya dejará escrito su propia versión de la historia para sustituir a las ya existentes.
PUBLICADO EL 21 DE FEBRERO DE 2019, EN EL DIARIO MENORCA.