QUIERO SER NEGRO


La verdad es que el título del escrito no está completo. Y sin duda, puede crear confusión.  Para despejar las dudas, diré que algunas veces me gusta sentirme como Irene Lozano, aunque ni por asombro llegaré a ser un Secretario de Estado.  Y no es que ella sea negra, pero hay interesados en decir que dicha señora escribió el Manual de resistencia del señor Sánchez.  Vamos, que coloquialmente algunos la llaman como la negra que le ha escrito el libro.

Desconozco si es cierto o no lo del libro, pero lo que sí es  cierto, es que es Secretaria de Estado de la España Global.  Vamos, un empleo bien pagado y sin mucho mérito demostrado, siguen diciendo las malas lenguas.

Por si acaso, y también por eso de las malas lenguas, no he querido titular el escrito de hoy con el de “yo quiero ser el negro” o “yo también soy el negro”,  porque si alguien piensa en el del WhatsApp, nada de nada.  Y en lo referente a libros, pues tampoco.  Pero uno, y aunque no salga en las fotos,  también escribe fuera de las páginas de Es Diari.  Y le ha cogido gustillo a eso de la discreción –aunque hoy peque un poco, más bien mucho, de soberbia-.

Llega un momento en  que crees que la edad lo perdona todo, y por eso mismo,  dejas la autocensura y disparas a bocajarro.  Al fin de cuentas, dices la verdad, no tu verdad, como dice Pedro. La soberbia, vuelve apoderarse de uno. Al menos, no suelo equivocarme ni con Fray Luis de León ni con Hemingway.  Y todo ello simplemente porque no se menciona.  Y si se menciona, pues se consulta antes.  Vamos, que menos en el escrito de hoy, la modestia impera.

Y de hecho, he llegado a varias  conclusiones.  Una de ellas es que la modestia no da de comer. Da satisfacción  propia, eso sí.  Distancia de miras, y alguna sonrisa indiscreta. Irónica, diría. Y enemigos.  Sobre todo, enemigos.  Sí, porque cuando uno se atreve a sonreír cuando no es políticamente correcto, pues te los ganas.

Y otra conclusión a que he llegado es a la teoría de la foto, para justificar el  por qué se les llama “negros” a quienes escriben para otros.   Imaginen por un momento una fotografía de varios reconocidos escritores y algunas personas totalmente desconocidas.  La pregunta que se harán todos será conocer la identidad de aquellos desconocidos.  Vamos que en una foto de personas blancas, destacará la persona de color negro.  

Por eso mismo, como la fama se la llevan siempre los de la foto, el resto, el desconocido y el negro,  ni están ni se les esperan.

Aunque el mérito sea de uno.


PUBLICADO EL 28 DE FEBRERO DE 2019, EN EL DIARIO MENORCA.