PROCRASTINACIÓN

Cuando salió la ministra por la televisión y nos regañó, pensé que algo gordo habíamos hecho. La suerte fue que generalizó y la regañina iba dirigida a todos los españoles. Dejo aparte la ironía de preguntarme si en el término “españoles” la ministra también pensaba con los catalanes o los dejaba fuera del contexto. La verdad es que uno hace tiempo que ya no se fía de los políticos, y cuando hay intereses de investidura, menos aún.

Unos días después de la puesta en escena de la regañina en funciones, escucho en una tertulia radiofónica el vocablo que encabeza el escrito de hoy. ¡Ahora sí que la hemos liado gorda!, pensé al oír tan estrambótico término. Por un momento mi pensamiento fue que nos iban a castrar a todos y santas pascuas. Pero no, por suerte aquel vocablo no era tan drástico. Simplemente se refiere a posponer o aplazar tareas, responsabilidades y demás. Vamos, lo mismo que nos dijo la señora ministra, pero con más estilo.

Todo venía a cuento a la orden de fichar en el trabajo. A la excusa de los empleadores de que no habían tenido tiempo, a la falta de información por parte de la administración, y al largo etcétera de excusas a las que ya estamos acostumbrados. Del “vuelva usted mañana” a la falta de algún informe interno, o incluso del informe perdido en las redes. Y sobre todo, a las ganas de hacerlo.

Vamos, que si un empleador no quiere que el trabajador deje constancia de su horario de trabajo será por algo, digo yo. Y si el Gobierno legisla para regular una situación anómala, será porque tiene conocimiento del fraude. ¿Por qué han esperado tanto en regularlo? ¿Por qué han esperado a las puertas de unas elecciones en ponerlo en práctica? ¿Tendrá algo que ver la procrastinación con el señor Sánchez?

Sin duda, podríamos hacer una lista de objetivos que pasan de legislatura en legislatura para ser aprobadas. Los viernes sociales es otro ejemplo de ello. ¿Por qué no hicieron un macro viernes social y lo aprobaban todo en un día, y no dosificarlo a las jornadas previas a las citas con las urnas?

Y ya no digamos, ahora que estamos a las puertas de las municipales, de aquellos informes que están a la espera de la toma de decisión y permanecen meses y meses a la espera de la llamada oportuna. O de aquellos miles de informes que se encontraron en algún cajón de la Junta de Andalucía esperando una decisión que no se tomó en décadas de legislatura.

Y eso que existen máquinas destructoras de documentos. Y antes, el fuego purificador.

PUBLICADO EL 23 DE MAYO DE 2019, EN EL DIARIO MENORCA.