Dice
el refrán que “soplar y sorber, no puede ser”, pero el dicho ya ha quedado
anticuado. Al menos, en la España de
Sánchez sí que es posible hacer las dos cosas al unísono. O al menos decirlo. Si alguien lo dudaba que se pase por las
librerías y observará como pronto los
libreros estarán arrinconando tanto el Arte
de la Guerra del supuesto Sun Tzu como El
Príncipe de Maquiavelo, y en su lugar repondrán el Manual de resistencia, de nuestro invicto interino presidente Sánchez, Pedro para más señas.
Mientras
los socialistas en Madrid dicen blanco, en Barcelona dicen negro, o al revés, o
todo lo contrario. Pero da igual. Nadie
parece querer darse cuenta de que son conceptos antagónicos. Pero ni los suyos
ni los contrarios lo corrigen. Es más, juegan
la prórroga esperando la tanda de penaltis.
Saben que poco o nada va a cambiar.
Incluso Albert Rivera vuelve a jugar con la ambigüedad de jugar con
ambas camisetas. Pablo Casado con el centralismo extremo y el otro Pablo, pues
esperando los resultados de su hijo pródigo.
Y
de Pedro pocos deben conocer su próxima jugada.
Ni él mismo lo debe saber.
Esperará el movimiento ajeno para desarrollar el suyo propio. En la manga tiene aún a un Franco deseoso de
que le ayude a cumplir su último deseo de ser enterrado en el Pardo. En el olvido quedó también el desafortunado
intento de celebrar funerales de Estado para todas las víctimas de la violencia
machista. Han desaparecido los viernes
sociales y de las cifras del desempleo mejor no nombrarlas.
De
momento, quienes están contentos son los
presidentes autonómicos quienes han visto cómo
los dineros se han descongelado y con un poco de suerte llegarán antes
del día de las elecciones. Vamos, que si
el chantaje antes era la investidura,
ahora es el voto. Vamos
que seguimos soplando y sorbiendo a la vez. ¡Y uno sin enterarse!
Otro
que puede estar contento es el exministro de Hacienda, Cristóbal Montoro, dado
que fue capaz de realizar unos presupuestos que al paso que vamos, durarán años
y años. Poco debió pensar él y sus
ayudantes, de que años después de dejar el cargo, sus cuentas aún seguirán
marcando el rumbo de nuestros bolsillos.
Y
aún nos quedan muchas sorpresas, muchos conejos en la chistera, y muchas cartas
en la manga. ERC es el aliado más fiel
que podrán tener. Y ambos lo saben. Y ambos se necesitan. Volverán –ya no las
banderas victoriosas ni las oscuras golondrinas-, pero sí las políticas del soplar y sorber. Al menos, después del 10N.
PUBLICADO EL 10 DE OCTUBRE DE 2019, EN EL DIARIO MENORCA.