REGLA DE TRES CATALANISTA


Que dos y dos son cuatro, no hay duda.  Que dos y dos son cuarenta y cuatro, aunque más enrevesado, tampoco.  Vamos, que las matemáticas es una ciencia exacta siempre que se usen los parámetros adecuados y no se quiera demostrar que tres es igual a cuatro.

Con la historia no ocurre lo mismo.  La historia es más bien un acto de fe, vamos que si Ábalos dice que fue una pura coincidencia que a las tantas de la madrugada se topara con una representante del gobierno de Maduro en el aeropuerto de Barajas, pues cada uno que piense lo que quiera.

Historia, filosofía, filología..., vamos todo lo que sea rama de letras, pues eso, son pura y dura dogma de fe.  Es más, todo es modificable.  Y si no, que se lo pregunten a la hache de Mahón, que va y viene según los antojos de políticos, lingüistas, filólogos y demás servidores de las letras.

Aprendimos la regla de tres en la infancia. Pasamos a la proporcionalidad y todo quedó igual. Claro está que me estoy refiriendo a temas matemáticos.  De los huevos, vamos.

Los catalanistas dicen que de la lengua sale la nación.  Tema lingüístico y geográfico. De los caracoles, vamos. Y suspenden la asignatura.  Al menos, la de matemáticas.

Y es que los catalanistas están acostumbrados a mezclar huevos con caracoles –ous amb caragols- y eso culinariamente no está recomendado.  Dicen ellos que como el mallorquín, menorquín, ibicenco, valenciano, aragonés –supongo-, aranés y por supuesto el  catalán, son una misma lengua, pues que todos los territorios donde se habla catalán tienen que ser una única nación.  ¡Y un carajo!

En matemáticas fallan estrepitosamente –menos en el tanto por ciento y en los traspasos del Estado en concepto de financiación autonómica-.  Por la misma regla de tres catalanista, Argentina, España, Venezuela y todo el resto de naciones hispanas, que hablan la misma lengua o idioma -llámesele español o castellano- deberían ser una misma nación.  Dudo mucho que Argentina, Perú o Bolivia quieran pertenecer de nuevo a España.  Ni que España pretenda integrase en Argentina o Perú.

Dicho lo anterior, actualmente uno ya no está en disposición de negar la mayor, de que sea España la que quede asociada al régimen bolivariano de Venezuela.  Y si uno no puede negar la mayor, menos lo estará para negar la menor.  Vamos, que Menorca pueda volver a ser saqueada por las tropas –ahora sí que sí- catalanas.

Sólo nos queda rogar a Sant Antoni que en vez de catalanes, vengan los ingleses.  Al menos con ellos, seguiremos siendo diferentes.

PUBLICADO EL 30 DE ENERO DE 2020, EN EL DIARIO MENORCA.

LAS PENSIONES DEL MINISTRO

Ni los cien días de cortesía le voy a dar al señor ministro de la SS. Debo confesar que últimamente mis escritos están muy descafeinados, es verdad. Utilizo más el políticamente correcto que el incorrecto. Puede que sea la edad, el pasotismo con que nos han inculcado los últimos meses del interinaje de Sánchez, el miedo a que a uno le caigan represalias, o por ser parte de un ciclo que sin saberlo, nos afecta a los humanos. Pero hay momentos en que uno dice basta. Basta ya!

La verdad es que ni me he preocupado en conocer si el ministro de la SS es un populista o un sanchista, pero me da igual. Ha sido nombrado por Sánchez y él es el responsable. Y he dicho sanchista y no socialista, porque entiendo que ahora mismo, no es lo mismo. Y antes tampoco.

Según las noticias que no han tardado en aparecer sobre los planes que tiene el ministro para garantizar las pensiones, están las de “endurecer la jubilación, fomentar la llegada de personas extranjeras en edad de trabajar y reflexionar sobre los planes de pensiones privados”. Pues bien, para mí, que de economía sólo entiendo cuando la cuenta bancaria me queda en negativo a final de mes, le diré que en los axiomas que se han anunciado, uno al menos, se le ha traspapelado. O eso, o es que las estadísticas mienten.

Le preguntaría al señor ministro de la SS si conoce la cifra real de parados en España. Y luego le preguntaría si es que lo sabe, cuántos extranjeros –según sus cuentas- en edad de trabajar necesita que vengan a España para salvar las pensiones. Luego, le diría que restara ambas cantidades –tanto me da que use calculadora, los dedos o mentalmente- y el sobrante será lo que aún le queda en la cola del paro.

Si no lo hace así el señor ministro de la SS, resultará que tendrán que venir más extranjeros ya no para pagar las pensiones, sino que por el camino tendrán –tendremos- que seguir pagando las ayudas a los desempleados y aumentaremos los problemas de acceso a la vivienda, vamos, que aumentaría el gasto y disminuirían los ingresos. Y eso, siempre que no aumenten el número de carteras ministeriales y de asesores. Porque de seguir así, necesitaremos que vengan más extranjeros en edad de trabajar para pagar las pensiones y emolumentos de los señores políticos.

Termino el escrito y al repasarlo me salta una duda. ¿Se habrá expresado bien el señor ministro de la SS? No será que le ha pasado como quien no se expresó bien en el tema de las indemnizaciones por residencia. ¿Lo debió decir en catalán?

PUBLICADO EL 23 DE ENERO DE 2020, EN EL DIARIO MENORCA.

NI DOLO NI CULPA


Cada vez estoy más convencido de que Pedro Sánchez se las ha dado con queso a todos.  Y de ser así,  algo de suyo habrá en su presunto “Manual de Resistencia”. Vamos que ni los catalanes se irán de rositas ni la familia Iglesias ganará enteros.

Ahora toca relajarse y observar  los acontecimientos desde el tendido.  Por mucho que se les eche en cara, ni Pablo Casado ni Inés Arrimadas  tenían opción de cambiar el destino aunque se hubieran abstenido desde el primer momento.  La suerte estaba echada desde la misma noche electoral.  O antes incluso.

Y el tema no es si quien manda es el PSOE, el Frente Popular o ERC, no.  No mandará un partido ni una marca.  Manda un personaje y el fenómeno se llama Pedro Sánchez, para lo bueno y para lo malo.  Casi diríamos  por la Gracia de Dios si no fuera porque Dios estará a punto de irse al destierro tras los primeros Consejos de Ministros.

Pedro Sánchez vendría a ser “el puto amo” en el lenguaje de las nuevas generaciones –y no precisamente del PP-.  Sin dolo ni culpa ha alcanzado el poder que tanto ansiaba.  Y el poder se lo han servido en bandeja de plata.  De momento,  la Salomé de nuestros días no ha conseguido la cabeza del Bautista, sino la de Albert Rivera.  Pero habrá más bandejas y más cabezas que seguro rodarán.  Si no, tiempo al tiempo.

Sánchez ha dejado el interinato y ha tomado la plaza en propiedad.  No tan sólo ha tomado posesión del cargo sino que estructurará el cargo a su medida.  Remodelará sin duda el edificio y su entorno, sus calles y sus carreteras.  Marcará el paso y profundizará en el cambio, sin duda.  Un cambio sin sobresaltos innecesarios.

Evolucionará y revolucionará seguramente con el paso cambiado para no perder  el control del proceso ni una aceleración no deseada.  Se sabe ganador y controlador de los tiempos.  Y con el convencimiento seguro que desde la derecha siempre se le echará un guante, un freno en seco, para devolver la sensatez de la que nunca debería de haberse desprendido.

Desde la derecha y desde su propio partido.  Desde la sociedad mayoritaria, vamos.  De lo que pudo ser y no fue.  De lo que tenía que haber sido y no quiso que fuera.

Pero Pedro Sánchez no tiene ni culpa ni dolo de lo que ha ocurrido hasta ahora.  Jugó sus cartas y ganó la partida.  Ganó el trofeo.  Lo exhibió y se regocijó con él.  Posó, se sentó y se fotografió.  La sonrisa y  la ironía, quedaron fotografiadas.

Ahora ya sí.  El dolo y la culpa penden de él.  Su acción y su omisión, será sólo suya.  La culpa, también.


PUBLICADO EL 16 DE ENERO DE 2020, EN EL DIARIO MENORCA.

BODAS DE PLATA

Desde que me vuelvo mayor –viejo más bien- me estoy dando cuenta que empiezo a ser hombre de rutinas. Y una de ellas es la de anualmente auto-dedicarme el escrito de la semana de Reyes. No en vano, mi salida a los papeles se produjo un 6 de enero, de eso hace ya veinticinco años. Vamos, que este año se han cumplido mis bodas de plata como colaborador en las páginas de Opinión de Es Diari.

Y todo vino por una injusticia laboral, sí, como lo oyen. Porque las dictaduras ni se terminaron con Franco ni las corrupciones empezaron con el PP, por mucho que lo proclame desde los púlpitos civiles la independentista izquierda progresista de Sánchez.

Y sólo tenía que ser una válvula de escape, una visita al psicólogo, una pataleta al sistema. Pero no, aquella dictadura del momento en cierta manera me obligó a seguir escribiendo para expiar mis pecados. Y por penitencia –o por consejo mandatario- escribí algunos artículos más hasta que en el mes de mayo aquella colaboración ganó formato y en octubre mismo con fotografía impresa.

Tuve que aprender a escribir con ambigüedades, entre líneas y sorteando comentarios e interrogatorios rebuscados. Por el camino encontré muchos apoyos y muchas traiciones. Tampoco esperaba fuera de otro modo. La vida no es de color de rosa y lo indeseable, abunda.

Pero la salida en prensa no fue ni siquiera un punto y aparte. Fue finiquitar un libro y empezar otro nuevo con las páginas totalmente en blanco. Empezar el libro de tu vida a puño y letra. Y es que tal como soy actualmente, mi vida, mi familia, mi carácter e incluso mi forma de apreciar y vivir la vida, se lo debo a aquella injusticia y como no, a Es Diari. De no haber cambiado de libro, de no haber cogido el tren que paró en aquella estación en aquel momento y lugar, quien esto escribe sería el mismo, pero ustedes lo conocerían distinto.

Ortega y Gasset dijo que “yo soy yo y mis circunstancias”. Y yo le añadiría “y las circunstancias de los demás”. ¿Cuántos no hemos padecido injusticias, pérdidas y demás alteraciones no por culpa de nuestras acciones u omisiones, sino simplemente por las intervenciones ajenas?

Me veo en la obligación de recordar a Don Leandro -que falleció por decreto- y a Don Federico –que nació también por decreto- junto con la siempre Mô. Ellos me ayudaron a dar forma a algunos de mis escritos.

Gracias, gracias a todos quienes han hecho posible que llegara a estas bodas de plata y continúe como si fuera el primer día.

Muchas gracias Es Diari.

PUBLICADO EL 9 ENERO DE 2020, EN EL DIARIO MENORCA.

FACHADAS PROTEGIDAS

Me llamaron soso y me callé. Me callé porque quien se defiende parece que ataca –y eso no está bien visto-. Ni era el momento ni lugar. Tampoco di la otra mejilla porque no quería que me llamaran idiota, simplemente ignoré el comentario. Y al comentarista.

Y me volverán a llamar soso, sin duda. Y no por mí, sino por quien escupe los calificativos. Vivir el momento es muy válido cuando se sabe la fecha de caducidad o se tiene el futuro algo asegurado, lo demás son escapadas hacia el abismo siempre pensando con la red de los demás.

Y mi red ya no está disponible para otros. Uno está ya harto de tanta fachada protegida, de tanta hipocresía mundana. Detrás de aquella lámina de piel con sonrisa estudiada, se encuentran imperfecciones y destacadas carencias. La carcajada y los estudiados gestos, parte de la escenificación teatral. Y siempre la misma pregunta: ¿cómo deben vivir su vida interior?

La Navidad siempre me coge en horas bajas. Será que mi vista busca más el interior que la fachada. Pasas lista y te obligas a tachar nombres. Son personas que ya no están y que sí estuvieron. Otros nombres los tachas porque sí, porque sí que están, pero quieres desaparecer de ellos. Son fachadas que se han convertido en muros para ti. Unos los has levantado tú mismo con tesón, en otros no has puesto objeción a que se construyeran.

Retrocedes para tomar perspectiva y guardas cierta distancia. Por un instante quieres independizarte de tanto condicionante externo, pero el resto te lo deniega. Tu república independiente versión IKEA no existe. Ni existirá.

Seguirás bajo la ley marcial del más fuerte, del más caradura, del más embustero. Seguirás contribuyendo para pagar aquellas dietas milenarias a los amigos de los podemitas que ni tartamudean en catalán. Y seguirás contribuyendo para que algunos otros intenten finiquitar a los pensionistas.

Y te seguirán llamando soso. Y llegarás a sentirte orgulloso de ello. Lo harás tu signo de identidad. Tu forma de rechazo. Tu pataleta ante tanta ignorancia ajena.

Seguirás oteando el horizonte y seguirán levantándose fachadas y muros. No llevarán concertinas ni tendrán altura, pero seguirán siendo muros y fachadas. Muros protegidos para que aquellas miradas hacia el interior no descubran la verdadera carencia humana de quienes nos rodean, nos gobiernan, nos dirigen.

Inicias el año sin pena ni gloria. Y deseas seguir así. Desconectado, independiente de los independientes. Soso si es necesario.

Bon Any a tothom.

PUBLICADO EL 2 DE ENERO DE 2020, EN EL DIARIO MENORCA