La actuación
del Gobierno de Sánchez-Iglesias en la crisis del Covid-19 dejará muchos cabos
sueltos. La suerte para ellos será que
la desmemoria de los españoles y la falta de liderazgo por parte de una
oposición dividida, harán que tanto las acciones como las inacciones queden en
el olvido generalizado y en una especie de amnesia postraumática para los
familiares de las decenas de miles de fallecidos, más dedicados en pasar el mal duelo del que necesitan pasar página que en retomar el
pasado.
Una de las
primeras acciones que tomó este mando único gubernamental amparado en la
“comisión de sabios científicos” fue la de permitir a los dueños de mascotas
sacarlas a pasear por la vía
pública. A su vez, este mismo mando
único impedía que los niños pudieran
pisar la calle durante toda la cuarentena.
Vamos, que los perros y sus amos sí,
y en cambio los niños, no.
Y uno puede
llegar a entender los motivos por los que este mando único prohíba a los niños salir a la calle. Lo que uno no entiende y no llegará a
comprender nunca, será el por qué los perros, gatos y quién sabe si algún
caracol adiestrado, sí pueden salir a pasear acompañados de sus amos. Y con
el agravante además, de no portar ningún
tipo de mascarilla ni patucos.
Vamos, que para
que los niños no se contagien afuera, mandamos a los perros a que recojan el
virus en la calle y lo entren en casa. Y
no les valdrá la excusa a los “sabios científicos” de que los perros no se
contagian o no transmiten el virus, porque eso lo desconocen.
Llegado a este
punto uno desconoce el origen y los argumentos que motivaron esta
autorización. Desconozco si fue debido a alguna presión por
parte de organizaciones animalistas o simplemente por el deseo del legislador
de favorecer la adopción de mascotas en tiempos de crisis. Sea como fuere, lo único cierto y ponderable es que los perros
pueden salir, y los niños, no.
Otros que no
quieren –o al menos, no querían durante
la temporada pasada- a los niños, eran algunos establecimientos
hoteleros que solían prohibir la
entrada, estancia y alojamiento a
menores de diecisiete años con el pretexto de que no causaren molestias al
resto de hospedados.
Esta temporada
–si es que llega a existir- o la próxima, deberíamos estar muy atentos con
estos establecimientos por si, para
llenar las habitaciones y en definitiva, la caja del negocio, se les indulta y se les
acepta, o si siguiendo la política del
establecimiento se les sigue vetando su entrada.
Y ya van cinco.
PUBLICADO EL 16 DE ABRIL DE 2020, EN EL DIARIO MENORCA.