SORT I VENTURA, SEBASTIÀ

 

Cada año llego tarde, pero uno ya no tiene remedio.  Apuro el tiempo al máximo y todo ello  sin tener excusa o motivo aparente.  Espero a la semana posterior a la festividad de la Inmaculada para enviar las pocas –poquísimas- felicitaciones navideñas que mando por correo.  Por Correos, más bien.

Con el tiempo, el whatsapp ha sustituido a la mayoría de ellas.  Sólo dos permanecían inalterables y puntuales cada año por estas fechas.  Una de ellas era para Sebastià, compañero de viaje en la peregrinación a Tierra Santa, allá en la década  de los noventa. Él fue quien me contagió el “sort i ventura” título de hoy.  La otra,  para Ludwig, un policía alemán recientemente jubilado al que conocí en unas vacaciones suyas que pasó en nuestra siempre querida Menorca y con la siempre buena excusa del intercambio de emblemas.

Este año sólo he podido escribir la que va dirigida a Ludwig, con quien nos seguimos intercambiando algún que otro anexo profesional.  Qué decir que en éste, le tocará recibir una mascarilla con el  logo profesional impreso….

Con Sebastià ya no será posible.  Poco después de las Navidades  recibía  la triste noticia de su fallecimiento.  Cada año, en nuestras felicitaciones navideñas, no faltaban ni los recuerdos a aquellos memorables días de estancia y viaje a Tierra Santa, ni por supuesto el “Sort i Ventura” mutuo  que acompañaban siempre aquellos deseos de felicidad venidera. 

Han pasado muchos, muchísimos años, pero aquellos días han dejado muy buen recuerdo en las mentes de todos y cada uno de los que participamos.  Por el camino han ido desapareciendo muchos de aquellos peregrinos que fuimos a la cuna del cristianismo.  El último, nuestro Obispo Monseñor Francesc Xavier Ciuraneta, quien encabezó aquella comitiva de menorquines aventureros de la fe. Pero mientras quede uno, el recuerdo pervivirá.

Da la sensación que este año deseemos más que celebrar la Navidad, el dar la vuelta al calendario y entrar sin mirar hacia  atrás en el año venidero.  Esa sensación de que al cruzar el rio y llegar a la orilla contraria ya estaremos seguros es irreal.  Necesaria, pero irreal.  El peligro, el virus, sigue acechando y matando a gente.  También es verdad que necesitamos un culpable, y de momento, el año  dos mil veinte, además de bisiesto, ha sido nefasto.

En vez de  buscar culpables, hay que gastar la energía en ganar el futuro.  En ganar y compartir. Compartir la alegría y el deseo de ser felices.

En el recuerdo de aquellos días: ”Sort i Ventura”, Sebastià!

 

PUBLICADO EL 17 DE DICIEMBRE DE 2020, EN EL DIARIO MENORCA.