VIRUS MUTANTE

Si desde el principio de la pandemia he sido uno de los que me he posicionado en contra de las chapuzas de tanto supuesto experto y del político que lo mantiene, creo llegado el momento de posicionarme en el bando contrario y al menos, compadecerme tanto del político inexperto como del experto supuesto.

A estas alturas de la pandemia lo cierto es incierto, y lo demás, incierto. Las primeras apariciones del doctor –por llamarlo de alguna forma- Simón, me recordaron aquellas declaraciones de un antiguo Delegado de Gobierno que ante alguna oleada de actos delictivos siempre los calificaba como de casos aislados.

Pues sí, aislados y bien aislados, dirán los teóricos expertos. Al principio quince días, para pasar a diez siempre y cuando no seas esencial. Que si lo eres, con siete tienes más que suficiente, no sea que la maquinaria esencial se paralice más de lo que ya está. Y es que el virus nos tiene fichados. ¿De dónde se lo habrán sacado los expertos?

Y el virus muta que es una barbaridad, como diría don Hilarión en La verbena de la Paloma. Prueba de ello es que en verano, cuando hubo más movimiento aéreo-marítimo, la incidencia del virus debió ser menor porque no se necesitó realizar PCR en los aeropuertos ni puertos. Ahora, entrando en el invierno, se imponen éstos. Y la Francina, toda orgullosa.

Y hay más. Si al principio el virus era muy volátil y por ello prohibieron fumar en vías públicas, ahora ya se autoriza a fumar en ella. Una versión será que el virus ha engordado y no es tan volátil y cae antes. La versión oficial difiere de ésta. Dicen los políticos que dado que la gente fumaba igualmente a escondidas, pues bueno, eso, que fumen sin esconderse. Eso sí, manteniendo la distancia. Lo que no dice el decreto es si a favor o en contra del viento.

Y el virus vuelve a casa por Navidad. Y como vuelve, pues que nos juntemos pocos. Aunque parece que ya saben que el virus saldrá un poco más tarde. Será que también querrá celebrar las campanadas en la intimidad. Vamos, que hasta la una y punto.

Y tranquilos, porque de vacunas sobrarán un montón. Esta vez el Gobierno se ha asegurado y ha comprado centenares de millones de dosis. Unos dicen por si algunos laboratorios no las sirven a tiempo. Otros, por causas humanitarias.

Algunos aún estarán buscando el término “humanidad” en el diccionario. Y a éstos, les recomiendo que se den prisa, antes que Celaá lo borre del diccionario de la lengua castellana.

Todo muta. Incluso la inteligencia.


 PUBLICADO EL 3 DE DICIEMBRE DE 2020, EN EL DIARIO MENORCA.