Cada año por estas fechas abuso de la confianza de Es Diari para yo mismo homenajearme en el aniversario de mi salida en los papeles. Pero más que un homenaje es un agradecimiento a quienes años atrás depositaron su confianza en mí, y en quienes actualmente la mantienen.
En su momento fue como ir a una terapia con el psicólogo, para luego convertirse en una ventana abierta al mundo exterior. No me imagino más de un cuarto de siglo callado y sin poder lanzar irónica reflexión sobre tanto desaguisado que inunda nuestra sociedad.
Tuve que aprender a escribir entre líneas de forma irónica y acompañado siempre de la presunción, no fuera que a pesar de molestarse uno, alguien se enfadara. Y así “por defecto” la técnica evasiva ha quedado anclada en la columna semanal. Y en mi vida cotidiana, con claras excepciones, claro está.
Otros en cambio, más preparados y más listos se lo tomarán con filosofía y su currículo abarcará desde el descontrol de una pandemia, pasando por la mentira asesora para terminar presentándose como el mejor exponente a gestionar una comunidad autónoma. Y con amenazas de listas negras incluidas. El siguiente paso bien podría ser un asiento en algún consejo de administración…, ya se sabe, que algunos tanto sirven para un roto como para un descosido. Y de éstos hay muchos –de rotos y de aprendices a costureros-.
Más listos aún y con menos filosofía serán aquellos siempre presuntos agitadores, quienes pasan del jarabe democrático al acoso propio, según quien sea la víctima o el autor -presunta una o presunto otro- de la acción verbal. Son aquellos que de la asamblea hicieron su hogar y de lo público su negocio.
A diario nos la meten doblada como se diría coloquialmente, y aunque eso sí, en pequeñas dosis. De tanto en tanto –todo hay que decirlo-, nos la atizan bien fuerte para que las siguientes nos sientan como bálsamos. Y así es nuestro día a día. Ni los unos ni los otros, ni los demás. Y aprendes. Llega el momento en que sí, que te lo llegas a tomar con filosofía, y te prometes que en las próximas convocatorias ya no votarás a quien te prometa el oro y el moro, sino que serás más racional, más ecuánime, y sólo votarás a quien te prometa usar vaselina.
Al fin y al cabo, ya lo dice el refrán “prometer hasta bien meter, y una vez metido, nada de lo prometido”. Y el refranero es sabio, más que muchos de estos listillos actuales que nos gobiernan y que seguirán ahí, por los siglos de los siglos, aunque se hagan llamar republicanos.
PUBLICADO EL 7 DE ENERO DE 2021, EN EL DIARIO MENORCA.