IMAGEN DE LA NUEVA NORMALIDAD

 

El que nuestro careto salga publicado en las páginas de Es Diari es un incentivo para quienes, como yo –el burro delante para que no se espante-  estamos necesitados de un reconocimiento público para mejorar nuestra vida social.  Y qué mejor reconocimiento el que se le identifique a uno mediante una fotografía….  Otra cosa será que nuestros escritos tengan la suficiente  calidad como para enganchar  a la gente a su lectura.

Unos efectos colaterales de la pandemia ha sido precisamente la del des-reconocimiento facial.  De un día para otro, desconocemos la mayoría de las identidades que se esconden detrás de la máscara, que por imperativo legal debemos portar “atada y bien atada”.  Por decreto, dejamos de saludar a amigos y conocidos, y a su vez, seguro que saludamos a gente desconocida al haberlos confundido con los primeros.

Esta parece ser  la nueva normalidad que tanto nos anunciaron a bombo y platillo.  Vamos, que aquello de que cuando saliéramos de la pandemia no nos reconocería ni la madre que nos parió, tenía su parte  de verdad.  Ahora bien, hecha la ley, hecha la trampa. 

Y la trampa está en que empecemos a normalizar nuestras nuevas faces.  Así, en vez de reconocer a una persona por su boca, labios, bigote o nariz, deberemos acostumbrarnos a reconocerlo sólo por sus ojos, pelo, gafas y orejas – y sólo a quienes no se les haya crecido, curvado, expandido, por el uso de las tiras de las mascarillas-.  Además,  bueno será que nos acostumbremos a identificar la faz con el efecto mascarilla.

Vamos, que mejor imaginarnos el rostro de alguien con mascarilla para que así la base de datos de nuestro cerebro vaya agilizando su búsqueda.  Ya me imagino las fichas policiales y las fotografías del DNI  con mascarillas…

Y predicando con el ejemplo, me posiciono hoy en cambiar la fotografía que acompaña semanalmente mi columna en este espacio.  Al menos, este reconocimiento al que me refería al inicio del escrito, podrá verse paliado con el rostro actual.

De momento, inaugurará esta “nueva normalidad” una mascarilla lisa y de tela –con filtrado homologado, claro está-.  De perdurar más años esta moda de la mascarilla –convencidísimo de que sí- podríamos ir alternándola en otros escritos de años venideros con las quirúrgicas, fpp2, e incluso atrevernos con alguna discreta banderita –siempre que el Gobierno de turno no nos lo tenga prohibido-, y  para terminar,  si el tiempo lo permite, con las de algún logo o frase de moda.

Vamos, como la chaqueta de algún/a polític@.


PUBLICADO EL 28 DE ENERO DE 2021, EN EL DIARIO MENORCA.