Escribo esto horas antes de recibir la segunda dosis de la vacuna, no sea que los efectos secundarios me cambien mis principios y en vez de María, diga que la Mare de Déu és Joana. También lo escribo antes de que el Gobierno haya hecho pública su decisión sobre los indultos a los condenados por el ataque a la democracia en Cataluña.
Efectivamente, el indulto es una medida de gracia. Vamos, que al final uno se arrepiente de haber castigado sin ver la televisión a los hijos, y ante aquella súplica llorosa de que no lo volverán a hacerlo más, pues les perdonas. Pero, ¿quién se arrepiente? ¿Tú de haberlos castigado o ellos de haber obrado mal? ¿O ambos?
Ibas equivocado. Nadie se arrepiente. Tú, aceptas relajar la tensión para que no te amarguen la tarde, y ellos, conocedores de tus debilidades, ponen ojitos de cordero degollado. Y claro, ellos ganan. La diferencia con los catalanes condenados por el ataque a las normas democráticas es bien distinta.
Pedro Sánchez es quien pone los ojos de cordero degollado y los penados los de que reincidirán. Y aun así, al parecer los argumentos juegan a favor de los encarcelados. Vamos, una posible bajada de pantalones, calzoncillos, bragas y tangas en toda regla.
Por una vez entiendo la posición y el argumento de Sánchez Pérez-Castejón. Si el encarcelamiento de los presos catalanes no logra que éstos cambien de opinión sobre el acto sedicioso, ni que los independentistas se hagan constitucionalistas, ¿por qué mantenerlos castigados si con ello no van a conseguir que éstos dejen de hacer ilegalidades?
¿Va a indultar también a los narcotraficantes? Vamos, que por la misma regla de tres, si por encerrar a algunos narcotraficantes no se consigue asustar al resto de ellos para que no delinquen, ¿por qué castigarlos si no se consigue erradicar el tráfico de drogas?
¿Habrá valorado Iván Sánchez, que con esta decisión lo único que conseguirá será dar alas al independentismo sabedor de que sus ilícitas acciones no tendrán reprimenda penal? Vamos, que han ganado la batalla. Y camino están de ganar la guerra. ¡Y los que vendrán después!
Pedro Sánchez no es tonto, sino todo lo contrario. ¿Logrará romper la unidad del independentismo con sus maniobras? ¿Facilitará que se independicen mientras él pueda seguir siendo presidente del resto de España?
Lo único cierto, es que ha conseguido lo que pocos hubieran augurado: que alguien pudiera superar a Zapatero.
Al menos, saber copiar y pegar le ha servido de algo.
PUBLICADO EL DIA 3 DE MAYO DE 2021, EN EL DIARIO MENORCA.