Austria ya ha avisado. España, lo desmiente. Ahora solo falta que salga Fernando Simón y nos diga que serán cuatro chispazos de nada. Y lo bueno del caso es que la excusa que da la ministra Ribera es que el suministro de la electricidad está asegurado -y eso que dependemos de otros países- y que, tras el reciente acuerdo con Argelia, también tenemos el gas garantizado -le hubiera faltado añadir “atado y bien atado”-.
Lo
cierto es que cuando el gobierno actual desmiente algo, suele ocurrir todo lo
contrario. Y en el caso del apagón que “presuntamente” nos viene, hay muchas
posibilidades de que acabe llegando. Y luego, pues lo conocido: Lloros, estados
de alarmas inconstitucionales, merma de derechos, represión y, sobre todo,
pobreza.
Nos
pasó lo mismo con la pandemia. Austria ya
avisó en el año 2017 de una posible pandemia.
Y no fue tan sólo Austria la que avisó, no. Sin ir más lejos, en 2019 el Ministerio de
Defensa de España publicó el Cuaderno de Estrategia 203 del Instituto Español
de Estudios Estratégicos, con el título “Emergencias pandémicas en un mundo
globalizado: amenazas a la seguridad”. Y
aun así nos cogen en pelotas y sin mascarillas.
No
serán mascarillas las que faltarán no.
Lo que faltará en esta futurible crisis globalizada serán: generadores
de electricidad, alimentos no perecederos, radio a pilas, agua potable,
electrodomésticos a gas, linternas, cerillas y, sobre todo, dinero en efectivo.
Y mucha tinta.
Sí,
mucha tinta, porque el homólogo energético de Simón no podrá aparecer en el
plasma de nuestros hogares. Ni el
triunvirato de cabecera. ¿Quién y cómo
alertará a la población de las normas establecidas por el gobierno de
turno? ¿Cómo nos advertirán del
racionamiento de los víveres, de las subvenciones y ayudas por el cierre de
comercios? ¿Saben los señores del
Gobierno que si no hay información -aunque ésta sea engañosa- la reacción del
pueblo puede ser peligrosa? ¿Volverán las octavillas, los periódicos en papel, los
teléfonos por línea, el correveidile mediante estafetas…?
Y
volverán viejos fantasmas como la compra usurera en mercados exteriores. ¿Facilitará el gobierno de turno mediante
intermediarios afines, la compra de maquinaria generadora de electricidad a
desorbitados precios y comisiones? ¿Sabremos reaccionar ante el hipotético
aumento de precio de las demás fuentes de energía?
¿Habrá
emprendedores que empiecen a acumular productos? ¿Y las autonomías?