El dicho “qui dia passa, any empeny” parece
denominador común en el personal político que gestiona la administración,
llámesela a ésta local, autonómica, estatal o incluso internacional. Qui dia passa any empeny, pero en
peyorativo. No es que vayamos
resolviendo los problemas mientras van surgiendo, sino tapándolos bajo la
alfombra y esperando que el olvido, la desidia, la impotencia hagan el resto.
Lo vemos diariamente en Menorca. El Consell ahora no puede autorizar las 21 licencias
temporales de VTC previstas para este verano, sencillamente porque no llegan a
tiempo, reclamaciones incluidas. Sant
Lluis salva in extremis -gracias a la Demarcación de Costas- los amarres y
fondeos en su costa, por la inoperancia de su administración en ejercicios
pasados. La carretera general
Mahón-Ciutadella, vuelve a ser noticia en su enésima publicidad de retomar las
obras. Ya no digamos si hablamos de
empleo, desempleo y gente sin interés de trabajar. ¿Por qué necesitamos gente externa si tenemos
aquí suficiente personal -y con vivienda- para ejercer las vacantes de
verano? Y así, una larga lista…..
España empeora por momentos, pese a las cosas
chulísimas que hace nuestro líder -que dice trabajar sólo para la mayoría- y el
gran equipazo que lidera. La gasolina y
la electricidad desgastan nuestros bolsillos, mientras los productos adelgazan
de peso y aumentan de precio, aunque eso sí, culpa la guerra de Ucrania. ¿Cuándo se atreverán a decir “culpa la
invasión rusa”? Y ya no digamos el adoctrinamiento encubierto de la nueva ley
educativa. Y la privatización de las
pensiones. Y por no decir de la
disminución del número de parados, pero sin que se note en las altas a la
SS. ¿Acaso, en noviembre, el número de
parados sumados a los ERTEs y a los fijos discontinuos no será el mismo o
superior al número anterior de parados?
Internacionalmente vemos que la democracia sólo
sirve para imponerse sobre los pobres. Un Consejo de Seguridad con un poder de
veto de sólo cinco países no es una ONU democrática. Mientras, Rusia es intocable. Así lo demuestran diariamente al tratar de
llegar a acuerdos con Putin y de no mancillar el nombre de Rusia. La ambigüedad del Papa Francisco con el
conflicto creado por Rusia, también es preocupante. ¿Nos habremos equivocado de bando quienes
apoyamos a los ucranianos? ¿Será verdad
aquello de que “vinieron los sarracenos y nos molieron a palos, que Dios ayuda
a los malos cuando son más que los buenos”?
Lo dicho, unos gestores mejorables.
PUBLICADO EL 16 DE JUNIO DE 2022, EN EL DIARIO MENORCA.