UNA CALLE PARA AGUSTINA ZARAGOZA

Inmersos como estamos en la memoria histórica y el papel de la mujer en términos de igualdad, sería bueno preguntar a las nuevas generaciones que nos sucederán y que nos pagarán el sustento en los años que nos restan de vida si saben quien fue y qué proezas hizo Agustina Raimunda María Zaragoza Doménech.

No estaría de más que una vez conozcan su vida y sus hechos, trabajaran en identificar cuántas calles, plazas o edificios están dedicados a su memoria, y cuántas efigies de ella pueden encontrar a lo largo y ancho del territorio español. Es de suponer que pocas….

Tampoco es cuestión de quitar el nombre de uno para colocar otro. Parla ya ha sustituido el nombre de Lope de Vega del edificio de las Antiguas Escuelas para ponerle el de Almudena Grandes. O de unirlo a los ya existente como le ha ocurrido a la estación de Atocha. Hay suficiente obra nueva como para no tener que desvestir a otras santidades.

Zaragoza Doménech nació catalana y murió en Ceuta. A lo largo de su vida se trasladó por varias ciudades españolas acompañando a sus maridos en sus diferentes destinos militares. Y una de estas paradas itinerantes fue precisamente Mahón. ¿Se imaginan que nuestro ayuntamiento dedicara una calle, un edificio o una estatua, como homenaje a aquella heroína que algún día debió pasear por las calles de nuestra ciudad?

Pero la heroicidad de Agustina Zaragoza no está tras la mano de sus maridos. Su proeza es solo suya. Su mérito, sus penurias, sus gratificaciones, van a su nombre.

¿Cuántas mujeres de su tiempo y cuántos hombres y mujeres del nuestro tendrían la valentía que tuvo ella al realizar sus hazañas? Si bien es cierto que no escribió novela alguna, sí fue protagonista de la escrita por su hija Carlota Cobo. Su título “La ilustre heroína de Zaragoza o la célebre amazona en la Guerra de la Independencia” ya lo dice todo.

Entiendo que los valores que ella encarnó – y que la hicieron digna del heroísmo y reconocimiento patrio- no se llevan hoy en día. Y no es que no se lleven, sino que incluso se combaten. Sin duda este puede ser un punto negativo para que le hiciera un reconocimiento en la ciudad por la que a principios de siglo XIX debió pasear entre sus callejones y plazoletas.

Otro de los puntos polémicos sería en cuanto a su nombre, si en catalán o en castellano, no tiene porqué ser problema: Agustina Zaragoza o Agustina Saragossa, o simplemente llamándola Agustina de Aragón – o d’Aragó-.

Y si no, más fácil, dedicarlo a la novela de su hija Carlota.


PUBLICADO EL 16 DE DICIEMBRE DE 2022, EN EL DIARIO MENORCA.