O, mejor
dicho, de desgracia en desgracia. Unos
dirán que a España le faltan valores.
Llegado a este punto creo más bien que España sí que tiene valores, pero
que son más bien unos antivalores. O
unos valores anti-España, que también podría ser. Y es que claro, desaprovechar el triunfo
mediático de la Roja femenina, da mucho que pensar.
Está claro
que lo que hizo Rubiales en la ceremonia es impresentable. Y censurable. Pero que se haya hecho más eco mediático del
machismo de un personaje que de la proeza de unas jugadoras que consiguieron la
copa mundial, es para pensárselo. Y ya con nombre propio, el Kiss-gate.
Rubiales es
hijo de un exalcalde socialista. Pero
eso nada tiene -o tendría- que ver con su comportamiento. No quiero imaginarme cómo hubieran actuado
los medios de comunicación si su padre hubiera sido de VOX. Pero eso es harina de otro costal. Como también lo son las imágenes que
actualmente recorren las redes sociales en las que dos mujeres llamadas
“progres” en su momento dieron morreos o tocaron las “partes” a personal
masculino. ¿Qué hubiera ocurrido si en
aquel momento los sorprendidos hombres hubieran denunciado un posible abuso?
¿Se les hubiera tratado mediáticamente de igual forma? ¿O todo lo contrario?
Y la
desgracia no es que Rubiales hiciera de las suyas, no. La desgracia de España es otra. No voy a decir que son sus dirigentes, porque
me dirán, y con razón, que la democracia es la suma de votos, aunque aquí no
todos los votos valgan lo mismo. Y es
cierto. Tanto lo uno como lo otro.
Mientras
mantenemos a Rubiales en la polémica, España – o Sánchez, que ya es lo mismo-
empieza a negociar la salida de Cataluña.
No de Cataluña de España, sino de España de Cataluña. Ojo al dato.
Vamos, que es como el hijo que se quiere independizar, y los padres le rehabilitan
la casita de invitados para su uso y disfrute. Adosado a la casa principal, y con acceso
independiente. Y lo más importante, con
derecho a comida, lavandería, cochera, piscina y wifi. Pero Cataluña no es hija
única, aunque sí una hija de papá.
Vamos, la niña de sus ojos.
Y mientras
las campeonas desconectaban en Ibiza, la joven cadete Aitana Díaz se proclamaba
campeona del mundo en Judo y María Pérez doble campeona mundial de marcha
atlética. Sin ruido, sin necesidad de
levantar polémicas y por desgracia, sin tanto reconocimiento público y
mediático. Enhorabuena a todas.
Por cierto,
la gasolina y el aceite siguen subiendo, por si no se han querido dar cuenta.
PUBLICADO EL 31 DE AGOSTO DE 2023, EN EL DIARIO MENORCA.