Dirán que
es la crispación del momento. Un momento
que es demasiado largo, contraviniendo la definición misma del término. Más que crispación es división, enemistad
manifiesta, ganas de imposición y aniquilación del pensamiento contrario. Auspiciado por los unos y consentido por los
otros. En definitiva, el odio a quien
piensa diferente se agrava. Y como
siempre, más escorado hacia un lado que del otro.
Lo vemos y
vivimos día sí, día también. Calificaciones e insultos de fascista o de filonazi
para referirse a quien dice hablar menorquín en vez de catalán, a quien piensa que
Menorca es española y que lo de los países catalanes es un invento manipulado
por parte de cierta clase de la sociedad catalana y afines, es prueba
suficiente de ello.
El sábado pasado,
las redes sociales se hacían eco del fallecimiento de Xavier Gabriel. Era el propietario y fundador de la Bruixa
d’Or de Sort. Multitud de comentarios
acompañaban la noticia. Por suerte, al
principio, la mayoría de ellos lamentaban el fallecimiento y así lo hacían
saber. Pero fue solo al principio. Llegó el momento que aparecieron en las redes
los fanáticos de turno. Aquellos que no
le perdonaron que, tras el golpe de estado del 1 de octubre, decidiera
trasladar sus empresas fuera de Cataluña. Decir que se sentía español y que amaba
Cataluña, no gustó a una parte de la sociedad catalana. Y ahora se lo
recordaban.
Se lo
recordaban alegrándose de su muerte. Llegaban
incluso a mencionar el karma como motivo de su desaparición. ¿Será catalán el karma? ¡Y además
independentista!, añadiría. Y es
triste. Muy triste ver el poco valor que
se le da a la vida de una persona por parte de sus enemigos. Enemigos sólo por pensar de forma diferente
¡vaya por Dios!
La sociedad
está enferma. Enferma de odio y de
rencor. De mentiras y engaños. De rabia. De fanatismo ideológico, religioso,
sectario y mezquino. Y no hay médicos ni
medicinas capaces de devolver la cordura a tanto tarado mental existente. Ni a sus provocadores. Porque, que quede también claro, no hay
enfermedad sin provocación previa.
Y en este
caso que nos ocupa, los titulares de la provocación son de todos
conocidos. Sus fotografías y sus
biografías están en todas las redes sociales y medios de comunicación. Y están, como no podía ser de otra forma, en
nómina de la sociedad misma. Esta
sociedad en la que todos, algunos más que otros, somos accionistas. Y pagamos con los impuestos.
Y las
marionetas siguen moviendo sus brazos y bocas.
PUBLICADO EL 10 DE AGOSTO DE 2023, EN EL DIARIO MENORCA.