Y con cinco
céntimos, para ser más exactos. La cifra
asusta a primeras. También hay que decir
que cuando compruebas que son euros y no parados, la cosa se relaja. Hasta un cierto punto, claro.
La noticia me llegó
vía Internet, email incluido. A primeras
no le di demasiado crédito por aquello de que algunas informaciones de Internet
son como algunos políticos en campaña,
pero esta vez había un dato determinante.
Para los incrédulos nos remitía concretamente al Boletín Oficial de la Junta de Andalucía. Y allí que vamos.
Enero del año en
curso, publicación de los acuerdos de
fecha 27 de diciembre del pasado año, tomados por el Consejo de Gobierno de la Junta de Andalucía. Entre ellos, se autorizaban
una serie de subvenciones para planes de formación, y los
correspondientes etcéteras etcéteras propias del lenguaje administrativo.
Y uno se alegra que
el acuerdo llevara fecha del veintisiete y no llegara al veintiocho, que
aquello podría haber sido peor. Y los acuerdos
publicados llegan hasta el número de ocho.
Y bien repartidos. Repartidos
entre tres, claro. Empresarios y dos
sindicatos. Los empresarios con más de cuarenta millones de euros, y los
sindicatos, con menor cuantía , uno de ellos casi alcanza los veinte millones y
el otro casi los treinta. ¡Casi nada!.
Y casi nada es la
cifra a quienes van dirigidos estos cursos.
La cifra alcanza a casi noventa
mil alumnos. O al menos así queda
publicado en el BOJA número 7 del año actual.
¡Como si la culpa de no encontrar empleo fuera por falta de formación!.
Puestos a ejercer de
matemáticos, las cuentas no salen. Si
estos noventa millones se hubieran
repartido entre los alumnos y sin beneficio alguno para los
intermediarios, sólo llegaba a mil euros por cabeza. Un televisor, un teléfono
móvil y algún viaje de fin de semana, y los mil euros ya han volado. ¡Aunque eso sí, el comercio lo agradece!. En
cambio, si estos noventa millones se reparten como sueldo mileurista, sólo hubieran
mantenido a los parados menorquines
durante un año. Y sin paga
extraordinaria. Pero bueno, eso ya
empieza a ser normal. ¡Además, la extraordinaria viene de una ley franquista!. Y además, Menorca de momento, tampoco es
andaluza.
Noventa millones
gastados. Bien o mal, ya es otro
tema. Y lo que no se publica en ninguno
de los boletines oficiales es qué ocurre con aquellos miles de alumnos con los que se han gastado millonadas en su
formación. ¿Cuántos de estos miles de
alumnos, y que no sean acusados de
nepotismo pasivo, han conseguido un empleo después de realizar un curso
formativo?. Pero bueno, llega el momento de poner el cierre.
Y cierro porque no
me conteste alguien de la Junta de Andalucía y me
señale con el dedo y me acuse de ser balear.
Hoy en día el ser balear ya no se asemeja a un privilegiado de sol y
playa. Otros casos nos sobrevuelan, con duques, “presis” y demás implicados –por no decir imputados-. Presuntos, claro.
Pero también podrían
llamarme catalán, por aquello de la proximidad geográfica e intelectual de algunos y acusarme
de ser uno de estos invitados no
revelados que formaban el sequito centenario de Arturo Mas en su viaje a Rusia
y con suite de a casi dos mil euros la noche.
¡Y para que luego digan que los catalanes son tacaños!.
Y Mariano Rajoy y de
Guindos, continúan diciendo que el rescate no es necesario. ¿Y
cómo nos van a rescatar con lo que gastamos?. Ya lo venía a decir Zapatero en su primer
recorte a los funcionarios. En el mismo
BOE que se publicaba el primero de los recortes, a unas hojas de diferencia,
venía publicada una subasta para remodelar el bar de sus señorías. ¡Y por diez millones de las antiguas
pesetas!. Y es que claro, sus señorías
son sus señorías…
Como el Lehendakari
vasco al que las leyes de su gobierno
le han asegurado una pensión envidiable
por sólo ejercer el cargo durante tres años.
¡Que si llega a ejercer cuatro, no digamos!.
Por si acaso, por
aquello del lenguaje diplomático de que cualquier negación esconde una afirmación, por si por mucho no pedir el rescate el barco
llega a naufragar, uno ya ha adelantado sus compras navideñas, o al menos el de
la cena de Navidad. Y como la
imaginación aún no cuesta, y en Internet va todo incluido, ya me han servido el
menú navideño. Una langosta.
Una peculiar
langosta. Seguro que Arturo Mas y su
sequito no la tomaron tan suculenta en aquellas tierras rusas. Allí, ensaladilla y poco más. Con acento, claro.
Que aprovechen.Y con cinco
céntimos, para ser más exactos. La cifra
asusta a primeras. También hay que decir
que cuando compruebas que son euros y no parados, la cosa se relaja. Hasta un cierto punto, claro.
La noticia me llegó
vía Internet, email incluido. A primeras
no le di demasiado crédito por aquello de que algunas informaciones de Internet
son como algunos políticos en campaña,
pero esta vez había un dato determinante.
Para los incrédulos nos remitía concretamente al Boletín Oficial de la Junta de Andalucía. Y allí que vamos.
Enero del año en
curso, publicación de los acuerdos de
fecha 27 de diciembre del pasado año, tomados por el Consejo de Gobierno de la Junta de Andalucía. Entre ellos, se autorizaban
una serie de subvenciones para planes de formación, y los
correspondientes etcéteras etcéteras propias del lenguaje administrativo.
Y uno se alegra que
el acuerdo llevara fecha del veintisiete y no llegara al veintiocho, que
aquello podría haber sido peor. Y los acuerdos
publicados llegan hasta el número de ocho.
Y bien repartidos. Repartidos
entre tres, claro. Empresarios y dos
sindicatos. Los empresarios con más de cuarenta millones de euros, y los
sindicatos, con menor cuantía , uno de ellos casi alcanza los veinte millones y
el otro casi los treinta. ¡Casi nada!.
Y casi nada es la
cifra a quienes van dirigidos estos cursos.
La cifra alcanza a casi noventa
mil alumnos. O al menos así queda
publicado en el BOJA número 7 del año actual.
¡Como si la culpa de no encontrar empleo fuera por falta de formación!.
Puestos a ejercer de
matemáticos, las cuentas no salen. Si
estos noventa millones se hubieran
repartido entre los alumnos y sin beneficio alguno para los
intermediarios, sólo llegaba a mil euros por cabeza. Un televisor, un teléfono
móvil y algún viaje de fin de semana, y los mil euros ya han volado. ¡Aunque eso sí, el comercio lo agradece!. En
cambio, si estos noventa millones se reparten como sueldo mileurista, sólo hubieran
mantenido a los parados menorquines
durante un año. Y sin paga
extraordinaria. Pero bueno, eso ya
empieza a ser normal. ¡Además, la extraordinaria viene de una ley franquista!. Y además, Menorca de momento, tampoco es
andaluza.
Noventa millones
gastados. Bien o mal, ya es otro
tema. Y lo que no se publica en ninguno
de los boletines oficiales es qué ocurre con aquellos miles de alumnos con los que se han gastado millonadas en su
formación. ¿Cuántos de estos miles de
alumnos, y que no sean acusados de
nepotismo pasivo, han conseguido un empleo después de realizar un curso
formativo?. Pero bueno, llega el momento de poner el cierre.
Y cierro porque no
me conteste alguien de la Junta de Andalucía y me
señale con el dedo y me acuse de ser balear.
Hoy en día el ser balear ya no se asemeja a un privilegiado de sol y
playa. Otros casos nos sobrevuelan, con duques, “presis” y demás implicados –por no decir imputados-. Presuntos, claro.
Pero también podrían
llamarme catalán, por aquello de la proximidad geográfica e intelectual de algunos y acusarme
de ser uno de estos invitados no
revelados que formaban el sequito centenario de Arturo Mas en su viaje a Rusia
y con suite de a casi dos mil euros la noche.
¡Y para que luego digan que los catalanes son tacaños!.
Y Mariano Rajoy y de
Guindos, continúan diciendo que el rescate no es necesario. ¿Y
cómo nos van a rescatar con lo que gastamos?. Ya lo venía a decir Zapatero en su primer
recorte a los funcionarios. En el mismo
BOE que se publicaba el primero de los recortes, a unas hojas de diferencia,
venía publicada una subasta para remodelar el bar de sus señorías. ¡Y por diez millones de las antiguas
pesetas!. Y es que claro, sus señorías
son sus señorías…
Como el Lehendakari
vasco al que las leyes de su gobierno
le han asegurado una pensión envidiable
por sólo ejercer el cargo durante tres años.
¡Que si llega a ejercer cuatro, no digamos!.
Por si acaso, por
aquello del lenguaje diplomático de que cualquier negación esconde una afirmación, por si por mucho no pedir el rescate el barco
llega a naufragar, uno ya ha adelantado sus compras navideñas, o al menos el de
la cena de Navidad. Y como la
imaginación aún no cuesta, y en Internet va todo incluido, ya me han servido el
menú navideño. Una langosta.
Una peculiar
langosta. Seguro que Arturo Mas y su
sequito no la tomaron tan suculenta en aquellas tierras rusas. Allí, ensaladilla y poco más. Con acento, claro.
Que aprovechen.
PUBLICADO EL 11 NOVIEMBRE 2012, EN EL DIARIO MENORCA.