QUIEN NO LLORA, NO MAMA.


La actualidad de esta semana  conlleva, sin duda alguna, noticias sobre  la huelga general.  Intentaré no posicionarme en cuanto a ella, aunque la tentación está presente.  Evadir el tema es fácil, máxime cuando los titulares, telediarios y demás formas de expresión, desbordan comentarios para todos los gustos, colores y sabores.

Y hacer hincapié, también.  Nunca he entendido como en  una sociedad como la nuestra, que se mueve por intereses personales y poco más, seamos capaces de perder sueldos en una jornada testimonial de protestas.  Comprendería que el sector público se paralizara para conseguir  prebendas, pero no entiendo en que se beneficia un trabajador de los Altos Hornos en cerrar la producción de un día, cuando la protesta nada tiene que ver con la empresa ni con su empresario.  ¿Qué presión puede hacer un trabajador de una fábrica textil o el de un supermercado, sobre  la política económica de un Estado? O tal vez sí.  Si no el trabajador, sí el empresario.

Otra cosa serán las manifestaciones, donde amén de las guerras de cifras, el efecto visual puede dar a entender el posicionamiento de una parte de la sociedad. Un referéndum sin coste alguno.  Es más, en la huelga no participan ni los desempleados, ni los jubilados, ni quienes estén en situación irregular.  Y la gente empieza a aprender de tanta manipulación.  ¿Por qué perder el salario de una jornada para una mera demostración testimonial? ¿O acaso no es eso?

Y los pulsos se ganan de otra forma.  Y nos lo han demostrado con los desahucios.  Culpan al Gobierno, pero quienes rectifican son las entidades bancarias. ¡Incluso antes de que el Gobierno decida!.  Pero las rectificaciones suelen pecar de injustas. ¿Acaso si no hubiera defenestrados por medio, hubieran rectificado?.  ¿Si se hace suficiente presión se logran objetivos que de otra forma no se lograrían? Si ahora es injusto ¿no lo era ya cuando aprobaron la Ley Hipotecaria?.  ¿O es que rectifican por las presiones, pero no por la injusticia? ¿De ser así, no seguirá siendo injusto con el resto de hipotecados?

Y ello es mala premisa.  Condiciona muchas actitudes.  De siempre es conocido el refrán de que “quien no llora, no mama”. Y sus variantes.  En la práctica hay mucho llorica y otro tanto que mama.  Y los hay aún quienes suspiran con el factor justicia del dirigente.  Depende eso sí, del carácter de uno.  Y del otro.

Y si la crisis la crearon los negocios bancarios, los especuladores y nuestros socios comunitarios y demás ¿por qué no dirigir nuestras acciones hacia este sector?  En vez de perder un día de salario, ¿por qué no retirar los pocos ahorros que tengamos de las cuentas bancarias?  ¿Acaso no creen que esta minúscula y barata acción no daría mejores resultados?

La ley de la oferta y de la demanda, queramos o no, funciona.  Y en esto se basan las economías modernas.  Los productos chinos invaden nuestras vidas.  No de ahora sino desde hace ya tiempo.  Tanto, que no hay búsqueda de una compra online que no te dirija hacia una página residente en el continente asiático. Y no tan sólo esto, sino que muchos empresarios españoles trabajan con mano de obra en China. ¿Por qué no dejamos de comprar productos fabricados fuera de nuestras fronteras?  ¿Por qué no dejamos de utilizar servicios que se nos ofrecen desde el exterior? ¿Por qué lo fabricamos en Asia y lo hacemos entrar desde África?

Sencillamente porque nadie se ha preocupado en vendernos dicha consigna.  ¿Por qué nos alarmamos ahora –políticos  incluidos- por la publicación de los complementos salariales de unos ex mandatarios, si fueron ellos mismos  los que la aprobaron?   Por lo visto, llorones hay muchos.  Y de mamones, también.

Y hasta ahora no hemos dicho nada.  El dinero abundaba y los préstamos corrían.  ¿Por qué seguir gastando medio millón de euros en una página web a la que pocos accederán?. ¿Por qué viajar a Rusia con ciento y uno más y  dormir por casi dos mil euros la noche?   Y nadie para nada.

 Ahora se paran los impagados, y por ende se cerrarán los créditos. ¿Qué entidad bancaria firmará hipotecas si no puede embargar por impagos? ¿Acaso será el Estado quien avale las hipotecas? ¿Seguiremos rescatando a las entidades bancarias con nuestros impuestos?
Y nadie para nada. 
O todos para todo.  O todos para nada. 
Vaya, ya me he liado.   Aquí me paro.

PUBLICADO EL 16 NOVIEMBRE 2012, EN EL DIARIO MENORCA.