O
al revés, nación y territorio. Y es que
de momento –todo llegará- no se concibe una nación sin un territorio. Llegará el momento que crearemos virtualmente
naciones y territorios donde ubicar parte de nuestras vidas. La nube deja ancladas muchas de nuestras
historias, los paraísos fiscales algunas de las fortunas y de momento poco
más.
Cataluña
viaja en un tren sin freno y cuesta abajo.
Madrid espera al estilo gallego.
Uno ya no sabe si a última hora el tren se detendrá, si subirá alguna
cuesta y aminorará la velocidad, si los frenos funcionarán a último momento, o
si la onda expansiva nos salpicará a todos o sólo a unos cuantos. La solución, más adelante.
Lo
cierto es que nadie cree que el Gobierno central envíe tropas para persuadir a
los catalanes o a unos millones de ellos.
En cambio, somos muchos los que creemos que culpa estos catalanes
perderemos todos. Si se independizan,
porque España volverá a tiempos de la 1ª República con gobiernos cantonales por
diestro y siniestro –incluso Cartagena quiso ingresar como un estado más de los
EEUU-. Si no se independizan, porque el coste será muy caro e insolidario
hacia el resto de España. Pero hay más.
Según
los catalanes, España no tiene porqué decidir por ellos. Y entonces, la pregunta del millón, ¿qué
territorio abarcaría esta nueva nación? ¿Las cuatro provincias catalanas o
simplemente las que voten mayoritariamente a favor de la independencia, siempre
que se llegara a votar? ¿Si, por ejemplo, Tarragona no estuviera por la
independencia, la democracia de Mas y sus correligionarios, obligaría a
Tarragona a permanecer en esta nueva nación?
¿Y
qué pasaría con los territorios insulares a los que ellos llaman “nostres illes”? ¿Quedaríamos anexionadas
a Cataluña y a los negocios de estos mandatarios, por decreto soberanista de
doscientos participantes en la V? ¿Volveríamos a ser moneda de cambio?
¿Volverá
Utrera independizarse de Sevilla, Coria de Badajoz y Betanzos de La Coruña? La historia es una asignatura demasiado
olvidada, seccionada y manipulada en el sistema educativo así como en la
sociedad. Pocos serán quienes recurran a
lo ocurrido en aquella primera intentona de república española. Otros muchos, quieren negar y olvidar las
atrocidades y arbitrariedades efectuadas por los gobiernos de la 2ª
república.
¿De
verdad queremos tentar una tercera república impulsada por cuatro
terratenientes y banqueros catalanes?
Tal
vez, deberíamos ser los españoles
quienes votáramos para echarlos a ellos.
PUBLICADO EL 18 DE SEPTIEMBRE 2014, EN EL DIARIO MENORCA.