UN PASO AL LADO

De cada vez me gustan menos los protagonismos.  Más que protagonismos, los personalismos.  El “yo” y siempre “yo” lo relaciono con dictaduras.  El mando y ordeno porque sí - o porque las urnas así lo permiten- pienso que es un paso atrás en cuanto a las demandas que la sociedad  exige de los elegidos.

Y no un paso atrás, sino al lado –eso que quede bien claro- es lo que dijo el destronado rey Arturo.  Aferrarse a un cargo como lo hizo él, dice mucho de uno mismo.  Jugó fuerte, pero no calculó la fuerza contraria.  O al menos, pensó que los demás eran como él. Y no.  La CUP no tuvo personalismos que quisieran una silla a cambio de un voto.  Su promesa de no aupar a la presidencia de la Generalitat a Mas, se cumplió.  Con Mariano  le pasó un tanto de lo mismo.  El chantaje económico  -y de insolidaridad- con España también le pasó factura.

Arturo es de los que mueren matando.  La CUP morirá con la satisfacción del deber cumplido. Mariano está en la UVI  -y en estado crítico-, y  no tan solo por el incidente con Arturo,  sino  también por la buena resolución de la crisis económica con fórmulas no tan magistrales.  Nos salvó del infarto, pero no previó los efectos secundarios del tratamiento.  Y así estamos.  Así está.

Pedro y Pablo, nombres bíblicos, también me suenan a protagonistas.  Y otra vez más, aparece la sospecha del personalismo.  “Un futuro para la mayoría”  sigue latiendo en la memoria de la campaña.  Es como imaginarse una tarta de cumpleaños con bizcocho, merengue, zanahoria hervida,  nata, alcaparras y acelgas al dente,  todo ello decorado con  setas y huevos crudos.

Pero no todos pasarán noche en una sala de urgencias hospitalarias.  Hay mucha mano que se esconde tras tirar la piedra.  Y de cada vez, más. 

Atrás quedaron los chaqueteros y camiseros.  La nueva política cambia carteras por mochilas.  Habrá que estar atentos, pues.  Dentro de poco volverán a salir víctimas de políticas proscritas.  Y de profesión: bailarinas.  Bailarinas políticas, claro.

Es el momento de dar un paso atrás.  Dejar que se estrellen juntos.  Que nos estrellemos juntos, en esta nave sin maquinista, sin frenos y en tramo descendente.  Pero al menos, que seamos capaces de elegir el asiento potencialmente con  menos tasa de mortalidad.


Un paso atrás, para que en el tiempo que quede de legislatura –de dos meses a dos años, no más- los hechos pongan a cada cual en su sitio, los tratamientos den sus resultados y que las morgues se vayan llenando de cadáveres  políticos.


PUBLICADO EL 14 ENERO 2016, EN EL DIARIO MENORCA.