Aunque desconocidas para la mayoría de nosotros, las islas de
Tierra y de la Mar existen. Y, para sorpresa de muchos, siguen siendo
españolas. Por ahora, al menos. Forman,
junto con el peñón de Alhucemas, el archipiélago de las islas Alhucemas. Hasta
aquí, todo dentro de la normalidad. O, al menos, según los estándares
españoles.
Quizá precisamente por eso, por llevar la etiqueta de “made
in Spain”, estas islas han saltado a la actualidad en las últimas semanas.
Aunque más que noticia, ha sido un malentendido viral. Un bulo, vamos. Una fake- new, como
dirán los esnobs.
Se dijo que se habían arriado las banderas españolas en ambos
islotes, sin comunicado oficial, sin explicación, sin nada. Un “no sabe, no
contesta”. Aunque en este caso: “sí sabe, pero no contesta”. ¿Diplomacia o
astucia?
Eso sí, cuando por fin se despejó la niebla informativa, la
historia resultó bastante más sencilla. Las banderas ni se arriaron ni se
izaron. Porque, simplemente, nunca se izaron. Por causas meteorológicas, parece
ser. Del viento, dicen. Así que,
aplicando alguna ley de física: lo que no se iza, no se puede arriar. Y punto.
Pero lo preocupante aquí no es la bandera, sino el origen del
bulo. ¿Vino desde Marruecos? ¿Fue un globo sonda desde algún despacho en la
Moncloa? ¿Algún servicio de inteligencia extranjero haciendo puntos? ¿Trump
estaba informado? ¿Estamos ante un nuevo episodio estilo Perejil? ¿Funcionará
la pinza Marruecos-Francia?
Curiosamente, el rumor apareció justo cuando medio país
estaba de vacaciones. Y el otro medio practicando la siesta. ¿Coincidencia? ¿O
estrategia? ¿Otra cortina de humo?
Lo cierto es que la relación con Marruecos nunca ha sido
fácil, y rara vez hemos salido beneficiados. Y si además se suman otros actores
–como Francia, o EE.UU.–, la cosa se complica aún más.
No hay que olvidar que ya en los años setenta se barajaron
fórmulas para ceder Melilla, y aplicar a Ceuta un estatus especial al estilo de
Tánger. Así que ciertos movimientos actuales, aunque inquietantes, no son del
todo nuevos. Todo es cuestión de tiempo. Y, sobre todo, de política. O, mejor
dicho: de políticos. Y si es con título universitario homologado, sellado y
rubricado, mejor.
Eso sí, hay quien puede dormir más tranquilo. Y no me refiero al matrimonio con Iglesias,
sino con Canarias, por ejemplo. Canarias
tiene el comodín llamado La Mareta. Mientras esté disponible para las
vacaciones de nuestro amado líder, las islas podrán sentirse relativamente
seguras. Porque si hay algo que ha demostrado el marido de la Begoña es su gran
capacidad para resistir. Y de disfrutar resistiendo.
PUBLICADO EL 4 DE SEPTIEMBRE DE 2025, EN EL DIARIO MENORCA.