ACOMPAÑANTE DE ALQUILER

 

Aunque el título de la columna de hoy pudiera llevar a alguno a pensar en los habituales enredos de ciertos personajes sanchistas con sus “sobrinas” y en el generoso dinero del erario que aparece misteriosamente en esas historias, juro —como si de un político en campaña se tratara— que nada tiene que ver.  Y es una pena, porque esas historias al menos tienen morbo y un final previsible: todos imputados, nadie condenado y todos recolocados.

El título de hoy es debido a la coincidencia en una parada de autobús con un autoproclamado “crítico medioambiental”. O así al menos se hace llamar, con ese aire de superioridad de quien dice ser “progre” y parece tener acciones en Greta Thunberg S.A. El hombre repartía a diestro y siniestro, atacando la movilidad, los residuos y cualquier cosa que se moviera o dejara de moverse.

Una “área de aportación cerrada de residuos” situada enfrente, encendió la mecha. Era -y sigue siendo- lo contrario de lo que prometía. Vamos, que de cerrada nada, parece más bien una jornada de puertas abiertas

Del basurero pasamos a los aparcamientos: saturados, inexistentes, abusivos. El menú habitual. Que si faltan plazas, que si sobran coches, que si hay que crear más o menos… Y claro, salieron a colación los veleros —donde el crítico vive, dicho sea de paso— y las autocaravanas. Y ahí, sorpresa: esas, por arte de magia, no contaminan. Son sostenibles porque, como todo el mundo sabe, los barcos funcionan exclusivamente con viento favorable y las autocaravanas son veganas, ¿no?

Nuestro héroe verde pedía más autobuses, menos coches con un solo ocupante y, en general, que todos nos volviéramos escandinavos de un día para otro. Eso sí: ni una palabra sobre limitar las autocaravanas ni los veleros, que por lo visto flotan con energía limpia y producen oxígeno mientras navegan.

Y ahí, en pleno discurso medioambiental, me vino la revelación divina: ¿cómo demonios harán la compra quienes viven solos? ¿Llevarán un maniquí de copiloto para cumplir con la “ocupación mínima”? ¿Sentarán al abuelo embalsamado con gafas de sol para no pagar multa? ¿Adoptarán un perro y lo registrarán en el padrón como ser humano para que compute? ¿O surgirá un nuevo negocio de alquiler de acompañantes cuya única función será sentarse en el asiento del copiloto a cambio de quince euros la hora? Negocio redondo: contaminamos menos y creamos empleo.

Sólo faltará que Europa nos lo agradezca con un tren lleno de Fondos Next Generation.  Y si no llegan, siempre tendremos dispuesto al ministro Puente para mandarles un tuit dando explicaciones del tren.  O culpando al PP de ello.

PUBLICADO EL 21 DE AGOSTO DE 2025, EN EL DIARIO MENORCA.

PUENTE SI, PUENTE NO

 Ya tenemos tema del verano. Del verano 2025.  Ahora nos faltará la rutinaria y periódica manifestación con el lema de que “Menorca no se destruye” y como no, algún tímido corte de la carretera ante las cámaras.  Todo ello en la esfera pública.  En la no pública -que no privada-, desconozco si habrá alguna acción, como la que supuestamente le llegó al ministro de Sumar o no, pero conociendo los antecedentes lo lógico es que aquel autobús que en su día se paró en el proyecto de puente, vuelva a ponerse en marcha y esta vez haga parada en algún que otro despacho en el extranjero.  ¡Que para eso existen los lobbies!

Soy partidario del puente.  De la rotonda a dos niveles.  De la seguridad vial.  Del progreso. De todo lo que priorice la seguridad vial. Y añoro, como no, que el primer boceto del proyecto, aquel que incluía un carril bici y peatonal segregado que unía Mahón con Ciutadella, no viera la luz y se hiciera realidad.  ¿Destruir territorio? ¿Qué territorio? ¿Acaso los pocos metros que se “destruyen” son pasto de animales o campos de cultivo? ¿Acaso el sector primario quebrará por ello?

Es cierto, hay mucho tráfico. Demasiado.  Y de cada vez, más.  Mucho más. ¿Acaso creen algunos que no aumentando la carretera disminuirán los coches? ¿Acaso no saben que el decrecimiento tiene que ser al unísono?  Disminuir presión significa disminuir población, y eso ni está ni se le espera.  Si no actualizamos los recursos al aumento de población, colapsamos.

Y la tendencia es que la población aumente.  Y aumenta.  Superamos los cien mil y nada indica que disminuya en el futuro. Y en esto nadie habla de prohibir, de restringir, de disminuir. Y faltará vivienda.  Y faltarán médicos.  Y policías. Y viviendas para los médicos y para los policías... Y sus familias.  Y escuelas.  Y profesores.  Y viviendas para los profesores.

Podemos parar un puente, sí.  Podemos destruirlo.  Dinamitarlo también.  Pero el problema no será el puente, no.  El problema será la sobreocupación.  La saturación.  El crecimiento desmesurado.  Y la saturación, el crecimiento desmesurado, aparece cuando la ecuación es desigual.  Si las infraestructuras crecieran o decrecieran al unísono que crece o decrece la población, hablaríamos de equidad, de igualdad en la ecuación.

Triste sería que la única forma para decrecer fuera dejar de ser patrimonio mundial. Seguro que hay otras opciones sin necesidad de perder el marchamo -y las condiciones- que algunos nos han impuesto.

Bienvenidos sean la población y las infraestructuras. Sin duda, todos ganaremos. Al menos, así queda bien uno, aunque piense lo contrario.

PUBLICADO EL 14 DE AGOSTO DE 2025, EN EL DIARIO MENORCA.

BIENVENIDO AGOSTO

Fiel a su cita anual, agosto vuelve a recordarnos que no todos sudan igual. Para algunos pocos este mes será una especie de paréntesis celestial. Para esos privilegiados residentes en la Moncloa y pasajeros frecuentes del Falcon, el recién estrenado mes habrá sonado como esa campana milagrosa que salva al boxeador antes del KO... aunque aquí el cuadrilátero sea morado y acolchado.

Y si el verano promete calor, el otoño vendrá con llamaradas. Entre anticiclones ideológicos y borrascas judiciales, el mapa político se mueve al ritmo de los platos precocinados en la cocina de Tezanos.  Sube la derecha extrema. Sube la extrema derecha y baja la izquierda toda.  Una mentira más, y todo para movilizar al electorado progre de que no se quede en casa. Ahora lo responsable es no quedarse en casa.

La oposición, que no había pedido tiempo muerto, se ha quedado mirando el marcador. Su vieja aliada, la judicatura, baja la persiana y se va de vacaciones a tomar el sol. El Gobierno, como buen maestro de ceremonias, marca el tiempo, el ritmo y, por si fuera poco, es árbitro, parte… y el que reparte.

En clave local, empezamos a descubrir que eso de la “saturación” es como la justicia: depende de quién la mire, y cómo se levante ese día. Porque aquí lo técnico y lo objetivo es más bien un estado de ánimo. Hoy sí, mañana no, el próximo también. Porque claro, hay miradas llenas de prejuicios, de lobbies, de estrategias invisibles y de políticas tan públicas como selectivas.

Y el agua… Ese recurso natural y gratuito antaño, ahora compite con los pisos de alquiler y el turismo de crucero en la carrera por la polémica del mes, del año, del siglo.  ¿Prohibimos, evitamos o recomendamos? ¿Regamos o rogamos? Por ahora, se opta por la elegante ambigüedad: prohibición no, evitamos sí, y una recomendación sugerida con cara seria. Porque claro, si se prohíbe ducharse habrá que importar botellas de agua mineral para este país y medio, y no está el supermercado para ese trote.

Mientras tanto, quien tiene piscina disfruta del nuevo estatus de noble acuático, y el turista en crucero se ducha con agua nitratada como si fuera un tratamiento spa. Eso sí, evitándolo claro, aunque sin prohibirse.

La Mareta ya tiene cita reservada. Habrá recarga veraniega de Zapatero, del titiritero mayor del reino… o de la república, que ya ni eso nos queda claro. ¿Qué trae entre manos esta vez? ¿Una entrega exprés del cupo catalán? ¿Una titulación universitaria homologada con sello y lacre? El tiempo lo dirá o tal vez no.  Aunque lo más probable es que esta parte se quede con el marido de la Begoña. Y de otros.

PUBLICADO EL 7 DE AGOSTO DE 2025, EN EL DIARIO MENORCA.

MITÓMANOS TITULADOS

No exagero si digo que se me hizo un nudo en el corazón al escuchar a nuestro siempre amado líder, en pleno acto con la sociedad civil en Santiago de Chile, confesar que su compromiso político nació al ver que sus abuelos vivieron y murieron sin saber leer ni escribir. Vamos, un drama. Un trauma intergeneracional.

Tampoco exagero si digo que ese enternecimiento me duró lo que tarda un tuit de Oscar Puente en ser contestado. Primero, porque hace ya bastantes años que la alfabetización dejó de ser un lujo de ricos. De hecho, sus padres, sin ir más lejos, ya nacieron en una sociedad con educación gratuita y universal. Y segundo, bueno, porque lo conocemos.

La semana nos ha dejado más noticias.  De educación, sobre todo, aunque parece más bien titulación a la carta. Formación, dicen unos. Cultura, otros. Y podríamos acudir al diccionario de la RAE, a la Wikipedia o a la IA, pero ¿para qué, si todo depende de la interpretación personal? Para algunos, cultura es conocimiento, pensamiento crítico. Para otros, basta con saber firmar un manifiesto en grupo y cobrar la subvención puntualmente. Todos sabios a su manera.

Y hablando de sabiduría, la congresista Noelia Núñez nos regaló un caso de manual. Y no de resistencia, sino todo lo contrario. Abandonó todos sus cargos tras ser “descubierta” en la travesura de inflar su currículum. Nada grave, solo dijo que tenía no sé cuántas carreras universitarias… que no terminó. Empezarlas sí, pero claro, en esto de las carreras, el mérito no es como el valor en la mili.

Lo más entrañable del caso -sí, he vuelto a enternecerme- es que esta pequeña travesura le ha costado su futuro político.  Al menos, ahora tendrá tiempo para terminarlas. Ya veremos si otros siguen su camino.  O son casos distintos.

Y claro, uno no puede evitar preguntarse: ¿de verdad es necesario mentir para llegar a un escaño? ¿No se puede, simplemente, con tener desparpajo y una cuenta en redes sociales? Y es que, en este país, estado, patria, nación, o como quiera llamársele, es así. Mentir, copiar, maquillar... son deportes nacionales. Aunque también hay quien no miente, simplemente cambia de opinión. O niega lo evidente. Nivel experto, licenciatura en mitomanía con máster incluido.

Y como guinda del pastel, Montoro. El único capaz de lograr algo verdaderamente extraordinario: que todos -sí, todos, desde el extremo izquierdo al rincón derecho- celebremos al unísono que lo investiguen. Aunque eso sí, con una duda: ¿cómo pudo mantenerse un secreto tanto tiempo, en un país donde hasta los secretos de confesión terminan en las portadas de los medios?

PUBLICADO EL 31 DE JULIO DE 2025, EN EL DIARIO MENORCA. 

Memoria Histórica (v3.0)

 

Desde que Zapatero empezó a reescribir la historia y el marido de la Begoña la ha llevado a la editorial, uno ya no sabe si el Quijote era manco o si fue Cristóbal Colón quien descubrió la Luna. Y ya se sabe lo que ocurre cuando un político se mete a científico.  Zapatero a tus zapatos -nunca mejor dicho- como diría Plinio el Viejo.

Y puestos a reescribir la historia ¿por qué no entramos en la máquina del tiempo y la cambiamos?  Imaginémonos que los del Frente Popular hubieran sido menos violentos y no hubieran provocado la Guerra Civil.  España, convertida en una dictadura del proletariado, se hubiera convertido en un país de países, satélite eso sí de la Rusia comunista.  Adornada con banderas rojas y retratos de Stalin en cada escuela, se convierte en el primer satélite soviético con playa. El Kremlin, encantado del enclave comunista frente al Atlántico, convierte a España en “la joya roja del Mediterráneo”.  Hasta aquí todo normal.

Podemos cambiar o reinventar nuestra historia, pero no la de los demás.  Hitler no se hubiera parado en los Pirineos teniendo a los comunistas tan cerca. La invasión nazi comienza con la entrada de la Wehrmacht por los Pirineos con el objetivo de liberar al pueblo español de la tiranía roja… y de llenar los cementerios.

Al terminar la Segunda Guerra Mundial, y como no podía ser de otra manera, los aliados se reparten Europa como si fuera una tarta de cumpleaños.  Alemania se parte en dos y España se unifica bajo la tutela de la Unión Soviética.  A imagen y semejanza de su homónima RDA, España se convierte oficialmente en la República Democrática Española (RDE), tan democrática como es ahora Corea del Norte.

Durante los siguientes 40 años, los españoles disfrutan de las bondades del sistema comunista. Y, por supuesto, de una Stasi ibérica que escucha hasta los pensamientos impuros hacia los camaradas dirigentes. Mientras tanto, en los colegios, los niños aprenden que Cervantes en realidad fue el primer comunista español y que Don Quijote luchaba contra los molinos de viento por ser símbolos del capital.  Y ya no digamos de Cristóbal Colón….

Por suerte, en 1989, cuando cae el Muro de Berlín y el mundo despierta de la pesadilla roja, España también despierta. La RDE desaparece en silencio, sustituida por una nueva república democrática que reniega absolutamente de todo su pasado próximo.  Las estatuas de Largo Caballero y demás dirigentes son destruidas tras el júbilo del populacho y toda referencia al Partido Comunista queda proscrito de pensamiento, palabra, obra y omisión.

Y fin de la historia que no fue, pero que pudo ser.

PUBLICADO EL 24 DE JULIO DE 2025, EN EL DIARIO MENORCA.

SOBERANÍA NACIONAL

 

¿Se acuerdan de aquello? “¿De quién depende la fiscalía?” Pues eso, del marido de la Begoña.  En el caso de la “soberanía nacional” la Constitución lo deja clarísimo en su artículo 1.2: “La soberanía nacional reside en el pueblo español”. Eso sí, hasta que llegue alguien, se ajuste la americana, se maquille, ponga cara de estadista... y añada mentalmente: “...y el pueblo soy yo”. Vamos, una mezcla de Luis XIV y Barrio Sésamo.

Pero no colará. No debería colar. Al menos, no para quienes todavía tenemos alguna neurona sin anestesiar por la propaganda institucional, los informativos palmeros y contertulianos afines. La soberanía será nacional, pero no es suya. Y tampoco es "popular", por mucho que les encante disfrazarlo de progre.

Porque no es lo mismo “nacional” que “popular”. “Nacional” implica a todo el conjunto del pueblo español, como sujeto único. No la parte que a uno le gusta. Mientras que “popular” suena más a verbena asamblearia, a que cada pueblo, barrio, o república de vecinos puede decidir lo que le venga en gana.

Esto ya lo intentaron Arzallus y Unzueta en tiempos de la ponencia constitucional, con aquello de “los poderes emanan de los pueblos que lo forman...”. Y no coló. Eran otros tiempos. Otra gente. Y otro PSOE.

La manipulación ahora radica en que intentan que el Congreso suplante esta soberanía.  Nos quieren convencer de que como la soberanía reside “en el pueblo”, y el Congreso representa al pueblo, entonces el Congreso es el soberano. Vamos, como si fueran una especie de monarquía parlamentaria, pero sin el rey.  Aquí las premisas y la conclusión no concuerdan. 

El silogismo tiene más agujeros que una raqueta. El Congreso no es el único que representa al pueblo. También está el Senado, aunque lo traten como si fuera un florero o el geriátrico institucional. Y, por supuesto, está el pueblo mismo. Sí, ese que solo invocan cuando hay que salir al balcón para aplaudir o repicar con cacerolas, pero que molesta muchísimo cuando pide votar en referéndum.

Y mientras tanto, van colocando a sus "elegidos" en instituciones que antes eran independientes, como quien reparte cargos en una cena de amigos. Porque total, si ya con mayoría simple vale para todo, ¿para qué complicarse con eso de las mayorías cualificadas o el consenso?

 Y si de verdad creen que la soberanía reside en el pueblo… pues adelante: ¡Convóquese al pueblo! Pero al entero. No solo a los que les ríen las gracias.

Y la nación, patria, estado, país o como quieran que se le llame, no se debería partir a la carta, como si estuviéramos en una pizzería constitucional, con el todo incluido.

PUBLICADO EL 17 DE JULIO DE 2025, EN EL DIARIO MENORCA.

LAS CLOACAS DEL ESTADO

 

Siempre había sido muy escéptico con eso de las cloacas del Estado. ¿Cómo iba a existir algo así en una democracia? Pensaba en casos aislados, hechos puntuales, como solía decir otro Tejero. Como lo de Carrero Blanco. O lo de los GAL. Y lo del 23-F que ni ellos saben lo que pasó. Y luego, y de eso ya hace más de veinte años, el 11-M… otra casualidad histórica más. Todo perfectamente normal. Pero no. Estaba equivocado.

En este país, cada evento traumático tiene su recompensa política: tras la revolución del 34, el Frente Popular. Después del atentado de Carrero, el famoso “no hay mal que por bien no venga”. El 23-F trajo a Felipe González con su PSOE renovado. El 11-M le dio a Zapatero la llave de la Moncloa y del bar Faisán. Y tras la supuesta "policía patriótica", Sánchez. Casualidades de la vida. Pura estadística. ¿Lo próximo? ¿Otro virus? ¿Sabrá Soros de ello?

¿Y quiénes forman esas supuestas cloacas? Algunos insisten en que hay espías, policías, militares… Otros añaden a jueces, fiscales, periodistas y políticos, por aquello de las filtraciones.  Pero si existen, deben ser de lo más variados. Hablamos de una auténtica multinacional del lodo y del todo. Con tarifas cutres y servicios premium. Atacan a diestro y siniestro. Y a lo que pille en medio.

Del 11-M hemos tenido que esperar más de veinte años y aún no sabemos la verdad, y eso que lo vimos en directo. ¿Por qué no se investigaron los fallos de la instrucción y juicio por parte del PSOE? ¿Por qué no se investigaron los fallos de la instrucción y juicio por parte del PP? ¿Qué pactos hubo entre PSOE y PP para no investigar los hechos a fondo? ¿Por qué España no estaba preparada para saberlo? ¿Lo está ya ahora?

Nos merecemos saber qué pasó con el 11-M. Pero los grandes partidos no están ni estaban por la labor. Como algunos funcionarios policiales. Y no, no se trata de teorías conspirativas. Que nadie se asuste. Se trata de dignidad democrática.

Sin verdad no hay justicia. Sin justicia, no hay democracia. Y sin democracia, bueno… tenemos esto. Una tragicomedia de silencios, cloacas y pactos inconfesables. Aquí lo de "transparencia" es como lo de “ni está, ni se le espera”.

Por suerte, la verdad es que las cloacas no discriminan: gobierne quien gobierne, siguen fluyendo como el Manzanares. PP, PSOE, da igual. Lo único que les importa es desestabilizar.

Va siendo hora de abrir las ventanas. De ventilar este sótano institucional que apesta desde hace décadas. Y, sobre todo, de recordar que, mientras nosotros discutimos sobre etiquetas ideológicas, las cloacas siguen currando, día y noche. Festivos incluidos.

PUBLICADO EL 10 DE JULIO DE 2025, EN EL DIARIO MENORCA.