UNA URGENCIA OFTALMOLÓGICA

Sirva la presente para agradecer el trato recibido en el Hospital Mateu Orfila.  Soy muy reacio a los médicos.  Siempre digo que si buscan encuentran, por lo que cuánto más lejos de ellos, mejor. Es una excusa, claro. El miedo mismo me hace contradecirme, aunque en el fondo sé que estoy equivocado. Más bien, intento engañarme. Y lo consigo hasta que la realidad me hace ver que mejor que encuentren algo a tiempo a que lleguen tarde. Vamos, que todo a su momento.

Y el momento llegó. Llegó el 25 de agosto por una dolencia ocular. El periplo ha hecho que estos últimos meses visitara el hospital más veces que en toda mi vida.  Pero por suerte con final feliz. El tour fue entretenido: visité el servicio de urgencias en dos ocasiones, el servicio de oftalmología -con optometristas y demás técnicos incluidos- en incontables ocasiones -y las que quedan-, el TAC, la Resonancia Magnética, el servicio de Neurología, el de Anestesia, y en otras dos ocasiones el quirófano de la CMA de oftalmología. Y llegado a este punto, creo que ya es hora de frenar y, sobre todo, de agradecer.

Agradecer al personal del Servicio de Urgencias y en especial a los turnos de noche de los días 25 de agosto y 3 de septiembre, y más concretamente a los equipos que dirigían las doctoras Eva Roldán y María Barona, respectivamente.  Gracias a ambas doctoras la estancia en el servicio fue tranquilo, sereno y relajado.  Al Servicio de Oftalmología, y en especial a los doctores Raquel Bañón, Maroun Nicolás Haddad, Fariel Camacho y de forma muy especial a “mi oftalmólogo de cabecera” el doctor Daniel Muñiz López-Gómez, quien hizo que las consultas y las intervenciones no fueran nada traumáticas y dignas de toda confianza.

A Ana Ramos de la recepción del servicio de Diagnóstico por Imagen por la ayuda e información que presta a los usuarios del servicio.  A los técnicos del TAC y de la RM que me atendieron.  Al personal del quirófano de la CMA de oftalmología de los días 30 de septiembre matinal y 27 de noviembre vespertino. Y como no, al Servicio de Atención al Usuario.  Todos ellos con demostrado perfil tanto profesional como personal para la asistencia y trato en un centro hospitalario.

Y como no podía ser de otra forma, a todo el personal anónimo que, de puertas adentro, trabaja para que el resto de los servicios funcionen adecuadamente.  El Hospital funciona como un gran equipo interdisciplinar en el que todos son necesarios para que el engranaje funcione. Y por suerte, funciona.

Gracias a todos y a todas, como dicen ahora.  Y aunque sea repetitivo, muy especialmente al doctor Daniel Muñiz, para mí fue una suerte que estuviera de guardia aquella noche y que me acompañara durante todo el proceso.  Siga así, no cambie.

Y como no, a mi familia, quienes “pistola en mano” me obligaron a acudir al Servicio de Urgencias y me han acompañado durante todo el proceso.

Gracias, muchas gracias a todas … y a todos. 

PUBLICADO EL 12 DE DICIEMBRE DE 2025, EN "CARTAS AL DIRECTOR" DEL DIARIO MENORCA.

MUJERES, NIÑOS Y JÓVENES

 

No voy a referirme al grito de “mujeres y niños primero”, ese lema de película que parece obligatorio en cualquier hundimiento digno de Hollywood, porque si hoy alguien lo pronunciara tal vez acabaría acusado de machismo.

De machismo, por cierto, también podría decirse cuando salen las noticias de bombardeos sobre Gaza. Ahí sí que es un festival diario del “entre ellos, mujeres y niños”, como si en las guerras solo estuviera permitido que murieran los hombres. ¿¡Cuándo entenderán que no debería haber ni guerras ni muertos!?

Y luego están las afiliadas al PSOE del marido de la Begoña, progresistas y feministas de libro hasta que el discurso choca con la testosterona desbordante de ciertos dirigentes sanchistas. El feminismo es cosa de progresistas, dirán. Y el fanatismo siempre tiene explicación para todo...

Desde hace ya algún tiempo, los políticos pusieron su objetivo en los jóvenes.  Sangre nueva, espíritu crítico y renovado, dijeron. Votos, debieron pensar. Y se olvidaron de ellos como se han olvidado de las más de ochocientas mil viviendas.  Y los jóvenes siguen allí, haciéndose mayores y apareciendo de nuevos. La cadena de producción no se detiene, aunque los genes van cambiando.  ¡Y lo que cambiarán!

Y en esto, jóvenes y mujeres acaban siendo casi lo mismo: grupos a los que se invoca mucho, pero se escucha poco. Como ejemplo la II República. La ironía se sirve sola. Clara Campoamor, convertida hoy en heroína socialista del voto femenino, resultó ser en realidad una diputada liberal. Cosas de la desmemoria selectiva. Y tuvo en su contra a Victoria Kent, diputada ella sí socialista de verdad, que se opuso al voto femenino porque las mujeres, según ella, estaban demasiado influenciadas por la Iglesia y podían votar mal. Esa es la memoria histórica auténtica y no la otra.

Con los jóvenes pasará igual. Hace años que se habla de bajar la edad del voto: si puedes trabajar y pagar impuestos con dieciséis, ¿por qué no poder votar? Muy lógico… salvo para los partidos, a los que ahora las estadísticas no les salen. Lo mismo que defendía la mismísima Victoria Kent, pero versión siglo XXI. Porque, si la idea viene de la izquierda, y el beneficio es para la derecha, no conviene. Los chicos son más de derechas, las chicas más de izquierdas. Las encuestas electorales vuelven locos a los estrategas.

Vamos, que antes de hacer algo sensato, mejor montar una comisión, pedir unas cuantas encuestas más y, con un poco de suerte, dejar que el tiempo lo entierre todo o, que Tezanos decida, como así suele ocurrir en esta España de las saunas del suegro y del parador de otros.

PUBLICADO EL 11 DE DICIEMBRE DE 2025, EN EL DIARIO MENORCA.

LA IA LA LÍA

 

Mucho ha cambiado la sociedad desde que Miguel Ángel Rodero y Javier Castellano, en el año 1998, parieran el mítico Rincón del Vago. Miles de estudiantes aprobaron asignaturas gracias a aquellos trabajos “originales” que habían circulado más que un billete de diez euros.

Pero claro, la evolución es imparable. Los vagos siguen existiendo, pero su rincón ahora se llama Inteligencia Artificial —IA, para los más esnobs—. Versión premium y versión gratuita -universidad privada y pública, según los políticos-. Lo importante, sin embargo, es que la IA más o menos funciona. A veces sorprendentemente bien, y cuando no, pues finge con una elegancia que ya quisieran algunos ministros. En el fondo, no deja de ser un mega buscador muy convincente que solo sabe lo que alguien colgó en internet. Si no está en la Red, para la IA no existe. Y vaya si lo comprobé.

Lo comprobé cuando, inocente de mí, le pregunté por casos de corrupción en el Gobierno del marido de la Begoña, y la criatura me vino a decir que allí todo era puro y cristalino. A medida que le estrechaba el cerco, la IA seguía firme en que, al no haber sentencia firme, pues eso, impoluto. Curiosamente, cuando pregunté por el PP, de pronto la presunción de inocencia ya ni estaba ni se la esperaba, porque claro, Feijóo y la foto con Marcial Dorado son argumento más que suficiente. Vamos, que la IA parecía empeñada en aprobar unas oposiciones a diputado de la izquierda. Y tozudo de mí, que seguí.

Le pregunté entonces por la ideología de un escribidor de un diario local, alguien cuyas manías y pocas virtudes me conozco bien. Y la IA, sin despeinarse, lo tachó de “conservador” porque había pertenecido a un cuerpo de seguridad. Claro, si eres policía te encanta la ley y el orden, pues eso, son de derechas. Lógica aplastante. Y si a eso añadía los títulos de sus escritos, pues blanco y en botella. Entonces uno no puede evitar preguntarse: ¿para la IA todos los policías votan lo mismo? ¿Es el PSOE el partido del desorden para la IA?  Pese a ello no me rendí, y seguí.

La prueba final fue pedirle que me escribiera una novela. ¡Y me la escribió! La tituló como “La noche de los pasos rotos”. Y ahí empezaron los dilemas: ¿será inédita? ¿Será un remix descarado plagiado de mil novelas ajenas? ¿La puedo publicar sin que me persiga un ejército de abogados? ¿Cuántos políticos —de esos que escriben libros sin saber apenas escribir— no habrán usado ya la IA para parecer intelectuales? ¿Y esto es serio? ¿Dirigirá la IA nuestras vidas? ¿Nos dirá qué votar, qué creer y cuántas excusas usar para no ir al gimnasio?

Pues eso, un lío.

PUBLICADO EL 4 DE DICIEMBRE DE 2025, EN EL DIARIO MENORCA.

DE FISCAL A CONDENADO

 

Habrá quienes digan que el tiro le salió por la culata; otros preferirán la versión de que eligió mal al contrincante o, dicho de otro modo, que no calibró demasiado bien a quién tenía enfrente. Sinceramente, creo que cayó en la provocación…y de cabeza. Y la respuesta, en vez de ser comedida y ajustada a derecho —que sería lo mínimo esperable viniendo del Gobierno— fue exactamente lo contrario. Pero claro, cuando la testosterona, la prepotencia y el servilismo al partido se juntan, la jugada rara vez sale bien.

Y el fiscal general del Estado dejó de parecer imparcial, casi sin esforzarse. Arropado por quien lo nombró y por la habitual camarilla del partido, resistió el embate hasta que unos jueces decidieron que ya estaba bien de teatro y rompieron el hechizo. La verdad jurídica, sorprendentemente, se impuso a la verdad emocional.

Y el capricho del destino —o de los jueces, quién sabe— eligió la fecha. El 20-N quedará marcado como el día en que el primer fiscal general del Estado juzgado conoció su condena. Al menos hasta que otra “Memoria Democrática” se anime a reescribir la “historia”. Tiempo al tiempo.

Las reacciones no tardaron. Los autoproclamados progresistas —aquellos comunistas vintage— desempolvaron su repertorio de comentarios guerra-civilistas, muy al estilo del Frente Popular Republicano. Enfrente, la parte conservadora -la derecha extrema, según los social-comunistas del Gobierno del marido de Begoña- clamaban por devolver la palabra al pueblo en las urnas. Ni lo uno ni lo otro: ni golpismo de despacho ni elecciones exprés. Punto y aparte. Nuevo nombramiento y sigan avanzando.

En medio del espectáculo, una voz socialista —pero no sanchista— decidió hacer algo insólito: pensar. Juan Lobato arrojó sensatez entre tanto ruido con su frase: “Estoy en desacuerdo con poner la lealtad partidista por encima de la ley y un partido no debería defender eso”. ¿Hay vida para el PSOE después de Sánchez? ¿Hay más Lobatos escondidos entre sus filas? ¿Resucitará Susana Díaz como líder del socialismo?

Habrá que esperar a más condenas para ver si Sánchez baja del Falcon. Todo se verá. La justicia es lenta, pero a veces, por capricho, incluso llega.

Y uno se pregunta: ¿qué habría sido de García Ortiz si en vez de un juez, la instrucción la hubiera llevado un fiscal, como pretende el Gobierno de Sánchez? Por suerte, el marido de Begoña llegó tarde a esa fiesta. 

Ahora, sólo debemos preguntarnos, ¿Qué será lo próximo, su indulto o su amnistía? ¿O será Conde-Pumpido quien diga la última palabra? Termine como termine, la fiscalía ha quedado tocada. Demasiado mal tocada.

PUBLICADO EL 27 DE NOVIEMBRE DE 2025, EN EL DIARIO MENORCA.

¿ESTÁ FEIJÓO AMORTIZADO?

 

Tras la última aparición de Puigdemont anunciando que se alejaba del marido de la Begoña y del ofrecimiento de sus emisarios terrenales para una moción de censura “instrumental”, el rechazo público de Feijóo a los catalanes hizo que algunas voces —o conciencias— empezaran a preguntarse si Feijóo no estaría ya amortizado.

La respuesta es complicada. Primero, porque Feijóo es gallego y, por tanto, experto en ese arte de no decir ni sí ni no, sino todo lo contrario. Y no es que quiera compararlo con Rajoy —Mariano es pura comedia involuntaria—, pero parece que el tiempo no es un problema para alguien que se ha planteado a España como una carrera de fondo. Feijóo da la sensación de preferir que su adversario muera políticamente por causas naturales antes que arriesgarse a darle un balón de oxígeno en forma de urnas.

Porque a estas alturas, uno ya no sabe cuál es el adversario real de Feijóo. ¿Sánchez? ¿Abascal? ¿Ayuso? ¿O ambos tres? Y lo peor es que Feijóo ya está en ese punto en el que persona y personaje se confunden. Cuando hablamos de “Feijóo”, ¿nos referimos a Alberto Núñez o a Génova 13? ¿Su estrategia es la del personaje o el de la formación política que representa?

Mientras tanto, se le acusa —a él y al PP— de no tener proyecto político. O de tenerlo, pero escondido. O de seguir el de VOX. Pero ¿qué más da? ¿Por qué tener programa si luego no lo cumplen? El Partido Sanchista tampoco ha cumplido sus promesas electorales. ¿Desde cuándo hay obligación de cumplir un contrato electoral? ¿Acaso los ciudadanos no tenemos derecho a votar según nuestras manías, enfados o porque nos guste la corbata de uno?

Feijóo, en el fondo, es más listo de lo que aparenta. Prefiere el desgaste lento al degüello rápido. Muy Mariano todo. De hecho, Sánchez le está regalando, sin querer, la resolución del “problema catalán”. O, mejor dicho, del “problema Puigdemont”. Y ya lo dijo Rajoy en su día: “Cuanto peor, mejor para todos; y cuanto peor para todos, mejor; mejor para mí el suyo beneficio político”. Ese trabalenguas que aún hoy provoca carcajadas viene a resumir a la perfección no ya la estrategia del PP, sino la de Alberto Núñez. Su único obstáculo: la juventud.

Porque la juventud es impaciente e idealista por naturaleza. Son velocistas: quieren ganar un sprint, no una media maratón. En cualquier caso, PP y VOX están condenados a entenderse, o al menos a no odiarse. Y con Junts y el PNV también. Pero aún queda carrera por recorrer.

Y el marido de la Begoña tampoco tiene prisa. O sí. Todo dependerá de los jueces que miran a su entorno.  Tanto en el político como en el familiar.

PUBLICADO EL 20 DE NOVIEMBRE DE 2025, EN EL DIARIO MENORCA.

SECRETO PROFESIONAL

En el juicio que se está celebrando en el TS y en cuyo no-banquillo -que eso es para los plebeyos judiciales- está sentado el fiscal general del marido de la Begoña, por un presunto delito de revelación de secretos, saltó la pieza teatral del momento.  Y es que en los juicios suele haber mucho teatrillo.

Pero eso es un detalle menor. A estas alturas, tanto da el pelo blanco de MAR como de quien amenaza con exiliarse o suicidarse. O el dilema moral del testigo. Pero, no nos engañemos: el debate no es sobre el derecho a guardar secreto, sino sobre la obligación de hacerlo. El delito no lo comete quien pregunta, sino quien, teniendo el deber de callar, decide abrir la boca.

En esta tragicomedia jurídica española, se mantiene la entrañable costumbre de exigir al testigo que diga la verdad, mientras el acusado puede mentir sin despeinarse. Lo curioso es cuando el que va de testigo acaba saliendo de investigado por tener la osadía de decir la verdad. ¿Dónde está la garantía procesal? Probablemente ni está ni se le espera. Por eso hubo quien usó y abusó del “no sabría decirle” en el Senado.

Otra reliquia es el secreto de confesión. Privilegio que permite al sacerdote guardar silencio sobre delitos porque, al parecer, ya se le pasará factura en su momento. ¿Por qué el cura puede callar y el periodista encubrir, mientras el resto de los mortales debe colaborar con la justicia? La libertad religiosa y el derecho a la información siempre han sido dos comodines. Gracias a ellos, algunos delitos se confiesan... pero no se castigan, al menos aquí en la tierra.

Y, sin embargo, los tiempos cambian. España ya no es católica. Franco murió, aunque el sanchismo nos lo resucite cada mañana, tarde y noche. La Iglesia ya no manda sobre el Estado, o al menos eso dice el guion. Aquellos curas que simpatizaban con ETA ya son historia, igual que los periodistas que jugaban con dianas, o los abogados que hacían de correo. Hoy los pecados son más domésticos: un poco de corrupción por aquí, un chanchullo por allá, y a correr.

Mientras tanto, Europa empieza a poner orden y legislar sobre el secreto profesional en los medios. Pero ¿qué hacemos con los canónigos? ¿Y con las demás religiones? ¿Qué pesa más, el alma o el cuerpo? ¿Y si fundamos nuestra propia religión con beneficios incluidos? ¿O un medio digital que informe de los hechos que nosotros mismos provocamos, para luego escudarnos en que nuestra fuente —o sea, nosotros— no quiere ser revelada?

Hecha la ley, hecha la trampa, solía decirse.  Ahora, se hace la trampa y luego se redacta la ley acorde con ella. Más legal, imposible.

PUBLICADO EL 13 DE NOVIEMBRE DE 2025, EN EL DIARIO MENORCA.

RECONCILIACIÓN

 

Dos son los libros que tienen la entrada prohibida en mi biblioteca. Y no es por censura, sino por puro instinto de salud mental.

El primero, cómo no, es “El manual de resistencia” del marido de la Begoña, nuestro amador líder. Es obvio ¿no? El segundo está en máquinas: “Reconciliación”, del mismísimo emérito. ¿De verdad alguien cree que leyendo cualquiera de esos dos volúmenes saldremos de dudas? Más bien parece que están escritos para añadir un poquito más de niebla al panorama.

Porque, seamos sinceros, las memorias y autobiografías deberían estar en la sección de ciencia ficción. ¿Quién, en su sano juicio, se desnuda ante el populacho sin antes pasar por el Photoshop? Las memorias no son más que un espejo con filtro: reflejan lo que uno quiere que se vea, y lo demás... a la papelera.

¿De verdad alguien se va a creer el cuento del 23-F contado por uno de sus presuntos protagonistas? ¿O la versión autolimpiada de sus “presuntos” negocios? ¿Y qué decir de los affaires, esos que ya tienen más volumen que la enciclopedia Espasa?

Cuentan los medios que el rey emérito siente que le están robando “su historia”. ¡Pobrecito! ¿Acaso teme que alguien la cuente sin el barniz de su pluma regia? Claro que quiere escribir su historia, antes de que “la historia de su reinado” se la escriban otros, mucho menos controlable, y no digamos más real.

Hace tiempo que don Juan Carlos cambió el sacrificio por el egoísmo, el deber por el “yo, mí, me…”. Y con este libro, lo certifica con firma y dedicatoria. Flaco favor le hace a la institución monárquica, al rey Felipe, a su familia... y, ya puestos, a España entera.

“Los trapos sucios se lavan en casa”, dice el refrán. Pero parece que en Abu Dabi ya no queda lavadora que funcione. El emérito busca una popularidad que se le escurrió entre safaris y comisiones. La dejó caer él solo, y en lugar de aceptar su papel de figura retirada y decorativa, se empeña en hacer de su ocaso una tragicomedia en tres actos.

Su último servicio al país debería ser el silencio. Anonimato, discreción, y un retiro digno —como corresponde a quien tuvo un papel histórico, para bien o para mal—. Pero no: prefiere el foco, la nostalgia, y el aplauso que ya no llega. Ni le llegará.

Negarse a rendir cuentas es toda una declaración de principios, eso sí. Principios de impunidad, de desmemoria y de narcisismo.

Así que, ¿para qué leer estos libros? ¿Para “reconciliarnos” o para “resistirnos”? Vaya par de títulos: uno se cura en salud, el otro en soberbia. Dos ejercicios de autojustificación tan reales como la vida misma… o tan falsos como la portada que los sostiene.

PUBLICADO EL 6 DE NOVIEMBRE DE 2025, EN EL DIARIO MENORCA.