Veinte años no son nada, debe pensar el Gobierno. Pero sí, veinte años son muchos años cuando se trata de avances tecnológicos, de desgastes mecánicos y sobre todo si la vida de algunos soldados españoles está en juego.
La asesoría de imagen del Gobierno, o cuando menos, del Ministerio de la Defensa, trabaja. Trabaja mucho y bien. O al menos, de momento, da resultados. La ministra Chacón, ha suplido la “flojedad” en la entonación practicada el día de la toma de posesión del cargo, con un bien aprendido talante de contactar con sus subordinados. Y qué mejor contacto con los que arriesgan su vida diariamente en este servicio exterior en misión de paz.
Y tampoco había mucho tiempo para perder, si se quiere ganar ventaja en esta carrera de cuatro años. Un embarazo de ya casi ocho meses no deja margen para más maniobras mediáticas, aunque se renuncie luego a una licencia por maternidad. Y la visita a El Líbano y Bosnia-Herzegovina habrá servido además para alejar la mirada del populacho instigador de la solución diplomática –por no llamarle de otra forma- que ha dado nuestro Gobierno al asunto de la piratería naval. Y es que donde haya buenos diplomáticos que se aparten los demás. ¿Qué tardarán en solucionar el problema del pueblo saharaui?.
Pero no hay que remontarnos a cuestiones del pasado aunque los vehículos con los que deben trabajar nuestras “banderas” en misión de paz en El Líbano sí que lo sean.
Misión de paz, sí, pero con vehículos antiguos. Así se lo hacía saber en El Líbano el jefe de la Brigada Multinacional Este, General Juan Bautista García Sánchez, quien aprovechó la comprobación de los BMR por parte de la ministra, para recordarle que es un material que “tiene ya muchos años y está al borde de su vida útil”. Y este inofensivo comentario ha sido portada en muchos medios. No en vano, aquella llamada misión de paz, es complicada.
Las labores de reconstrucción y de ayuda humanitaria que deberían formar parte central de las tareas encomendadas a estas tropas, se ven en un segundo plano, superado por el control del Sur del país, incluido el desarme de las facciones armadas, especialmente Hizbulá y la colaboración con el Gobierno de Beirut para que el Ejército libanés, asuma el dominio de la zona. Pero la zona sigue inestable y al borde de una guerra civil, con una bien armada y dominante Hizbulá y con su vecino Israel siempre atento a las provocaciones.
Veinte años son muchos años para un vehículo cualquiera, y no digamos si estos vehículos son máquinas de guerra -perdón, máquinas de paz-, máquinas que en la vida civil, haría tiempo que pasarían la ITV anual.
Veinte años son casi los que distan de mi paso por la mili, con aquellos Reos, Continentales, Dodges, y algún otro que parecía venido de la guerra de Corea. Y eso que eran tiempos en que el soldado valía ochocientas diez pesetas y el cabo 1ª tres mil, con rebaje de rancho incluido. Ahora, veinte y tantos años después, con más “jefes que indios” y con un presupuesto desorbitado en dietas y gratificaciones, ¿creen que priorizarán en renovar la flota de vehículos, cuando en teoría van en misiones de paz? ¿Qué ocurrió con el tema de los inhibidores de frecuencia? ¿Acaso los políticos no los llevan en sus vehículos para su propia protección?.
Mis recuerdos me llevan a una mañana, veinte tantos años atrás, en el Cap de Cavallería, donde un General Inspector presenció una marcha motorizada y su posterior despliegue en la zona. La tropa allí existente desconocíamos el cómo, el qué y porqué estábamos allí. Por de pronto, la comitiva estuvo a mi altura y el General Inspector preguntó a mi sargento el motivo de que él llevara unos prismáticos nuevos mientras que los observadores de la tropa los llevábamos anticuados y en desuso. Ante la respuesta del sargento de que los prismáticos que él portaba eran de su propiedad y no del Ejército, salió la anécdota de un brindis en un cuartel de Sevilla con el Rey Alfonso XIII, en que se le hizo saber que había un vino de mejor calidad, esperando mejores acontecimientos. Poco después, Alfonso XIII abandonaba España.
Pero los tiempos han cambiado, las experiencias nos van marcando camino, y sobre todo algunas personas pueden cambiar situaciones anteriores. Carme Chacón puede cambiar prioridades y predisposiciones. Es joven, mujer y futura madre. Tal vez, el comentario inocente del general García Sánchez haya dado en plena diana en la búsqueda de soluciones. Tal vez, alguien habrá pensado en acallar dicho comentario, pero lo cierto es que sólo quienes están en pleno campo “de paz” deberían tener derecho a expresarse en este tema.
Y si no hay vehículos nuevos, por lo menos que haya un repliegue y regreso de las tropas a sus hogares. Sus familias se lo agradecerán. Para ellas, tres o seis meses, son como veinte años.
La asesoría de imagen del Gobierno, o cuando menos, del Ministerio de la Defensa, trabaja. Trabaja mucho y bien. O al menos, de momento, da resultados. La ministra Chacón, ha suplido la “flojedad” en la entonación practicada el día de la toma de posesión del cargo, con un bien aprendido talante de contactar con sus subordinados. Y qué mejor contacto con los que arriesgan su vida diariamente en este servicio exterior en misión de paz.
Y tampoco había mucho tiempo para perder, si se quiere ganar ventaja en esta carrera de cuatro años. Un embarazo de ya casi ocho meses no deja margen para más maniobras mediáticas, aunque se renuncie luego a una licencia por maternidad. Y la visita a El Líbano y Bosnia-Herzegovina habrá servido además para alejar la mirada del populacho instigador de la solución diplomática –por no llamarle de otra forma- que ha dado nuestro Gobierno al asunto de la piratería naval. Y es que donde haya buenos diplomáticos que se aparten los demás. ¿Qué tardarán en solucionar el problema del pueblo saharaui?.
Pero no hay que remontarnos a cuestiones del pasado aunque los vehículos con los que deben trabajar nuestras “banderas” en misión de paz en El Líbano sí que lo sean.
Misión de paz, sí, pero con vehículos antiguos. Así se lo hacía saber en El Líbano el jefe de la Brigada Multinacional Este, General Juan Bautista García Sánchez, quien aprovechó la comprobación de los BMR por parte de la ministra, para recordarle que es un material que “tiene ya muchos años y está al borde de su vida útil”. Y este inofensivo comentario ha sido portada en muchos medios. No en vano, aquella llamada misión de paz, es complicada.
Las labores de reconstrucción y de ayuda humanitaria que deberían formar parte central de las tareas encomendadas a estas tropas, se ven en un segundo plano, superado por el control del Sur del país, incluido el desarme de las facciones armadas, especialmente Hizbulá y la colaboración con el Gobierno de Beirut para que el Ejército libanés, asuma el dominio de la zona. Pero la zona sigue inestable y al borde de una guerra civil, con una bien armada y dominante Hizbulá y con su vecino Israel siempre atento a las provocaciones.
Veinte años son muchos años para un vehículo cualquiera, y no digamos si estos vehículos son máquinas de guerra -perdón, máquinas de paz-, máquinas que en la vida civil, haría tiempo que pasarían la ITV anual.
Veinte años son casi los que distan de mi paso por la mili, con aquellos Reos, Continentales, Dodges, y algún otro que parecía venido de la guerra de Corea. Y eso que eran tiempos en que el soldado valía ochocientas diez pesetas y el cabo 1ª tres mil, con rebaje de rancho incluido. Ahora, veinte y tantos años después, con más “jefes que indios” y con un presupuesto desorbitado en dietas y gratificaciones, ¿creen que priorizarán en renovar la flota de vehículos, cuando en teoría van en misiones de paz? ¿Qué ocurrió con el tema de los inhibidores de frecuencia? ¿Acaso los políticos no los llevan en sus vehículos para su propia protección?.
Mis recuerdos me llevan a una mañana, veinte tantos años atrás, en el Cap de Cavallería, donde un General Inspector presenció una marcha motorizada y su posterior despliegue en la zona. La tropa allí existente desconocíamos el cómo, el qué y porqué estábamos allí. Por de pronto, la comitiva estuvo a mi altura y el General Inspector preguntó a mi sargento el motivo de que él llevara unos prismáticos nuevos mientras que los observadores de la tropa los llevábamos anticuados y en desuso. Ante la respuesta del sargento de que los prismáticos que él portaba eran de su propiedad y no del Ejército, salió la anécdota de un brindis en un cuartel de Sevilla con el Rey Alfonso XIII, en que se le hizo saber que había un vino de mejor calidad, esperando mejores acontecimientos. Poco después, Alfonso XIII abandonaba España.
Pero los tiempos han cambiado, las experiencias nos van marcando camino, y sobre todo algunas personas pueden cambiar situaciones anteriores. Carme Chacón puede cambiar prioridades y predisposiciones. Es joven, mujer y futura madre. Tal vez, el comentario inocente del general García Sánchez haya dado en plena diana en la búsqueda de soluciones. Tal vez, alguien habrá pensado en acallar dicho comentario, pero lo cierto es que sólo quienes están en pleno campo “de paz” deberían tener derecho a expresarse en este tema.
Y si no hay vehículos nuevos, por lo menos que haya un repliegue y regreso de las tropas a sus hogares. Sus familias se lo agradecerán. Para ellas, tres o seis meses, son como veinte años.
PUBLICADO EL 12 DE MAYO 2008, EN EL DIARIO MENORCA