UN 1º DE MAYO DIFERENTE

Diferente porque hoy en día, al hablar de la festividad del primero de mayo, nuestro chip se dispara hacia manifestaciones –cada vez más descafeinadas- y en el mejor de los casos, una celebración gastronómica con el común denominador de la pertenencia a unas siglas sindicales o políticas. Y es que el primero de mayo se ha decantado hacia la exigencia del recibir, separándolo de su dualidad propia.

En el libro de Jonás ( Jonás 3, 1-10 ), Dios explica simbólicamente a Jonás que la esencia del amor es “trabajar” por algo y “hacer crecer”, que el amor y el trabajo son inseparables. Se ama aquello que se trabaja, y se trabaja por lo que se ama.

Y este pasado primero de mayo, los parroquianos de la Unitat Pastoral de Santa Eulàlia-Sant Francesc-El Carme de Maó nos trasladamos a la Isla del Rey, en el puerto de Mahón. Isla del Rey, Isla del Hospital, isla al fin y al cabo con su historia, con su presente, con su amor, con su dar y recibir, y como no, por ello mismo, con su futuro.

A la llegada, aquellos hombres que han hecho del proyecto una forma de dar amor, nos recibieron, con su promotor Luis Alejandre al frente. Tras darnos la bienvenida y desearnos una feliz estancia en el recinto, preparamos la jornada. La celebración eucarística al aire libre nos hacía más comunidad, más unidad. Y a ello íbamos. La Unitat Pastoral debía ser reflejo de intercomunicación en una sociedad que tiende al individualismo, a la competividad entre iguales, a separarnos en vez de unirnos.

Hem vingut aquí, Senyor Jesús,
seduits pel teu sant Esperit,
confiam en la teva Paraula
que ens parla dintre el cor.

Durante la misa en aquella explanada que en su día debió albergar convalecientes de males corpóreos, se interrogó a los presentes, y en especial a aquellas jóvenes generaciones que serán nuestro futuro, sobre el significado de la festividad. Aquel primero de mayo volvía a sus orígenes y por fin se volvía a hablar de la festividad de San José Obrero. Y aquella festividad del padre de Jesús, nos envolvía en un compromiso de trabajo. Trabajo para con los demás. El dar y el recibir, volvía a estar presente. El amor, resumen, esencia de toda expresión de vida, también envolvía a todos los presentes.

Prop del teu amor volem restar,
sabedors que sempre ets Fidel.
Deixarem que ens omplis d’alegría,
i obrerem el cor.

En aquel escenario, abierto al Sol, abierto a la brisa, a las demás criaturas creadas, recordamos aquellos trabajos y aquellos pluriempleos de antaño, dedicados a la trasmisión de la palabra de Dios. Por unos instantes uníamos aquella esperanza de futuro, con la labor evangelizadora y como no, con aquel voluntariado presente en aquella Isla con el sólo propósito de dejar, de mantener, de fabricar una obra, una continuidad para nuestro futuro.

El dar y el recibir también está presente en “El arte de amar” de Erich Fromm y en tantas y tantas acciones cotidianas a nuestro alrededor. Una forma de trabajar para Dios es darlo a conocer. ¿Y cómo?. Pues con la palabra, con nuestras obras, con nuestras enseñanza, con nuestro ejemplo hacia los más pequeños, con el amor a los necesitados, a nosotros mismos. “Por sus obras, los conoceréis”, sí, por sus obras, por nuestras obras, dejaremos, daremos, el mensaje de Dios.

¡Qué fácil es trabajar para Dios! ¡Qué gratificante es trabajar para Dios!. Y cuando uno trabaja para Dios, trabaja también para sí mismo. Es el “dar y recibir” del principio. Es el yin-yang, el equilibrio, la necesidad.

Tu transformaràs les postres vidas.
En la teva pau caminarem
i aprendrem de tu com és el Pare
i Ell lens farà forts.

Es la unidad desde la diversidad, y este lema, de la unidad que nos hará más fuertes, coincidirá el slogan de otras celebraciones más materialistas de aquella jornada del 1º de mayo. Pero la unidad a que hacemos referencia no es otra que la que hace referencia a su vertiente universal, fuertes en el sentimiento, fuertes en lo esencial.

Tras la celebración eucarística vino la parte lúdica. La de conexión con el ambiente que plasmaba aquella unidad y amor desinteresado. Por una parte, Jesús, Xavi, Jordi y Elisa se preocuparon del entretenimiento, de la conexión entre los más jóvenes, del aprendizaje de la vida mediante la interrelación entre ellos. No en vano, los clubs parroquiales y los miembros de los Escoltas, dinamizan y canalizan gran parte de este ocio juvenil tan preocupante últimamente. Los ya maduros, nos dedicamos a curiosear, plasmar en fotografías y admirar un trabajo constante, altruista y desinteresado. También pudimos observar lo mucho que queda por hacer, tras lo mucho ya hecho. Y te preguntas ¿qué hubiera pasado si estos voluntarios no se hubieran puesto manos a la obra? ¿qué hubiera pasado si la administración y los desalmados que la desvalijaron, no hubieran dejado que se llegara al extremo en que se deterioró? ¿porqué la acción o la omisión del hombre, puede ser tan significativa?.

Y después, la comida, el receso, y la marcha. Un primero de mayo diferente, sí. Diferente, pero gratificante. Un primero de mayo que ya queda guardado en este disco duro individual y sobre todo, colectivo. La Unidad interparroquial, la Unitat Pastoral sigue su marcha. Y en ella encontraremos nuestra fuerza.

Creixerem units en l’esperança.
Fé de tots nosaltres homes nous
que proclamin per tota la terra
que sou nostre Senyor.


PUBLICADO EL 8 MAYO 2008 EN EL DIARIO MENORCA.