Quien más quien menos, estos días empieza a recibir la misiva del ministerio. Y no es que nos haga mucha gracia recibir regalos de Elena Salgado, pero queramos o no, hay que desenvolver el presente. Y el presente para unos es un alivio, para otros una penalización. Pero incluso para estos quienes la misiva representa un alivio, no es más que una confirmación de que la economía va mal. Peor.
Uno ya no mira el balance final, no. Uno se centra en la totalidad de lo satisfecho al fisco durante el pasado año fiscal. Es fácil que a uno le descuenten un millón de las antiguas pesetas para pagar a tanto sentado en la poltrona. Y eso no es todo. Aunque es mucho.
A uno sólo le falta restar el dieciséis por ciento de todo lo gastado y comido, vestido y bebido, para saber cuánto más ha pagado al fisco de la señora Salgado. Y no acaba aquí la pesadilla, no. Pronto le vendrá la cuota municipal en su participación de gastos. Y no digamos de la cuota de la luz y del agua, butano y gasolinas. A este primer millón, habrá que sumarles muchos miles de euros más. Y va en aumento.
Y las cuentas no salen. Los bancos sobreviven, mientras cinco millones de españoles y asimilados hacen cola en las listas de parados. Cinco millones oficiales. Extraoficiales hay algunos millones más, pero éstos no computan ni cobrarán pensión alguna. Como tantos otros jubilados, viudas y asimiladas que recordarán tiempos de antaño tan felizmente superados.
Y si los bancos se mantienen no así nuestra economía. Más aún cuando prestamos a cinco y pagamos a ocho. O más. Y es que ni con las cuentas de la vieja a la ministra de Zapatero le salen las cuentas. Eso sí, somos solidarios con Grecia, quien por cierto está peor que nosotros. Está en la UCI y con medidas tomadas. Nosotros aún aguardamos la entrada, pero ya tenemos traje y caja. Previsores sí que somos. Como en la gripe, que no en la crisis. Y mira por dónde…..
Y fianza. Que cuando uno pierde la confianza ya no le fían ni los sellos del e-mail. Ni del e-mail ni la rueda de recambio. Ni los sobres de la nómina virtual. Y la credibilidad aún peor. Sólo el humor inglés nos hace trasladar una ligera sonrisa. Según los ingleses formamos grupo. El grupo de los cerdos, para más señas, traducido claro. Pertenecemos al grupo de los PIGS, por aquello de Portugal, Italia, Grecia y España. Y todos estamos al sur.
O al norte, según se mire. Pero de Alemania, de Inglaterra, de Francia, de…, siempre al sur. Siempre pobres, sometidos, ninguneados. ¡Y eso que aún somos presidentes -copresidentes, mejor- de Europa!. De risa, vamos.
Como lo de la gripe A, o de las cenizas de este hasta ahora desconocido Eyjafjallajökull, y de otros posibles casos que puedan aparecer hasta las próximas elecciones. Como con todo el entramado de la antigua cúpula popular balear. ¡De escándalo vamos!. Y aún cobra uno.
Porque cuando la empresa va mal, se cierra y punto. ¿Acaso no piensa el Gobierno invicto de Zapatero, cerrar el negocio, declarar quiebra técnica y vender en subasta? ¿Acaso aún hay dinero que malgastar en las cajas del Estado que se obligan a mantener el tipo?
Y es que España es rica, por mucho que nos llamen cerdos o pigs, los súbditos de su graciosa majestad. Sino, ¿de qué viviría tanto apoltronado?
Uno ya no mira el balance final, no. Uno se centra en la totalidad de lo satisfecho al fisco durante el pasado año fiscal. Es fácil que a uno le descuenten un millón de las antiguas pesetas para pagar a tanto sentado en la poltrona. Y eso no es todo. Aunque es mucho.
A uno sólo le falta restar el dieciséis por ciento de todo lo gastado y comido, vestido y bebido, para saber cuánto más ha pagado al fisco de la señora Salgado. Y no acaba aquí la pesadilla, no. Pronto le vendrá la cuota municipal en su participación de gastos. Y no digamos de la cuota de la luz y del agua, butano y gasolinas. A este primer millón, habrá que sumarles muchos miles de euros más. Y va en aumento.
Y las cuentas no salen. Los bancos sobreviven, mientras cinco millones de españoles y asimilados hacen cola en las listas de parados. Cinco millones oficiales. Extraoficiales hay algunos millones más, pero éstos no computan ni cobrarán pensión alguna. Como tantos otros jubilados, viudas y asimiladas que recordarán tiempos de antaño tan felizmente superados.
Y si los bancos se mantienen no así nuestra economía. Más aún cuando prestamos a cinco y pagamos a ocho. O más. Y es que ni con las cuentas de la vieja a la ministra de Zapatero le salen las cuentas. Eso sí, somos solidarios con Grecia, quien por cierto está peor que nosotros. Está en la UCI y con medidas tomadas. Nosotros aún aguardamos la entrada, pero ya tenemos traje y caja. Previsores sí que somos. Como en la gripe, que no en la crisis. Y mira por dónde…..
Y fianza. Que cuando uno pierde la confianza ya no le fían ni los sellos del e-mail. Ni del e-mail ni la rueda de recambio. Ni los sobres de la nómina virtual. Y la credibilidad aún peor. Sólo el humor inglés nos hace trasladar una ligera sonrisa. Según los ingleses formamos grupo. El grupo de los cerdos, para más señas, traducido claro. Pertenecemos al grupo de los PIGS, por aquello de Portugal, Italia, Grecia y España. Y todos estamos al sur.
O al norte, según se mire. Pero de Alemania, de Inglaterra, de Francia, de…, siempre al sur. Siempre pobres, sometidos, ninguneados. ¡Y eso que aún somos presidentes -copresidentes, mejor- de Europa!. De risa, vamos.
Como lo de la gripe A, o de las cenizas de este hasta ahora desconocido Eyjafjallajökull, y de otros posibles casos que puedan aparecer hasta las próximas elecciones. Como con todo el entramado de la antigua cúpula popular balear. ¡De escándalo vamos!. Y aún cobra uno.
Porque cuando la empresa va mal, se cierra y punto. ¿Acaso no piensa el Gobierno invicto de Zapatero, cerrar el negocio, declarar quiebra técnica y vender en subasta? ¿Acaso aún hay dinero que malgastar en las cajas del Estado que se obligan a mantener el tipo?
Y es que España es rica, por mucho que nos llamen cerdos o pigs, los súbditos de su graciosa majestad. Sino, ¿de qué viviría tanto apoltronado?
PUBLICADO EL 2 MAYO 2010, EN EL DIARIO MENORCA.