CON IGLESIAS HEMOS TOPADO

Ya se lo advertía don Quijote a Sancho, que con la iglesia habían dado.  Y no con la iglesia, sino con Iglesias, el amigo de todos, menos de los periodistas que no le presten pleitesía.  De todos, menos de quienes votaron a  los partidos de la derecha y del centro.  De todos, menos de  los votantes o afines a la izquierda que no le aplaudan, ni voten a su formación.  De todos, menos a quienes perteneciendo a su formación, no piensen como él.  De nadie, que no sea él.

Por un momento, me  acuerdo del testamento político de Franco leído por aquel personaje llamado Arias Navarro: “pido perdón a todos, como de todo corazón perdono a cuantos  se declararon mis enemigos sin que yo los tuviera como tales”.  Franco perdonó a quienes él desconocía como enemigos.  A quienes sí  estaban en nómina como tales, ni agua.

Con Iglesias, me vuelven estos temores.  Si con Franco estábamos “tutelados”, con Iglesias parece que asistimos  a una clase de párvulos.   Cada alocución parece dirigida a un público analfabeto y falto de comprensión.  Nos deletrea casi al milímetro cada palabra, cada letra, cada trazo. 

Y regala cultura, eso sí. O al menos, regala libros. O pretende promocionar algunos títulos, vaya uno a saber.  Si nuestra generación leyó en clase las Novelas Ejemplares de Miguel de Cervantes, las actuales puede que lean y visionen   Juego de Tronos,  por activa y pasiva.

También es cierto que pide perdón.  Y demasiadas veces.  Y pide perdón ya no para rectificar, sino para incidir en lo dicho. Y me asusto también por ello.  ¿Rectificará y pedirá perdón después de aprobar cada decreto en Consejo de Ministros, si llegara a gobernar?  ¿Duplicará  las publicaciones del BOE con una  versión original y otra de fe de erratas?

Y lo que más me asusta es que Iglesias sigue marcando el camino.  Y no por méritos propios, sino por desmérito de los demás.  El egoísmo, el afán de protagonismo y el personalismo  enfermizo de los demás.  Vuelvo a acordarme de Franco “no olvidéis que los enemigos de España y de la civilización cristiana, están alerta.  Velad también vosotros y para ello deponed frente a los supremos intereses de la patria y del pueblo español, toda mira personal”

Toda mira personal.  Eso es  lo que tendríamos que deletrear a nuestros políticos actuales -y a los pretéritos nostálgicos-, bien fuerte, bien alto, y al milímetro, cada palabra, cada letra, cada trazo. 

Con Iglesias hemos dado, sí. 


Y con el egoísmo, el personalismo y la necedad.  Con las miras personales, vamos.


PUBLICADO EL 28 DE ABRIL DE 2016, EN EL DIARIO MENORCA.