DANDO LA NOTA

DOminar la escena parece ser el medio para conseguir el fin.  Atrás quedaron aquellos ensayos de laboratorio y aquel programa hecho a golpe de encuestas y estadísticas.  Apostaron al caballo ganador y  subieron al pódium, pero en comparsa.   

REcordaremos durante años a la diputada con la criatura en una sesión constituyente.  Necesitaban chupar, entre otras cosas, cámaras que inmortalizaran aquellas notas discordantes, aquellas rabietas infantiles, más cómicas que trágicas.  Y allí desentonaron de nuevo.  Poc@s  son quienes pueden llevar a los críos al puesto de trabajo.  La casta, sí.

MIrarán  y pasarán lista.  Les jurarán amor eterno con beso incluido o todo lo contrario.  Y la foto, sin movimiento alguno.  Quien se mueve, se expedienta, se expulsa, se margina.  Esa es la libertad de los círculos que no  llegaron a la cuadratura. Ni círculos, ni circunferencias ni esferas.  Más bien, tridentes con cola incluida.

FAcilitar la ruptura de todo lo conocido y por conocer, sólo por poder liderar un nuevo orden, una nueva casta, un nuevo pensamiento único, es lo que han llegado a transmitir a las conciencias de los indecisos. Y eso asusta. Y mucho. Basta recurrir a la historia para salir corriendo y sin mirar atrás.  Ellos, no.  Asumen nuestro riesgo y nos animan a que nos lancemos al vacío, eso sí, con fe ciega a los dictados del líder.   Cada vez más,  a uno le da la sensación de que  adquieren  semblanzas de secta.

SOLamente se llegará a la gloria mandando al resto al infierno, le da a uno a pensar.  O convirtiéndolos a su doctrina y a su fe.  Luego, si no hay adversario, si no hay diferencia ¿dónde está la diversidad y pluralidad entre los ciudadanos?

LA última escena teatral, la del presunto desaire a la institución que ostenta la jefatura del Estado. Tampoco fue para tanto, es cierto. Pero buscaron cámaras y micrófonos para que quedara registrado. Necesitan público y ser noticia. ¿Qué ocurriría si en alguna ocasión llegaran a ser poder y alguien les hiciera el mismo desaire que ellos practican?

SI alguna vez lo consiguen, tendremos que replantearnos muchas cosas. Primeramente, renegar de lo dicho y escrito.  Refugiarnos en algún parte médico que nos haga merecedores de un trastorno mental transitorio y de una fuerte depresión post electoral.  Y aun así, no creo que nos valga de atenuante, y mucho menos de eximente.


DOy aquí por terminado este escrito en el que, queriendo,  he dado la nota al inicio de cada párrafo, amparado eso sí, por  un certificado médico.


PUBLICADO EL 24 DE NOVIEMBRE DE 2016, EN EL DIARIO MENORCA.