EN EL BUS

 

Si no la primera, una de las primeras gestiones que realicé al jubilarme fue la de obtener la tarjeta de pensionista para viajar en el bus.  Hace un año aún se pagaba, pero los jubilados sólo abonábamos la mitad del billete y bueno, es como si tuviéramos uno de los trayectos gratuitos.

La crisis y la proximidad de las elecciones ha hecho posible que todos quienes dispongamos de una de las tarjetas de transporte podamos viajar gratuitamente en los autobuses regulares de Menorca.  Hasta aquí todo correcto.  Correcto es poco, fantástico.  Pero quien no esté en poder de una de estas tarjetas que se expiden al instante y gratuitamente, tiene que pasar por caja.  Lo paradójico del caso es que se las dan a todo quisqui, no importa si eres menorquín o turista.

La semana pasada estaba posicionado para hacer uso del bus sentido a Ciutadella -para que luego digan que no entiendo eso de la sostenibilidad- y tres parejas de turistas del Imserso abordaron al conductor.  Tenían noticia de la gratuidad del billete, pero desconocían la necesidad de la tarjeta y el lugar dónde obtenerla.  Tras el enojo momentáneo optaron por pagar el billete de marras y posponer la gestión de la tarjeta para otro día.  Pero el enojo seguía latente.

Por aquello del azar, van y se sientan detrás de mi asiento.  Ni que decir que dejé pospuesto para otro momento el Candy Crush que había empezado y agité mis pabellones auriculares en dirección a la verborrea de la susodicha.  Duró poco, es verdad, pero lo poco que duró me quedó bien claro que la señora en cuestión no estaba conforme con que los menorquines no pagásemos y ellos sí.  Vamos que, si hay alguna queja en el viaje del Imserso, seguro que será por esta discriminación territorial, digo yo.  Sólo faltaba que el chófer les hubiera hablado en catalán -balear, mejor-.  Ya me imagino la reacción.  Y con toda la razón del mundo – o casi-.  Apaga y vámonos.

Llegará el verano, la masificación, las frecuencias, las nuevas líneas….  Y el lapsus institucional.  Será un buen año para aplicar aquello del refrán tan español:  “Como España es diferente, entre pasado (mayo) y futuro (diciembre), nos quedamos sin presente”.  Al menos, los que habremos disfrutado de la gratuidad del transporte terrestre, podremos decir: “Que nos quiten lo bailao”.  Aunque también es cierto que la sostenibilidad, esta palabra tan de moda, también estará en juego.

Pagar por pagar, uno apuesta por la comodidad.  Y los jubilados, más.  Si no, pregúntenle a mi vecina de atrás.


PUBLICADO EL 23 DE FEBRERO DE 2023, EN EL DIARIO MENORCA.