LA OTRA CARA DE LA MONEDA EDUCATIVA


La cortina de humo se llama españolizar a los alumnos catalanes.  Y la espoleta también.  Y la excusa.  A estas alturas nadie se acuerda cuando desde treinta años atrás, la mayoría de las carteras de cultura de los gobiernos de coalición -autonómicos y locales- estaban en manos de los nacionalistas.  Y tampoco nadie se acuerda cuando estas consejerías y regidorías paulatinamente fueron adoctrinando a los alumnos en lenguas distintas a la castellana.

Ahora, treinta años después, cuando se intenta equiparar a ambas lenguas, hay quien la igualdad le suena a imposición.  Y provocación.  Pero la equiparación de oportunidades va más lejos.  Durante décadas el café para todos también se aplicaba a la educación.  La titulitis llevaba marchamo de oferta y el filtro sólo se aplicaba en los últimos peldaños de la escalera. 

Al fracaso escolar –de cada vez más acuciante- se le dio salida profesional a buen sueldo y menor preparación.  Y a la corta, las colas del INEM.  Ahora, cuando el tiempo ha igualado a todos en las colas de desempleo, se vislumbra un nuevo horizonte. Volver eso si,  treinta años atrás.  Volver a lo que funcionaba treinta años atrás.   Volverán tal vez la lista de los Reyes Godos y memorizar  la Canción del Capitán Pirata o el Romance de Abenámar.  ¿Y qué se tiene que objetar a todo ello?

Y si esto es españolizar la educación, pues adelante.  Pero no todos estarán conformes.  La Historia, ésta que siempre la escriben los ganadores y que tras los años es cuestionada por los perdedores, también tiene mucho que ver.   La versión catalana de la historia no coincide ni lo más mínimo con la versión castellana, y no digamos si el ponente es aragonés o valenciano.    ¿Si en nuestros días somos incapaces de ponernos de acuerdo en la transmisión de  un simple hecho cotidiano, cómo no disentir si el hecho es histórico y si además intervienen intereses politico-culturales?.

Me imagino a los alumnos de Zaragoza estudiando el origen de su cuatribarrada relatando a Pedro el Ceremonioso, el del punyalet, mientras, a palmo más palmo menos, en los colegios catalanes la historia les recordará los dedos ensangrentados de Wilfredo el Velloso.  Mejor lo tenemos los baleares y los valencianos con nuestras siempre referencia al Reino de Aragón…., pero eso no gusta.  No gusta a Mas, ni a muchos más.

Pero no todo será historia, aunque algunos les guste recordárnoslo.  Volveremos a las ciencias naturales y las ciencias sociales.  Nombres de ríos y afluentes, cordilleras, cabos y golfos, mares y océanos, países y continentes.  Y aprobados. Y suspensos.  Y repetidores y exámenes en septiembre.

Y reválidas.  Y cursos de aprovechamiento y de acceso.  El café ya no será para todos.  Habrá eso si, descafeinado, con leche y si me apuran, incluso cortado, manchado,  corto, largo, dulce y amargo.  Pero no bastará, no.

Faltará un catálogo de necesidades educativas y formativas.  La formación deberá programar al alumno para el pase a la situación laboral, llámesele ésta universitaria o simplemente formativa.  Si conocemos las necesidades profesionales y del mercado laboral, fácilmente podremos preparar el número adecuado para cada tipo de profesión.   Y esto no lo ha dicho el ministro Wert,  aunque  puede que lo tenga pensado. 

Y el ministro Wert ha dado pruebas de lo que es ser un estadista profesional.  Tiene un modelo, y lo aplica.  Tiene un convencimiento, un sueño, una idea, y lo pone en práctica.  Quiere españolizar a los alumnos, pues adelante.  Muchos otros quisieron catalanizarlos, y lo consiguieron.  Sin duda, el tiempo jugará en su contra.

El tiempo y Mas.


P.D.  Aunque no todo tienen que ser recortes, al menos en los pilares de la sociedad: educación, sanidad, servicios sociales y seguridad.  Si recortamos en lo esencial recortamos en futuro  societal.  Un buen apoyo siempre es un buen refuerzo.  Lo bueno anterior, también debería perdurar.

PUBLICADO EL 18 OCTUBRE 2012, EN EL DIARIO MENORCA.