Creo que la mayoría
de los españoles nos hemos quedado
anonadados ante el cariz que en cada jornada adquiere el tema catalán. Creo que la mayoría de los españoles
pensábamos que era un pulso que Arturo Mas hacia al Estado para así llenar los bolsillos
y mantener las siempre diferencias entre las demás comunidades. Pero no ha sido así. Al menos, no lo ha sido tras la negativa de
Mariano Rajoy de ceder al siempre
presunto chantaje del presidente catalán.
Y del pulso pasó al
impulso. Arturo Mas se valió de la
negativa de Rajoy, de la crisis en que nos involucraron aquellos brotes verdes
de Zapatero y de parte de la propia
sociedad catalana, para alzarse de la silla y echar el exabrupto
nacionalista. Y de momento no hay vuelta
atrás. O sí. De momento ya le sirve de cortina de humo.
Nadie habla de las protestas estudiantiles en sus propias universidades, con
sus propios impuestos y sus propios recortes.
Y la vista ya no es
la independencia, sino los comicios del mes de noviembre. Augura una segunda vuelta, para la
autodeterminación. Y se entrecruzan las
amenazas, las advertencias y las desavenencias.
Y los catalanes empiezan fuerte. Muy fuerte. Demasiado fuerte. La sombra de una confrontación ya ha aparecido
en escena. Y en boca catalana. Y ello
denota inseguridad.
Bien reconducido por
ambas partes, se traduciría en una nueva constitución para España, un nuevo
panorama territorial y quien sabe si un modelo neofederal. Pero esta reconducción no la puede encabezar
Mas. Su cabeza –política, claro está-
debe ser el tributo que paguen los nacionalistas para sentarse en torno a una
mesa en la que todos tienen que sentarse por igual. Todos, todos, todos, como el anuncio aquel de
la Catalana ….
Y si en esta nueva
constitución alguna institución queda mermada, anulada o rectificada, en
beneficio del resto de ellas, del conjunto de la nación y de todos los
españoles, pues bienvenida sea la enmienda, el progreso o al menos, la
democracia. ¿Pero cuanto sabrá de
democracia Arturo Mas?. ¿Qué ocurriría
si de las cuatro actuales provincias catalanas, una de ellas, Barcelona por
ejemplo, la mayoría de sus electores llamados a las urnas manifestaran que quieren seguir permaneciendo
a España?. ¿Acataría Arturo Mas el deseo de su pueblo y mantendría fuera del
“nuevo país” al territorio de Barcelona? ¿O se ampararía en que Cataluña es
Una, Grande y Libre?
¿Se acordará Arturo
Mas de sus vacaciones en Fornells y de la imposibilidad legal de independizarse de Es Mercadal, cuando los
nacionalistas mandaban? ¿Piensa actuar
igual en Cataluña?
¿Repetirá sus
vacaciones en Menorca? ¿Sus escoltas serán policías españoles o llevará su
propia guardia pretoriana? ¿Deberemos los menorquines correr con los gastos de
un presidente extranjero o nos pagarán con “euros catalanes”, “catalonios” o
vaya usted a saber que trueque?
Y no tan solo nos
tiene que preocupar con lo que ocurra con Cataluña, sino lo que nos ocurra a
los isleños. ¿Intentarán volver a conquistarnos con “bona gent
catalana” o podremos seguir democráticamente perteneciendo a España?. ¿Llamaremos a nuestro idioma como lengua
balear o tendremos que seguir llamándolo con nombre extranjero? ¿Cuándo
realicemos viajes al extranjero deberemos dirigirnos hacia Madrid cuando hasta
ahora lo hacíamos a Barcelona?
¿Aumentaremos nuestras frecuencias marítimas con Valencia en detrimento
de la Ciudad Condal ?
¿Los coches antiguos que aún están
matriculados en Cataluña deberán “españolizar” sus matrículas?. ¿Los alumnos
matriculados en las universidades catalanas tendrán homologados sus títulos una
vez terminen sus estudios?
Y como éstas, muchas
otras preguntas podremos ir haciéndonos por el camino…. ¿Seguiremos enviando nuestro ganado a
Barcelona para luego comprárselo o nos abasteceremos nosotros solitos?
¿Alcanzaremos al fin la mayoría de edad,
y seremos capaces de “independizarnos” de Cataluña? ¿Dejaremos de una vez por
todas, ser denominadas “sus islas”?
Y el fútbol, ¿qué me
dicen del fútbol? ¿Habrá perdido el Barça cualquier oportunidad de ganar otra
vez la Liga , la
Copa o la
Supercopa española?
¿Será el Real Madrid el perpetuo ganador de la Liga , Copa o Supercopa
española?. ¿Dejará el Barça ser más que
un club?. ¿Perderá el Barça incluso la
posibilidad de disputar la
Supercopa en China?
Sin duda, habrá que
esperar. Pero no estaría de más –esta
vez con acento- que nos fuéramos preparando y no dependiéramos tanto de Cataluña.
Al menos que podamos independizarnos de ellos, tal como ellos intentan
de nosotros, los españoles, claro.
PUBLICADO EL 24 OCTUBRE 2012, EN EL DIARIO MENORCA.