GENTE INTOXICADA


Esténse ustedes tranquilos que las alarmas no se han disparado.  Ni la comida ni los humos han causado daño alguno.  El título adolece del pasivo, a propósito, claro.  Si hay fuga de lo tóxico, pues muy probablemente habrá intoxicados.  Y lo tóxico, el activo, es el protagonista primario, el del libro vamos.  O del plagio, o al menos, así lo dice el rumor.  Presunto, claro.

Hace ya algún  tiempo que me llegaron noticias de  este libro titulado Gente Tóxica.   Relativamente poco, una conversación trivial me devolvió la curiosidad.  Internet hizo el resto.  Es un libro sencillo, fácil e irrefutable.  ¿Qué más se le puede pedir a quien no hace más que abrirnos los ojos sobre quienes nos rodean?

Y no necesitamos más.  Somos activos y pasivos a la vez.  ¿Quién no ha tratado de manipular acciones u opiniones, evadir fracasos y echar culpas a los demás? ¿Quién no ha padecido envidias ajenas, sufrido malos humores externos y culpas de coincidentes?

 ¿Hace falta un libro para descubrirnos los males inherentes a nuestra condición humana?  Tal vez, el libro nos proporciona un tiempo para el pensamiento.  Un tiempo para el conocimiento del propio animal que llevamos dentro y el de todos quienes nos rodean.

El mete-culpas, el envidioso, el descalificador, el falso, el psicópata, el mediocre, el chismoso y hasta alcanzar el número trece de la numeración, son desnudados en un centenar y medio de páginas. 

En estos trece capítulos uno va adivinando nombres y apellidos, poniendo rostro y como no, rememorando  experiencias y recuerdos tenidos con ellos. Si, porque cada día, se cruzan en su camino no uno, sino varios de estos protagonistas activos del libro.  Y sin necesidad de ir a buscarlos.  Ellos mismos coinciden con usted en la cola de la panadería, en el bar, en el trabajo, incluso en el autobús.

Y no tan sólo con usted.   El vecino del quinto y el tendero de la esquina también van poniendo rostro y demás datos de filiación.  Algunos coinciden, pero otros son anónimos para otros lectores.  Cada cuál conoce a su propia gente tóxica.  Incluso, uno mismo, sin saberlo ni quererlo –o queriendo-   puede estar en esta lista de trece especímenes a evitar.

Pero no intente reconducirlos, no.  Recondúzcase usted mismo.  Ellos no van a cambiar, usted si puede. Auto-valórese, aprenda a decir no, y procúrese lo que usted necesite.  No espere que otro haga su trabajo ni le defienda.  Primero deberá sembrar, luego, procurar que otros no recolecten por usted.

También encontrará ejemplos en la colectividad.  Hace unos años, la epidemia de la gripe provocó una alarma que hizo millonarios a los laboratorios.  Ahora, la epidemia de la gripe de este año, pasa inadvertida y sin negocio alguno.  ¿Qué se estará tramando?

PUBLICADO EL 14 FEBRERO 2013, EN EL DIARIO MENORCA.