CUATRO BARRAS Y MAS

Falta  menos de un mes y parece que el puzle permanecerá entero.  Al menos por ahora.  Otra cosa es lo que nos costará mantenerlo.  Su coste económico nos arruinará un poco más, y tendremos que volvernos a destapar la calva  ante la jugada catalana.  Y luego vendrán los vascos, los gallegos.., y quién sabe si incluso los andaluces se pondrán en fila para cobrar algunas peonadas.
La duda se mantiene en cuanto a si Mas se jugará  su silla –y sueldo- en las urnas o no.
Y habrá quienes seguirán a la sombra de todo esto.  Unos, seremos nosotros, los baleares.  Los aragoneses y valencianos, otros.  Y no digamos los del resto de la península.  Pero de entre todos, me sorprenden los maños.  Me sorprende que entre tanta lección de historia, de barras, estrellas, señeras y demás, no salgan a la palestra y digan la suya.  La nuestra, vamos. La verdad histórica,  tan difícil y tan manipulable.
Hasta ahora, esta mayoría silenciosa que se llama España, ha permanecido en silencio ante tanto ataque histórico y cultural.  Y entre ellos, los baleares, los valencianos y sobre todo los aragoneses.  Nadie explica al público la verdad de las cuatro barras aragonesas. Parece como si lo único que importa es la lengua con la que uno habla y escucha, aunque muchas veces, hablemos de más y escuchemos de menos.
Y la manipulación continúa.  Tras el varapalo judicial al TIL, padres y profesores se felicitan.  Los primeros por el tema del inglés. Los segundos por el catalán y por las formas. Y ganan los segundos, por cuando la falta –por activa o por pasiva- de la consulta sobre el tema del catalán a la UIB, ha suspendido el tratamiento.
Y sin tratamiento, el enfermo  no mejora.  Una organización que se dice balear lamenta la no recepción del canal 3/24 y propone que los Consells insulares cedan sus  frecuencias para continuar recibiendo dicha emisora televisiva -y en un futuro el resto de  catalanas-. Y uno se pregunta, si en su momento debieron también protestar cuando nos privaron de ver los canales de la televisión valenciana y el canal 9. Pero claro, eran valencianas.
Y los valencianos siempre fueron menos –o nada- catalanes que algunos menorquines y demás. Sea por aquello de la vecindad, por la no dependencia en el transporte, por la peculiaridad del idioma, por tenerlos mejor puestos, o simplemente porque han tenido unos gobernantes que saben lucir mejor el traje, lo cierto es que ellos son más independientes que nosotros.
O menos dependientes. 

O más valencianos, que ya es mucho. 

PUBLICADO EL 16 OCTUBRE 2014 EN EL DIARIO MENORCA.