Que la realidad es como la verdad,
sin duda. Que en estas fechas
preelectorales, hay muchas y variadas, también.
Incluso me atrevo a decir que más que verdades, hay mentiras. Sí, porque la intencionalidad es una variable
–o constante, vaya uno a saber- que hay que valorarla en su justa medida.
In dubio pro
reo, tal vez sí, pero ahora no. Que
salimos de la crisis, depende. Pero al
menos, el espíritu está mejor. Y si el
enfermo está animado, sin duda, el medicamento hace mejor efecto.
A quienes parece
que el medicamento no les hace efecto, o que la animación brilla por su
ausencia es en Grecia. O simplemente será una maniobra de las antiguas
judeomasónicas. Y no digamos del otro
tanto de Rodríguez, Zapatero para más señas, que se alía con los comunistas
cubanos.
Y lo natural
ahora, sería hacer lo que muchos hubieran hecho en épocas difíciles. Una alianza en la gobernabilidad. Predicar con el ejemplo, apoyando a la lista
más votada y consensuar políticas de Estado.
Y sobre todo, depurar. Depurar a
todos aquellos que desde uno u otro bando, hayan deshonrado a la cosa
pública. Y así se gana la credibilidad
del sistema.
La unión está
dividida. Ellos mismos separados. Babor y estribor aparecen en embarcaciones
distintas, pero con quilla compartida.
Mientras Felipe González apuesta por el Estado, Zapatero y Sánchez
apuestan por el partido. Y por sus
propios apellidos. Y el partido, su
mismo nombre, lo indica.
El Ejecutivo vuelve sobre sus pasos. Ahora la justicia volverá a ser menos cara, si cabe. Pero en el tintero han quedado muchas otras
cosas que deberían recuperarse en menos de ocho meses. Y algunas, sin tiempo de espera.
Porque los demás
no esperan. La intoxicación está
latente. El cocinero no cesa en su encomienda.
Platos y desaguisados salen a la pública palestra y es poca la espera para
reproducir el sabor de sus desaguisados. Sin reservas, sin lupa y sin miramientos.
Un anexo del BOE
en el que se declara que la felicidad no es posible sin ayuda divina, es tildado de dictado del Gobierno, cuando en
el diario oficial sólo se inserta el doctrinario de -y por- la Iglesia. La red echa humo y se comparte sin
comprobación alguna.
Me gusta y
comparto, es el SMS actual. Una lectura fuera de contexto, también es
infelicidad provocada. E ignorancia. Y los profesores de ellos, un peligro
latente. Una dictadura encubierta, un
lobo con piel de cordero.
Y el pastor,
debe hablar y contestar. Y más. Debe, convencer. O al menos, vencer.
PUBLICADO EL 5 MARZO DE 2015, EN EL DIARIO MENORCA.