Cada
dos por tres las redes sociales suelen
dar noticia de lo peligroso que son las bebidas refrescantes con cola. Si añadidos, azúcares, elementos desconocidos
que crean adicción, vamos, que los cigarrillos no son nada si uno los
compara. Es más, en el tema de los
refrescos, siempre suele añadirse algún ejemplo gráfico. De todos es conocida la limpieza de grasas y óxidos metálicos y la mala combinación en
el estómago con cierto licor de crema.
La
de este año es la combinación del refresco con la leche. Tres cuartas partes de cola más una de leche,
provoca que a las seis horas aquello sea una cuajada asquerosa dentro del
estómago. Pues bien, hay quien ya ha encontrada la solución al
desaguisado de este caluroso verano. O
al menos, así lo intenta.
Todos
critican el refresco de cola, pero nadie presenta un producto alternativo. Tal
vez, de haberlo no haylo. Algo parecido
ocurrió con el tabaco. Aparecieron los cigarros electrónicos y tampoco se
salvaron de la quema. Y del humo. Ahora, alguien ha dado con la solución al
despropósito del refresco de cola. Nos
tranquiliza. O al menos, se intenta
tranquilizar a sí mismo, que ya es mucho.
El
culpable no es el refresco de cola, sino simplemente la leche. ¡Es la leche! El
lácteo es el culpable que el refresco de cola se convierta en cuajada. De ahí que los añadidos a la leche industrial
sean los presuntos, eso sí, culpables del desaguisado.
En
Grecia, otro tanto. Si votaban SI
seguían agachando cabeza y Alemania y sus socios les seguían empujando a una
ruina inmoral. Si votaban NO, o se
lanzaban al vacío o simplemente seguían en el sistema con mejores perspectivas.
Tanto en uno u otro caso, podrían salir perdiendo porque la rebelión necesita
castigo. La Troika no puede permitirse
que el ejemplo griego aliente que otros sigan igual suerte. ¿Será capaz España de rebelarse también?
Pero
España es diferente. España va bien. Y
los bancos, más aún. A nosotros no nos
rescataron. Fuimos nosotros quienes rescatamos a los bancos. O al menos, los
pagamos. ¡Que se enteren en Europa!
A
uno poco le importa salir o no de la eurozona, del mercado común o de la
comunidad europea. La pregunta que le
interesa a uno es otra. Si saliéramos de la eurozona, del euro, y
volviéramos a las pesetas de siempre, ¿un euro volverá a valer cien
pesetas? Ya se apañaron los comercios a
redondear el “todo a cien” a “todo a un euro”.
Allí empezó la crisis del euro, el robo del siglo, y el saqueo del
pueblo.
Y
es que ¡son la leche!
PUBLICADO EL 9 DE JULIO DE 2015, EN EL DIARIO MENORCA.