UNA BOTELLA EN LA RED

En la red sí, pero no precisamente en la de pescadores, sino en la otra, en aquella en que todo lo virtual queda atrapado y cuesta desembarazarse.  Esta vez la noticia de la botella con mensaje incluido, ha tenido dos versiones casi unísonas.  La primera, la confusión o presunto engaño.  La segunda, la real.
Y han sido los mecanismos de comunicación actuales –televisión incluida- y el consiguiente porcentaje de azar-suerte-destino, quienes han propiciado que la verdad quedara al descubierto.  Sin la conjunción y presencia de ambas en un mismo tiempo, la versión de aquella botella que en primera instancia se la deambulaba durante más de una década en aguas oceánicas, hubiera creado cátedra.
Pero la versión final de la botella y la red, también crea cátedra.  Nos enseña que a veces la respuesta está mucho más cerca de nosotros de la que se transmite.  La historia suele decirse que la escriben los ganadores. Y prueba de ello lo tenemos en cada rincón, en cada piedra,  en cada sustrato de nuestra isla.
Y antiguamente eran pocos –y bien organizados- quienes tenían para sí el conocimiento de leer y escribir.  Y no digamos ya, el derecho a pensar y comunicar.  Término como el de “bona gent catalana” de Muntaner, entra ahora, tras más de setecientos años, en sana discusión para la búsqueda de la verdad.  O de otra verdad.
Como los orígenes mismos de Jesús y del Cristianismo, tantos años sustentado por la imposición, censura y miedo.  Y de la fe.  El libro “El Santo Osario” es un ejercicio de búsqueda de la verdad, de esta otra verdad,  con la que fortalecer la fe, la historia, o al menos, una fe, una historia, sin necesidad de hogueras ni tierras quemadas.
Pero la historia también es política, aunque por desgracia, la política aún  no es historia.  Y la política son intereses también.  De grupo y como no, personales.  Lo vemos  -y sufrimos- continuamente. Y hoy día, más.  Y nos faltan muchas botellas.
Muchas botellas, muchas redes, mucha comunicación.  E información.  Porque el peligro de la red, es que el mensaje que navegue dentro de la botella sea real, cierto y no sesgado ni manipulado.  Y quien lo recoja y lo transmita, tampoco lo sesgue ni manipule.  Ni corte ni pegue de otro ejemplar. 
Y que los demás, lo sepamos y queramos entender.  Y esto a veces, también cuesta.
España va bien, sí, pero el Gobierno no afloja. ¿No creen que ante unas elecciones, de ir bien,  no tirarían la casa por la ventana?
La información no convence.

Esta vez, la botella debe estar vacía.

PUBLICADO EL 23 DE JULIO DE 2015, EN EL DIARIO MENORCA.