Estaremos
de acuerdo con el derecho fundamental a la irretroactividad de la ley, en
cuanto ésta se refiere a que, una nueva ley no puede agravar las consecuencias
de un acto acontecido con anterioridad a la promulgación de la misma. El principio de seguridad jurídica nos lo
exige, y el sentido común nos lo impone.
Ahora
bien, lo curioso del caso es que, en el tema penal, esta irretroactividad va
más allá. No tan sólo promulga este
principio fundamental de los derechos humanos, sino que, como siempre suele
suceder, favorece al pecador de la cosa penal –ya juzgado y condenado- si la
nueva norma le es más favorable.
En
otros campos de la sociedad no suele ocurrir lo mismo, sino más bien todo lo
contrario. Parece como si todos los
poderes públicos –y las fuerzas del Universo- se confabularan para favorecer al
delincuente y penalizar al resto de la población. Vamos, lo del dicho aquel de que “vinieron los sarracenos y nos molieron a
palos, que Dios protege a los malos cuando son más que los buenos”.
Las
cuestiones tributarias son claro ejemplo de ello. Una cuota insatisfecha no se beneficiará de
esta irretroactividad sino que estará a lo dispuesto en lo vigente a día del
devengo del acto. En cambio, una multa
penal insatisfecha tal vez sí que lo
será, y en detrimento de quien ya la haya abonado. Paradojas de la vida.
El
mensaje de sus señorías salvadores de patrias es claro. Nos alientan con demorar los procesos, porque
tal vez, algún beneficio obtendremos. Aunque para ello, se necesite dinero,
mucho dinero. Y ahora, con las tasas
judiciales, más.
Pero
las leyes están hechas no sólo para los delincuentes. También dicen que las hacen para las
familias. Y en tiempo electoral,
más. Pero los desaguisados, no
mejoran. Más bien, se ensalzan.
Hacía
ya tiempo que se hablaba de que sus
señorías estaban trabajando para que las familias numerosas no perdieran dicha
calificación hasta que el menor de los hijos alcanzara la edad límite para
dicho título. Todo ello con el sentido
común de que no hubiera discriminación entre hijos. Aparentemente todo muy bien. Discursos y parabienes, calificativos
floreados y justos, apretones de manos, y foto de familia –nunca mejor dicho-.
Pero
la irretroactividad aquí, tampoco funciona.
La ley finalmente aprobada dice que serán agraciadas las familias que en
este año de gracia y elecciones, hubieran perdido la titularidad. Las que la perdieron el año anterior, agua y ajo, simplemente.
Pues
lo dicho, a aguantarse y a jo…
PUBLICADO EL 20 AGOSTO 2015, EN EL DIARIO MENORCA.