Muchos serán
los hogares que estos días estarán recibiendo una misiva de la ministra de
Empleo y Seguridad Social. Debería
añadir al título de la ministra, el de
“en funciones”, pero observo que es algo que se les habrá olvidado añadir a la firma. Sea por motivos de recortes o simplemente por
el “copia y pega” del funcionario de turno, lo cierto es que, el recorte donde se
observa es en la hoja de papel en la que se ha escrito la misiva. Y es que el papel parece cortado en
guillotina y no precisamente salido de un paquete de A4 de oficina. Sin duda para ahorrar, dirán algunos.
Empieza la
misiva con el retórico y propagandístico eslogan de que “hemos logrado evitar el rescate, hemos conseguido poner en orden las
cuentas y hemos vuelto a crecer y crear empleo”. Solo faltaba añadir el de “y Hacienda somos todos”, aunque tal vez
la abogacía del Estado se lo habría censurado. Y ahora vamos y nos lo creemos.
Que hemos
logrado evitar el rescate, puede. Pero hemos rescatado con nuestro dinero el
agujero de algunos bancos y sin comisión alguna. Y de beneficios, nada de nada.
Ni la calderilla nos han devuelto de estos beneficios que dicen tener las
entidades.
Que las
cuentas públicas se han puesto en orden, puede.
Pero eso sí, una vez vaciadas o
dejadas de llenar por tanta legión de corruptos,
sean estos nacionales o nacionalistas.
Si al final, será verdad eso de que el empleo lo habrán creado en las
fiscalías anticorrupción. Sino el
empleo, al menos el trabajo.
Que hemos crecido
y hemos creado empleo, puede. Pero antes
lo hemos destruido y apoyado con los despidos gratuitos, sueldos irrisorios,
contratos penosos y recortes descomunales.
Todo eso y más, se le ha olvidado añadir a la señora ministra “en
funciones”.
Pero eso sí,
la subida de la pensión de jubilados, pensionistas, viudas y asimilados, es del cuarto de punto, como dirán los
economistas. También le ha faltado
añadir a la misiva que a los señores –o
debería decir, sus señorías- diputados se les subirá un entero. Y que la media de un cuarto es un euro
cincuenta, mientras que las del entero en cuestión, rondará un mínimo de diez
mil de las antiguas pesetas. Todo un
lujo, vamos. Para el pensionista,
claro.
Y luego salta
la otra noticia. Un inmigrante vive desde
hace nueve años en una casa abandonada y manda la mayor parte de la ayuda
pública al extranjero. Y luego nos quejamos de que sólo les suban un euro
cincuenta a los pensionistas.
Apaga y
vámonos. Eso, si no nos la han cortado
antes.
PUBLICADO EL 4 DE FEBRERO DE 2016, EN EL DIARIO MENORCA.