Y el marido
de la Begoña lo volvió a hacer. Y no me
refiero a conseguir el apoyo -que eso ya lo tiene desde que se alió con los
independentistas y demás- sino al hecho de ganar el relato. Porque nadie puede negar que es un embustero,
pero con suerte. O astuto.
Con el
llamado “Decreto Ómnibus” lo ha vuelto a hacer, en parte. No consiguió lo que quería, pero al menos el
relato del Gobierno, los medios, los sindicatos y sus aliados ha culpado a
Feijóo de no querer subir las pensiones y retirar las ayudas al
transporte. Digo Feijóo y no Partido
Popular porque da la sensación de que ambos van descompensados. ¿Será que
Feijóo es gallego? Tal vez se necesita alguien
con más garra.
Y no es la
primera vez que el marido de la Begoña mantiene caliente el ambiente de propios
y extraños. Vamos, que la tensión que
necesitaba Zapatero y que confesó a Iñaki Gabilondo ya le ha quedado
pequeña. ¿Se atreverá alguien a apuntar
que el odio del que tanto se habla actualmente, tiene autor conocido?
Y tiene
retórica el tipo. Y el copia y pega, de
momento le funciona. No es la primera
vez que usa el término de “buscar votos hasta debajo de las piedras” ante sus
seguidores. La hemeroteca lo demuestra. Y ésta aún no ha sido ni borrada ni
censurada. Lo que no dice, o lo que no
quiere saber es que debajo de las piedras con lo que suele encontrarse uno son
insectos, arácnidos, gusanos y larvas. Y
pues sí, encontró los votos. Y lo otro.
Encontró
los votos, aunque cediendo en todo.
Vamos, que de ochenta y tantas medidas que quería votar y colar, no
llegarán a la treintena las que se aprueben.
¿Es eso ganar el relato? Si el relato es que la culpa fue del
cha-cha-chá, pues sí.
Ya nos lo
dijo, emulando a Napoleón, de que “el fin justifica los medios”, y así lo viene
haciendo. Ahora sólo faltará que siga
con las directrices de su maestro Maquiavelo: “Las injusticias se deben hacer
todas a la vez a fin de que, por probarlas menos, hagan menos daño, mientras
que los favores se deben hacer poco a poco con el objetivo de que se aprecien
mejor”. Llegado a este punto ya
desconozco quién usa a Maquiavelo, si Pedro Sánchez o Carlos Puigdemont. Al menos, Puigdemont no pierde. Va ganando pasito
a pasito.
Y aunque
intente las directrices de Maquiavelo, no creo que Sánchez consiga la máxima de
“El príncipe debe hacerse temer de manera que si le es imposible ganarse el
amor del pueblo consiga evitar el odio, porque puede combinarse perfectamente
el ser temido y el no ser odiado”. En su
caso, algunos lo deben odiar. Y
bastante.
La próxima vez busque en la chistera. Será más de chiste.
PUBLICADO EL 6 DE FEBRERO DE 2025, EN EL DIARIO MENORCA.