Mi intención era el de no opinar públicamente de este tema, no obstante, cuando empiezan a salir públicos comentarios sobre causas y motivos del cese del Dr. Carulla como coordinador del servicio de Oncología, y cuando algunos malintencionados comentarios atacan a una persona y a una Unidad como son el Dr. Lacueva y la Unidad de Paliativos, mi foro interno me obliga a traspasar la línea, a dejar mis pensamientos en voz alta, y trasladarlos al papel de público conocimiento y sobre todo, perenne en el tiempo y en el comentario.
No voy a opinar sobre el actual servicio de oncología en concreto, porque afortunadamente lo desconozco. Digo afortunadamente porque cuando uno no es profesional en la materia y en cambio sí tiene conocimiento de ello, es porque la enfermedad, esta terrible enfermedad, ha posado sobre él o sus más allegados. También hay que decir que es una enfermedad de las denominadas “democráticas”, dado que no hace distinción ni de raza, ni de religión, ni de ideas políticas. Y también habrá que decir, que por las causas que sean, las estadísticas señalan a Menorca, como un lugar donde la incidencia es mayor. Son datos pues a tener en cuenta.
Desconozco por los motivos que he expuesto en el párrafo anterior cuál es este proyecto que trajo el Dr. Carulla desde Barcelona, ni el grado de desarrollo actual del mismo. Pero este desconocimiento no me ha impedido hacer una apreciación muy personal, una intuición digámosle por caso, de lo ocurrido. Este sexto sentido, por llamarlo de alguna forma, intuido desde las pocas manifestaciones fehacientes que se han ido publicando, me ha hecho pensar que esta coordinación, de alguna manera, quería aglutinar no tan sólo el servicio de oncología, sino que quería coordinar todo los servicios y demás unidades del hospital en sí.
Y lo comprendo. Comprendería si así fuera, que por su promotor, su “creador”, su instigador, se intentara barrer hacia su servicio, hacia su proyecto. Además, los enfermos de cáncer, también lo necesitan. Y creo que nadie, absolutamente nadie pueda estar en contra de este posicionamiento.
Y comprendo también, comprendería también si así fuera, que los demás servicios, las demás unidades, también intentaran “barrer” hacia sus propias necesidades. El paciente debe ser lo más importante para su médico. Y todos los pacientes tienen urgencias y necesidades. Y todos los pacientes, tienen ganas de vivir, todos.
Y entre tiras y aflojas, entre posibles tiranteces, será la dirección del centro quien debe imponer la solución, o por lo menos las directrices. Y esto da la sensación que viene desde hace tiempo. La carta aparecida en los medios de comunicación por parte del Dr. Carulla, dejó un cierto mal sabor a quienes ignorábamos todo lo que se estaba cociendo entre ambos.
Aquella carta nos dio la sensación de rabieta y sobre todo, de pulso. Pulso, chantaje, amenaza, digámoslo como queramos, pero entre líneas se leía mucho más de lo que se podía leer en aquellos renglones. Y evidentemente así fue.
El cese, tras la publicación de aquella carta, también era lógico que llegara. La pérdida de confianza en aquel momento era pública. Y llegó el cese como coordinador, pero nadie cuestiona su trabajo como médico. Y hasta aquí, el episodio normal de una situación personal, de un tira y afloja entre personas de carácter e intereses diferentes.
Incluso llegado el cese, entendería que el Dr. Carulla, y sus familiares, de creerlo oportuno, ya fuera por orgullo, por solidaridad, por prestigio o por conciencia y ética, decidieran terminar el contrato laboral que les unía a la institución pública y protagonizaran los actos que ellos, eso sí, dentro de la elegancia que se deben por sus cargos y reputación que ostentan, creyeran oportunos.
Pero no ha ocurrido así. La elegancia ha dado paso a otro pulso. Algunos médicos del servicio de oncología han decidido dar el preaviso de que abandonan dicho servicio y que los pacientes se van a quedar con un solo oncólogo. Pues aquí no. Si era lógico y respetable que el Dr. Carulla abandonara el servicio, no lo es que lo abandonen los demás médicos. ¿Dónde está el servicio a la sociedad? ¿Dónde está el espíritu de servicio? ¿Dónde está la humanidad?. ¿Saben el daño moral, que les han hecho a todos estos enfermos de cáncer? ¿Acaso se ha pretendido hacer un pulso y que sean los pacientes y sus familiares quienes, sin conocer las verdaderas causas del cese, se posicionen por uno u otro?. Y lo dicho, no es digno.
No es digno ni humanitario. Tampoco es solución que vengan oncólogos de Son Dureta. El paciente y el familiar, quiere y necesita que su oncólogo sea como un médico de cabecera. Un médico a quien conozcas y te conozca, al que puedas llamar ante cualquier contrariedad y que sepas que su respuesta siempre será serena y acogedora.
Y como ejemplo de ello, tenemos al Dr. Guillermo García Gasulla. Al doctor García Gasulla lo conocí hace de ello ya siete años en el Hospital Montetoro, cuando se encargaba ya de los enfermos de cáncer. En alguna que otra ocasión me dio la sensación que también él tenía problemas con su quehacer y recibía presiones por parte de otros médicos que en aquellas ocasiones no entendían que la humanidad y el cariño hacían mucho bien en los pacientes de cáncer y en sus familiares. Y nunca aprecié en él, ninguna crítica, ningún desaliento, ni tanto a nivel personal ni por supuesto en la opinión pública. Ahora, sin duda, este carácter nuestro que él representa, servirá para que la humanidad, la sencillez y la humildad propia y el cariño hacia los pacientes tomen de nuevo cabida en este servicio.
Y otro ejemplo de ello es sin duda el Dr. Javier Lacueva y todo su equipo de la Unidad de Paliativos. Es verdad que el enfermo cuando es derivado a su servicio es ya un enfermo terminal del que, desgraciadamente la ciencia ya no puede salvarlo. Es verdad ¿y?. ¿Acaso prefieren que el paciente se muera de dolor, además sabiendo que se está muriendo, y que nadie puede ya salvarlo? ¿Han oído hablar alguna vez, del buen morir? ¿han oído hablar de calidad de vida? . Calidad de vida, tanto del paciente como de los familiares…. Y después del triste desenlace, ¿saben qué es el acompañamiento del duelo?. ¿Lo creen menos importante?
Y un dato importante y desconocido para muchos. Aunque por desgracia la magnitud de las estadísticas presentan al enfermo terminal como un enfermo oncológico, también hay enfermos terminales que provienen de otras dolencias, de otras unidades y servicios. ¿Porqué la coordinación de oncología debe de aglutinar, englobar a esta Unidad de Paliativos, si los pacientes pueden venir de otros servicios hospitalarios? ¿Quién intenta manipular esta información? Y no tan sólo el sujeto, sino las causas, ¿por qué se intenta manipular esta información? ¿En interés de qué?. Y esto, no se ha dicho.
Otra cosa que tampoco se ha dicho ni se ha dejado reposar. Si el cese es de una persona, y nadie ha mencionado que el proyecto no fuera válido, y se entiende que su sucesor llevará adelante el proyecto si así se cree oportuno, ¿por qué tanta crítica si el proyecto sigue adelante? ¿por qué no se critica a quienes han dado el aviso de marcharse? ¿acaso el proyecto llevaba copyright?.
Son muchas preguntas al vuelo, pero creo que antes de tomarse posiciones, se necesitan conocer muchos datos, de los que sin duda desconocemos. Datos que en algunos casos no podrán salir a la opinión pública, y otros que tal vez estén manipulados por intereses de índole personal. Y así, con los intereses personales no puede uno guiarse. Ante mi desconocimiento de lo ocurrido, me amparo en el conocimiento de las personas, y en especial al del Dr. Lacueva y de los miembros de su equipo. Digan lo que digan, la Unidad de Paliativos cada vez es más necesaria, su personal está altamente cualificado tanto profesional como humanamente, y nadie puede dudar de ello. Sirvan estas líneas como respaldo a su gestión, y en lo posible un aliento de aire puro y sano, que les motive para seguir en la misma línea que han mantenido desde su implantación.
Ánimo, que quienes os conocemos, os apoyamos.
Y también, como no, el deseo a la Gerencia, a los afectados, y a las asociaciones que se implican, en el buen desarrollo de encontrar oncólogos que puedan servir a sus pacientes, más por vocación y dedicación, que por motivos personales.
Suerte a todos, os lo merecéis.
No voy a opinar sobre el actual servicio de oncología en concreto, porque afortunadamente lo desconozco. Digo afortunadamente porque cuando uno no es profesional en la materia y en cambio sí tiene conocimiento de ello, es porque la enfermedad, esta terrible enfermedad, ha posado sobre él o sus más allegados. También hay que decir que es una enfermedad de las denominadas “democráticas”, dado que no hace distinción ni de raza, ni de religión, ni de ideas políticas. Y también habrá que decir, que por las causas que sean, las estadísticas señalan a Menorca, como un lugar donde la incidencia es mayor. Son datos pues a tener en cuenta.
Desconozco por los motivos que he expuesto en el párrafo anterior cuál es este proyecto que trajo el Dr. Carulla desde Barcelona, ni el grado de desarrollo actual del mismo. Pero este desconocimiento no me ha impedido hacer una apreciación muy personal, una intuición digámosle por caso, de lo ocurrido. Este sexto sentido, por llamarlo de alguna forma, intuido desde las pocas manifestaciones fehacientes que se han ido publicando, me ha hecho pensar que esta coordinación, de alguna manera, quería aglutinar no tan sólo el servicio de oncología, sino que quería coordinar todo los servicios y demás unidades del hospital en sí.
Y lo comprendo. Comprendería si así fuera, que por su promotor, su “creador”, su instigador, se intentara barrer hacia su servicio, hacia su proyecto. Además, los enfermos de cáncer, también lo necesitan. Y creo que nadie, absolutamente nadie pueda estar en contra de este posicionamiento.
Y comprendo también, comprendería también si así fuera, que los demás servicios, las demás unidades, también intentaran “barrer” hacia sus propias necesidades. El paciente debe ser lo más importante para su médico. Y todos los pacientes tienen urgencias y necesidades. Y todos los pacientes, tienen ganas de vivir, todos.
Y entre tiras y aflojas, entre posibles tiranteces, será la dirección del centro quien debe imponer la solución, o por lo menos las directrices. Y esto da la sensación que viene desde hace tiempo. La carta aparecida en los medios de comunicación por parte del Dr. Carulla, dejó un cierto mal sabor a quienes ignorábamos todo lo que se estaba cociendo entre ambos.
Aquella carta nos dio la sensación de rabieta y sobre todo, de pulso. Pulso, chantaje, amenaza, digámoslo como queramos, pero entre líneas se leía mucho más de lo que se podía leer en aquellos renglones. Y evidentemente así fue.
El cese, tras la publicación de aquella carta, también era lógico que llegara. La pérdida de confianza en aquel momento era pública. Y llegó el cese como coordinador, pero nadie cuestiona su trabajo como médico. Y hasta aquí, el episodio normal de una situación personal, de un tira y afloja entre personas de carácter e intereses diferentes.
Incluso llegado el cese, entendería que el Dr. Carulla, y sus familiares, de creerlo oportuno, ya fuera por orgullo, por solidaridad, por prestigio o por conciencia y ética, decidieran terminar el contrato laboral que les unía a la institución pública y protagonizaran los actos que ellos, eso sí, dentro de la elegancia que se deben por sus cargos y reputación que ostentan, creyeran oportunos.
Pero no ha ocurrido así. La elegancia ha dado paso a otro pulso. Algunos médicos del servicio de oncología han decidido dar el preaviso de que abandonan dicho servicio y que los pacientes se van a quedar con un solo oncólogo. Pues aquí no. Si era lógico y respetable que el Dr. Carulla abandonara el servicio, no lo es que lo abandonen los demás médicos. ¿Dónde está el servicio a la sociedad? ¿Dónde está el espíritu de servicio? ¿Dónde está la humanidad?. ¿Saben el daño moral, que les han hecho a todos estos enfermos de cáncer? ¿Acaso se ha pretendido hacer un pulso y que sean los pacientes y sus familiares quienes, sin conocer las verdaderas causas del cese, se posicionen por uno u otro?. Y lo dicho, no es digno.
No es digno ni humanitario. Tampoco es solución que vengan oncólogos de Son Dureta. El paciente y el familiar, quiere y necesita que su oncólogo sea como un médico de cabecera. Un médico a quien conozcas y te conozca, al que puedas llamar ante cualquier contrariedad y que sepas que su respuesta siempre será serena y acogedora.
Y como ejemplo de ello, tenemos al Dr. Guillermo García Gasulla. Al doctor García Gasulla lo conocí hace de ello ya siete años en el Hospital Montetoro, cuando se encargaba ya de los enfermos de cáncer. En alguna que otra ocasión me dio la sensación que también él tenía problemas con su quehacer y recibía presiones por parte de otros médicos que en aquellas ocasiones no entendían que la humanidad y el cariño hacían mucho bien en los pacientes de cáncer y en sus familiares. Y nunca aprecié en él, ninguna crítica, ningún desaliento, ni tanto a nivel personal ni por supuesto en la opinión pública. Ahora, sin duda, este carácter nuestro que él representa, servirá para que la humanidad, la sencillez y la humildad propia y el cariño hacia los pacientes tomen de nuevo cabida en este servicio.
Y otro ejemplo de ello es sin duda el Dr. Javier Lacueva y todo su equipo de la Unidad de Paliativos. Es verdad que el enfermo cuando es derivado a su servicio es ya un enfermo terminal del que, desgraciadamente la ciencia ya no puede salvarlo. Es verdad ¿y?. ¿Acaso prefieren que el paciente se muera de dolor, además sabiendo que se está muriendo, y que nadie puede ya salvarlo? ¿Han oído hablar alguna vez, del buen morir? ¿han oído hablar de calidad de vida? . Calidad de vida, tanto del paciente como de los familiares…. Y después del triste desenlace, ¿saben qué es el acompañamiento del duelo?. ¿Lo creen menos importante?
Y un dato importante y desconocido para muchos. Aunque por desgracia la magnitud de las estadísticas presentan al enfermo terminal como un enfermo oncológico, también hay enfermos terminales que provienen de otras dolencias, de otras unidades y servicios. ¿Porqué la coordinación de oncología debe de aglutinar, englobar a esta Unidad de Paliativos, si los pacientes pueden venir de otros servicios hospitalarios? ¿Quién intenta manipular esta información? Y no tan sólo el sujeto, sino las causas, ¿por qué se intenta manipular esta información? ¿En interés de qué?. Y esto, no se ha dicho.
Otra cosa que tampoco se ha dicho ni se ha dejado reposar. Si el cese es de una persona, y nadie ha mencionado que el proyecto no fuera válido, y se entiende que su sucesor llevará adelante el proyecto si así se cree oportuno, ¿por qué tanta crítica si el proyecto sigue adelante? ¿por qué no se critica a quienes han dado el aviso de marcharse? ¿acaso el proyecto llevaba copyright?.
Son muchas preguntas al vuelo, pero creo que antes de tomarse posiciones, se necesitan conocer muchos datos, de los que sin duda desconocemos. Datos que en algunos casos no podrán salir a la opinión pública, y otros que tal vez estén manipulados por intereses de índole personal. Y así, con los intereses personales no puede uno guiarse. Ante mi desconocimiento de lo ocurrido, me amparo en el conocimiento de las personas, y en especial al del Dr. Lacueva y de los miembros de su equipo. Digan lo que digan, la Unidad de Paliativos cada vez es más necesaria, su personal está altamente cualificado tanto profesional como humanamente, y nadie puede dudar de ello. Sirvan estas líneas como respaldo a su gestión, y en lo posible un aliento de aire puro y sano, que les motive para seguir en la misma línea que han mantenido desde su implantación.
Ánimo, que quienes os conocemos, os apoyamos.
Y también, como no, el deseo a la Gerencia, a los afectados, y a las asociaciones que se implican, en el buen desarrollo de encontrar oncólogos que puedan servir a sus pacientes, más por vocación y dedicación, que por motivos personales.
Suerte a todos, os lo merecéis.
PUBLICADO EL 12 JUNIO 2008, EN EL DIARIO MENORCA.