Uno no puede alejarse de la “vena crítica” por mucho que se lo proponga. Y no es que uno la busque, sino simplemente que se la encuentra en su camino, o se la colocan en medio del camino. ¡Qué le vamos a hacer!. ¡Uno no es de piedra….!.
El otro día, de payés, claro está, o lo que es lo mismo, “made in Menorca”, recordé viejos tiempos en que con mi padre solíamos ir a la zona de Sa Torreta, y decidí hacer parte de aquel recorrido con mis hijos. Antes no necesitábamos indicación alguna, pero ahora, por aquello de justificar oficinas y presupuestos, a cada cincuenta o menos de metros, nos encontramos con un hito que nos iba indicando que estábamos en es Camí de Cavalls, ¡como si uno no lo supiera con los cuarenta y tantos años que lo utiliza!. Y mi vena ecológica se perturba. ¿Saben cuántos árboles habrán cortado para señalizar tantos y tantos kilómetros de camino?
Y en éstas que piensas que “ses peuades de l’amo no fan mal” y que resulta difícil criticar todo lo hecho desde las posiciones que se dicen ecologistas, ¡que de eso saben mucho!. Pero bueno, desde aquella misma posición en que me encuentro estos señalamientos, hecho mirada atrás y me encuentro con otra visión muy por segura compartida por estos mismos ecologistas. El núcleo urbano, antes colonia, y mucho antes simplemente Es Grau, está acompañado en su lateral por dos gigantescas antenas de telefonía móvil, y más a su derecha aparecen los “molinos” de Es Milá. Y la verdad es que afean….. interrumpen el paisaje.
¿Y?, te preguntas irónico. ¿Acaso preferimos pagar más energía, más impuestos añadidos, antes que tener una imagen que puede asegurarnos el futuro?. Pues parece que sí. Mientras unos propugnan por energías renovables, sostenibles y demás calificativos tan de moda, los mismos o parte de los mismos, añaden pegas para que estas energías no estén al abasto de todo el ciudadano. Un “molinillo” de éstos , de los de ir por casa, cuesta casi un millón de pesetas de las de antes, y está claro que no es fácil rentabilizar el coste, pero para las empresas sí…
Crearía impacto, está claro, la construcción de cuarenta nuevos aerogeneradores, ¿pero cuanta energía podría producir? ¿Y placas solares?. Pero no, resulta que la vista, y los pobres pájaros que pudieran embestirse contra ellos, valen más que aquel matrimonio ya mayor, que no podrán utilizar el lavavajillas porque su mísera jubilación no le alcanzará para pagar el recibo de la electricidad, y como no, tampoco podrán pagar la asistencia de una persona que les friegue los platos, ya que su espalda no se lo permite, su sueldo tampoco y la ayuda tan prometida de la ley de dependencia, no llega.
Y como este matrimonio mayor, cientos y cientos de domicilios en que personas mayores, viudas, verán aumentada su crisis con tanta subida. Electricidad, agua… Sí, el agua también dicen que subirá, por aquello que se hacen muchas obras….. ¿Acaso también quien consuma agua, tendrá que pagar aquellos tubos de a metro de diámetro, por la cual navegará toda el agua de los pluviales? ¿Qué relación tiene el agua doméstica que llega de la canalización de los pozos, con el agua de la lluvia que se desaprovecha y se canaliza –ojo, no trasvasa- al mar? ¿Acaso no se podría empezar con reciclar dicha agua y saldría más barata su coste?. Pero no. El agua, como la electricidad, no tiene tanto coste. Se penaliza su uso, pero el precio para las empresas es bajísimo…. Es como el petróleo. Sube el precio del barril, y quien hace el negocio son las refinerías, y no digamos las empresas intermediarias…… y el Estado, con tanto impuesto…. ¡Que cuanta más suba el precio, más suben el porcentaje de impuesto!.
Y si no ahorramos con la energía, ¿cómo pretender que ahorremos con el reciclaje?. Está muy bien que las nuevas generaciones aprendan a reciclar, porque a la vez, inducen y provocan que los de generaciones anteriores nos atengamos a las consecuencias y sigamos su ejemplo. Lo que ya no está normal, es que se penalice la utilización de elementos reciclados. Así, uno por aquello de dárselas de “progre”, va y utiliza tarjetas y sobres de papel reciclado… y hete aquí, que resultan más caras las recicladas. ¿Qué política de reciclaje existe en nuestro país? ¿Acaso por estar de moda tiene que ser más caro?. Ahora, cuando estamos en periodo de “desaceleración económica, que no crisis” ¿creen que vamos a gastar más caro por algo reciclado?. ¿Dónde está la protección estatal a esta filosofía?
¿Y el papel para reciclar? ¿Se acuerdan cuando treinta y tantos años atrás, cuando los escolares preparaban sus viajes de estudios? ¿Se acuerdan que recogíamos montones y montones de periódicos usados, revistas? ¿Se acuerdan cuando casa por casa, vecino por vecino, íbamos a recoger estos kilos y kilos de papel? ¿Se acuerdan cuando los vendíamos luego a los chatarreros de entonces? ¿Se acuerdan de que el viaje nos salía mucho más económico por haber recaudado aquel dinero?. Y ahora, resulta que llenamos cientos y cientos de contenedores de papel y cartón, y nadie habla de negocio….. luego, lo reciclado sale más caro…. ¿quién hace negocio?
Y la culpa esta vez no será del “cha-cha-chá”. Será del transporte, del petróleo…. En fin, la pescadilla que se muerde la cola…
Pero no todo está para criticar. Hay casos y casos. Hay otros reciclajes que sí ofrecen beneficios a la ciudadanía, y ahorro. Caucho, calzadas, mobiliario urbano, centenares y centenares de productos sirven para dar una salida ecológica, y a la vez, más económica. Y aquí es donde debe intervenir la administración pública. Valorar, incentivar esos productos reciclados. Para que sean esto, más ecológicos , y más económicos. Mientras la conjugación de estos dos términos, ecológico-económico vayan a la par, muy por seguro que la ciudadanía les apoyará, de lo contrario, se hartará de tanta presión impositiva, y ya se sabe, cuando un sumiso dice “prou”, no hay “¡basta ya!”, que lo iguale.
Ya lo saben, señores políticos, dejen de subir los impuestos, dejen de mentir, y si quieren dar ejemplo, ya lo saben…. Que cobrar diez millones como mínimo al año para firmar, y otros “sólo” cinco millones por levantar la mano al contrario, es un regalo demasiado exagerado…., aunque sean “sólo” de las antiguas pesetas.
El otro día, de payés, claro está, o lo que es lo mismo, “made in Menorca”, recordé viejos tiempos en que con mi padre solíamos ir a la zona de Sa Torreta, y decidí hacer parte de aquel recorrido con mis hijos. Antes no necesitábamos indicación alguna, pero ahora, por aquello de justificar oficinas y presupuestos, a cada cincuenta o menos de metros, nos encontramos con un hito que nos iba indicando que estábamos en es Camí de Cavalls, ¡como si uno no lo supiera con los cuarenta y tantos años que lo utiliza!. Y mi vena ecológica se perturba. ¿Saben cuántos árboles habrán cortado para señalizar tantos y tantos kilómetros de camino?
Y en éstas que piensas que “ses peuades de l’amo no fan mal” y que resulta difícil criticar todo lo hecho desde las posiciones que se dicen ecologistas, ¡que de eso saben mucho!. Pero bueno, desde aquella misma posición en que me encuentro estos señalamientos, hecho mirada atrás y me encuentro con otra visión muy por segura compartida por estos mismos ecologistas. El núcleo urbano, antes colonia, y mucho antes simplemente Es Grau, está acompañado en su lateral por dos gigantescas antenas de telefonía móvil, y más a su derecha aparecen los “molinos” de Es Milá. Y la verdad es que afean….. interrumpen el paisaje.
¿Y?, te preguntas irónico. ¿Acaso preferimos pagar más energía, más impuestos añadidos, antes que tener una imagen que puede asegurarnos el futuro?. Pues parece que sí. Mientras unos propugnan por energías renovables, sostenibles y demás calificativos tan de moda, los mismos o parte de los mismos, añaden pegas para que estas energías no estén al abasto de todo el ciudadano. Un “molinillo” de éstos , de los de ir por casa, cuesta casi un millón de pesetas de las de antes, y está claro que no es fácil rentabilizar el coste, pero para las empresas sí…
Crearía impacto, está claro, la construcción de cuarenta nuevos aerogeneradores, ¿pero cuanta energía podría producir? ¿Y placas solares?. Pero no, resulta que la vista, y los pobres pájaros que pudieran embestirse contra ellos, valen más que aquel matrimonio ya mayor, que no podrán utilizar el lavavajillas porque su mísera jubilación no le alcanzará para pagar el recibo de la electricidad, y como no, tampoco podrán pagar la asistencia de una persona que les friegue los platos, ya que su espalda no se lo permite, su sueldo tampoco y la ayuda tan prometida de la ley de dependencia, no llega.
Y como este matrimonio mayor, cientos y cientos de domicilios en que personas mayores, viudas, verán aumentada su crisis con tanta subida. Electricidad, agua… Sí, el agua también dicen que subirá, por aquello que se hacen muchas obras….. ¿Acaso también quien consuma agua, tendrá que pagar aquellos tubos de a metro de diámetro, por la cual navegará toda el agua de los pluviales? ¿Qué relación tiene el agua doméstica que llega de la canalización de los pozos, con el agua de la lluvia que se desaprovecha y se canaliza –ojo, no trasvasa- al mar? ¿Acaso no se podría empezar con reciclar dicha agua y saldría más barata su coste?. Pero no. El agua, como la electricidad, no tiene tanto coste. Se penaliza su uso, pero el precio para las empresas es bajísimo…. Es como el petróleo. Sube el precio del barril, y quien hace el negocio son las refinerías, y no digamos las empresas intermediarias…… y el Estado, con tanto impuesto…. ¡Que cuanta más suba el precio, más suben el porcentaje de impuesto!.
Y si no ahorramos con la energía, ¿cómo pretender que ahorremos con el reciclaje?. Está muy bien que las nuevas generaciones aprendan a reciclar, porque a la vez, inducen y provocan que los de generaciones anteriores nos atengamos a las consecuencias y sigamos su ejemplo. Lo que ya no está normal, es que se penalice la utilización de elementos reciclados. Así, uno por aquello de dárselas de “progre”, va y utiliza tarjetas y sobres de papel reciclado… y hete aquí, que resultan más caras las recicladas. ¿Qué política de reciclaje existe en nuestro país? ¿Acaso por estar de moda tiene que ser más caro?. Ahora, cuando estamos en periodo de “desaceleración económica, que no crisis” ¿creen que vamos a gastar más caro por algo reciclado?. ¿Dónde está la protección estatal a esta filosofía?
¿Y el papel para reciclar? ¿Se acuerdan cuando treinta y tantos años atrás, cuando los escolares preparaban sus viajes de estudios? ¿Se acuerdan que recogíamos montones y montones de periódicos usados, revistas? ¿Se acuerdan cuando casa por casa, vecino por vecino, íbamos a recoger estos kilos y kilos de papel? ¿Se acuerdan cuando los vendíamos luego a los chatarreros de entonces? ¿Se acuerdan de que el viaje nos salía mucho más económico por haber recaudado aquel dinero?. Y ahora, resulta que llenamos cientos y cientos de contenedores de papel y cartón, y nadie habla de negocio….. luego, lo reciclado sale más caro…. ¿quién hace negocio?
Y la culpa esta vez no será del “cha-cha-chá”. Será del transporte, del petróleo…. En fin, la pescadilla que se muerde la cola…
Pero no todo está para criticar. Hay casos y casos. Hay otros reciclajes que sí ofrecen beneficios a la ciudadanía, y ahorro. Caucho, calzadas, mobiliario urbano, centenares y centenares de productos sirven para dar una salida ecológica, y a la vez, más económica. Y aquí es donde debe intervenir la administración pública. Valorar, incentivar esos productos reciclados. Para que sean esto, más ecológicos , y más económicos. Mientras la conjugación de estos dos términos, ecológico-económico vayan a la par, muy por seguro que la ciudadanía les apoyará, de lo contrario, se hartará de tanta presión impositiva, y ya se sabe, cuando un sumiso dice “prou”, no hay “¡basta ya!”, que lo iguale.
Ya lo saben, señores políticos, dejen de subir los impuestos, dejen de mentir, y si quieren dar ejemplo, ya lo saben…. Que cobrar diez millones como mínimo al año para firmar, y otros “sólo” cinco millones por levantar la mano al contrario, es un regalo demasiado exagerado…., aunque sean “sólo” de las antiguas pesetas.
PUBLICADO EL 25 JUNIO 2008, EN EL DIARIO MENORCA.