Bueno, ahora sí. Una vez terminadas las fiestas, una vez que las cosas vuelven a su redil, era tiempo de resolver el problema, pero.... Pues sí, también hay un pero. Siempre suele haber “peros”.
Esta vez se presenta en forma de duda, de pregunta que sabe nunca va a ser contestada, o al menos, nunca podrá creerse la respuesta que se le presente, si es que llega el caso. Por un momento encuentra similitud en aquel duendecillo de la traducción de años anteriores, y lo sucedido en el final de fiestas. Y no cree él que sea errata.
Los factores meteorológicos nada reprocharles, es cierto. El polvo en suspensión, tampoco. El tema acústico, mejorable, pero los fuegos acuáticos…… inexistentes. ¿Dónde estaban los fuegos acuáticos?. Por un momento ¿desaparecieron del catálogo, se mojaron por la humedad o dañaban el ecosistema?. La verdad, es que no existieron pese a estar programados. Y esto huele….. y no precisamente a pólvora.
Podrán decir que efectivamente atacaba al ecosistema, podrán decir que fue error, o simplemente que hubo problemas…., pero la información sirve para ayudar a disipar dudas, malos entendidos…. Para el año que viene, Federico se adelanta y propone una solución sostenible. Sostenible porque es término que vende actualmente. Propone tanto para Mô como al resto de poblaciones, que los fuegos artificiales, -tanto aéreos como posibles acuáticos- se realicen a imagen y semejanza de los que se realizaron en Pekín en los JJOO. Así, el Consell Insular y Silme, podrían hacerse cargo de todo lo necesario en crear un espectáculo virtual de fuegos artificiales, y ofrecerlos a los ocho ayuntamientos de la isla. Esta mancomunidad, favorecería por un lado el ahorro monetario y además no degradaría el medio ambiente.
A pesar de todo ello, este año a Federico las fiestas le han sabido a despedida. Es verdad. Despedida de Obispo y de Alcalde. Por unos momentos se acuerda de aquel primer encuentro de ambos en la presentación de la revista de ses festes, en la redacción del Diario Menorca. Y se acuerda perfectamente, que de aquel encuentro colectivo quedó clarificado, que las fiestas son las de Mô, y por supuesto, se celebran en honor a la Mare de Déu de Gracia. Y este buen talante, ha hecho posible que durante todos estos años, se haya mantenido la tradición, ésta que un día, un señor, o unos señores cualesquiera, habían decidido suprimir de un plumazo.
Y como suele ser habitual en las despedidas, buenos recuerdos. Atrás quedaba la polémica del Boris del anterior año. Este año, por lo que fuera, se apostaba por lo “made in Mô” y Lluis Sintes no defraudó. En su pregón encendió corazones, aupó el ardor mahonés y todas aquellas gargantas cantaban al ritmo que marcaba el pregonero, su pregonero, nuestro pregonero. Sin duda, este año de despedidas, los mahoneses se encontraron más unidos que nunca.
Pero las fiestas también te deparan otros puntos de vista…., así observas aquellos kilómetros de banderitas que dejarán de ser sostenibles, aquellos vasos de plástico que se perderán entre la arena -menos que en otros años, por la carestía de las pomadas-, aquellos sobrantes de wattios que allanaban domicilios en forma de ruido, aquellos otros gastos energéticos en la feria….. ¿Dónde está la sostenibilidad del sistema?
Y Federico está muy aferrado a la idea de la sostenibilidad. Su borrador es muy claro. Incluso Martí M, se hacía eco de ello en un blog. Pero son ideas de cajón, de un cajón de cuarenta años atrás. Pero sólo cuarenta años, y menos incluso. Federico se acuerda cuando de joven se lavaba en un barreño de zinc, de cuando el agua se la calentaba al sol, de cuando el water no existía y el escusado, el lloc comú, era el destino final. De cuando la cisterna de agua de lluvia, abastecía las necesidades de la vivienda…, de cuando el cócil servía para lavar la ropa y el viento para secarla.. De las bicicletas y los carros, y sobre todo, de ir a pie al colegio, al trabajo , al médico ….
Pero es difícil volver atrás. Hay que educar y mucho. Educar y reeducar. ¿Cómo devolver a aquellos años a quienes no lo han vivido?. Sin duda, hay que primar el esfuerzo. Enseñarnos paso a paso. Martí M. en un blog propone que se vaya pagando a medida que se consume, al igual que se utiliza una cabina telefónica. Con este sistema, mientras vamos consumiendo electricidad, iríamos introduciendo monedas en un contador. Igual haríamos con el coche, e incluso con el ordenador… Así, dándonos cuenta de lo que cuesta la energía, tal vez, alguno, pondría algo de su parte y abarataría su bolsillo. Otros, muy por seguro, seguirán derrochando.
Y es que la solución casera de la energía, pasa sin duda por el bolsillo. Mientras la economía doméstica pueda soportarla, no habrá ahorro. Cuando ésta llegue al bolsillo y éste se encuentre vacío, la sostenibilidad habrá entrado en los domicilios. Luego vendrá el tema de las administraciones. Con sólo colocar unos sensores de luminosidad en las farolas…. ¡cuanta energía se ahorraría!. Y si luego volvemos a la época de las guías y horarias…., otro gallo cantaría.
Podríamos seguir horas y horas relatando soluciones caseras, eso sí, carentes de estudios y títulos universitarios, masters y postgraduados, conferencias y miembros de sociedades raras y más raras, pero a pesar de ello, llegaríamos a la misma percepción de la sostenibilidad en el medio urbano que deseamos para nuestro pueblo.
Ir más allá, trasladarnos a niveles superiores, ya entraña, por el momento, una pizca de utopía. Y eso de momento, no vende. Lo otro, lo palpable y con soluciones aunque éstas sean con recargo monetario, sí.
Esta vez se presenta en forma de duda, de pregunta que sabe nunca va a ser contestada, o al menos, nunca podrá creerse la respuesta que se le presente, si es que llega el caso. Por un momento encuentra similitud en aquel duendecillo de la traducción de años anteriores, y lo sucedido en el final de fiestas. Y no cree él que sea errata.
Los factores meteorológicos nada reprocharles, es cierto. El polvo en suspensión, tampoco. El tema acústico, mejorable, pero los fuegos acuáticos…… inexistentes. ¿Dónde estaban los fuegos acuáticos?. Por un momento ¿desaparecieron del catálogo, se mojaron por la humedad o dañaban el ecosistema?. La verdad, es que no existieron pese a estar programados. Y esto huele….. y no precisamente a pólvora.
Podrán decir que efectivamente atacaba al ecosistema, podrán decir que fue error, o simplemente que hubo problemas…., pero la información sirve para ayudar a disipar dudas, malos entendidos…. Para el año que viene, Federico se adelanta y propone una solución sostenible. Sostenible porque es término que vende actualmente. Propone tanto para Mô como al resto de poblaciones, que los fuegos artificiales, -tanto aéreos como posibles acuáticos- se realicen a imagen y semejanza de los que se realizaron en Pekín en los JJOO. Así, el Consell Insular y Silme, podrían hacerse cargo de todo lo necesario en crear un espectáculo virtual de fuegos artificiales, y ofrecerlos a los ocho ayuntamientos de la isla. Esta mancomunidad, favorecería por un lado el ahorro monetario y además no degradaría el medio ambiente.
A pesar de todo ello, este año a Federico las fiestas le han sabido a despedida. Es verdad. Despedida de Obispo y de Alcalde. Por unos momentos se acuerda de aquel primer encuentro de ambos en la presentación de la revista de ses festes, en la redacción del Diario Menorca. Y se acuerda perfectamente, que de aquel encuentro colectivo quedó clarificado, que las fiestas son las de Mô, y por supuesto, se celebran en honor a la Mare de Déu de Gracia. Y este buen talante, ha hecho posible que durante todos estos años, se haya mantenido la tradición, ésta que un día, un señor, o unos señores cualesquiera, habían decidido suprimir de un plumazo.
Y como suele ser habitual en las despedidas, buenos recuerdos. Atrás quedaba la polémica del Boris del anterior año. Este año, por lo que fuera, se apostaba por lo “made in Mô” y Lluis Sintes no defraudó. En su pregón encendió corazones, aupó el ardor mahonés y todas aquellas gargantas cantaban al ritmo que marcaba el pregonero, su pregonero, nuestro pregonero. Sin duda, este año de despedidas, los mahoneses se encontraron más unidos que nunca.
Pero las fiestas también te deparan otros puntos de vista…., así observas aquellos kilómetros de banderitas que dejarán de ser sostenibles, aquellos vasos de plástico que se perderán entre la arena -menos que en otros años, por la carestía de las pomadas-, aquellos sobrantes de wattios que allanaban domicilios en forma de ruido, aquellos otros gastos energéticos en la feria….. ¿Dónde está la sostenibilidad del sistema?
Y Federico está muy aferrado a la idea de la sostenibilidad. Su borrador es muy claro. Incluso Martí M, se hacía eco de ello en un blog. Pero son ideas de cajón, de un cajón de cuarenta años atrás. Pero sólo cuarenta años, y menos incluso. Federico se acuerda cuando de joven se lavaba en un barreño de zinc, de cuando el agua se la calentaba al sol, de cuando el water no existía y el escusado, el lloc comú, era el destino final. De cuando la cisterna de agua de lluvia, abastecía las necesidades de la vivienda…, de cuando el cócil servía para lavar la ropa y el viento para secarla.. De las bicicletas y los carros, y sobre todo, de ir a pie al colegio, al trabajo , al médico ….
Pero es difícil volver atrás. Hay que educar y mucho. Educar y reeducar. ¿Cómo devolver a aquellos años a quienes no lo han vivido?. Sin duda, hay que primar el esfuerzo. Enseñarnos paso a paso. Martí M. en un blog propone que se vaya pagando a medida que se consume, al igual que se utiliza una cabina telefónica. Con este sistema, mientras vamos consumiendo electricidad, iríamos introduciendo monedas en un contador. Igual haríamos con el coche, e incluso con el ordenador… Así, dándonos cuenta de lo que cuesta la energía, tal vez, alguno, pondría algo de su parte y abarataría su bolsillo. Otros, muy por seguro, seguirán derrochando.
Y es que la solución casera de la energía, pasa sin duda por el bolsillo. Mientras la economía doméstica pueda soportarla, no habrá ahorro. Cuando ésta llegue al bolsillo y éste se encuentre vacío, la sostenibilidad habrá entrado en los domicilios. Luego vendrá el tema de las administraciones. Con sólo colocar unos sensores de luminosidad en las farolas…. ¡cuanta energía se ahorraría!. Y si luego volvemos a la época de las guías y horarias…., otro gallo cantaría.
Podríamos seguir horas y horas relatando soluciones caseras, eso sí, carentes de estudios y títulos universitarios, masters y postgraduados, conferencias y miembros de sociedades raras y más raras, pero a pesar de ello, llegaríamos a la misma percepción de la sostenibilidad en el medio urbano que deseamos para nuestro pueblo.
Ir más allá, trasladarnos a niveles superiores, ya entraña, por el momento, una pizca de utopía. Y eso de momento, no vende. Lo otro, lo palpable y con soluciones aunque éstas sean con recargo monetario, sí.
PUBLICADO EL 15 SETIEMBRE 2008, EN EL DIARIO MENORCA