¿AMORADOS O ENAMORADOS?

Cuando Rafa Ayala Jr. me brindó la oportunidad de hacer una colaboración para vuestra revista, no lo dudé ni un momento. Al mismo tiempo una gran incertidumbre planeó sobre mi mente mientras manteníamos la conversación: ¿de qué podría escribir ante un público como el vuestro? Un público donde los años de experiencia y por ende, de sabiduría, marcarían el terreno, y por supuesto la difícil superación por mi parte de salir airoso ante el reto de una crítica experimentada.

Al mismo tiempo me tranquilicé. Vosotros, por la experiencia marcada por los años, por vuestro carácter formado en la inmensa universidad de la vida, sois ejemplo de tolerancia. Así pues, la crítica, de haberla, tendría buen talante. Rafa tampoco me dejaría sólo ante la tesitura: aunque el tema era libre, me daba una pista a la que acogerme. Era para el mes de Febrero, ojo al dato pues, el mes de los enamorados.

Y aunque parezca hecho a propósito, nos montamos la vida de una tal forma…, mes de las rebajas, de los enamorados, de los difuntos, de la Navidad, de la paga extra, de…. Bueno, era para el mes de los enamorados, y a ello íbamos.

¿Enamorados o amorados?. Allí empezaba el debate interno ante el monitor. ¿Es lo mismo “estar enamorado” que “amar”? ¿Se lo han preguntado alguna vez?. ¿Decimos “te amo”, “te enamo” o “te enamoro”?. ¿Verdad que suenan mal los dos últimos términos?.

Y es más, a la mayoría de vosotros con los años a cuestas en eso del matrimonio, qué contaros… ¿Os habéis preguntado el porqué de tantos casos de divorcio, de tanta separación, de tanta ruptura sentimental, que se dan en nuestros días? En estos casos ¿terminó el amor o el enamoramiento?. Para contestar a esta cuestión, primeramente deberíamos recurrir al entendimiento de ambos términos.

Así, nos encontramos con que el destacado maestro de la psicología alemana Philipp Lersch, en su obra publicada en 1938, titulada “La estructura de la personalidad” nos explica que la diferencia entre el amor y el enamoramiento, se ve sobre todo en que podemos enamorarnos del mismo modo diferentes veces, es decir, de las mismas cualidades, en personas distintas. Pero un amor verdadero no puede repetirse, es único. Además, el enamoramiento es parcial, y el amor es siempre total.

Finalmente, en los casos de enamoramiento se puede explicar el motivo, pero la pregunta de por qué amamos precisamente a determinada persona, no puede, comúnmente, ser contestada.

En el amor, la imagen de la persona amada que, como mera percepción está al alcance de todos los demás, experimenta una transfiguración e iluminación de significado, que sólo el que ama puede ver. Por eso, no es ciego el que ama, sino aquel que no es capaz de amar.

Pero dejando teorías aparte, la práctica nos enseña lo palpable. Actualmente el estrés societal, también actúa en esto del enamoramiento. Da la sensación de que se crea incluso una necesidad del enamoramiento. La juventud corre precisando encontrar pareja y de enamorarse de ella. O al revés, o todo lo contrario. Enamorarse es fácil. Una, dos, tres, o las veces que hagan falta hasta encontrar la persona ideal, la otra mitad. Y ya está. Se sigue enamorado porque eso y aquello. Sabemos y conocemos los motivos: si la mirada, si el carácter, si el pelo o los ojos… si aquello o lo demás. Enamorados sí, pero no “amorados”. Y aquí suele estar la fecha de caducidad.

A vosotros, con los años, la mirada, el carácter, el pelo o los ojos, puede que hayan pasado a un segundo término. Con los años, aquel enamoramiento ha ido paulatinamente transformándose en el “amoramiento”, y así es como habéis logrado llenar la nómina con trienios y más trienios en el amor. Lo dicho, vosotros no estáis enamorados, vosotros estáis o habéis estado AMORADOS.
¡Y por muchos años!.
PUBLICADO en el número del mes de FEBRERO de 2009 en EL BULLETÍ DEL CENTRE DE PERSONAS MAJORS. Area de Acció Social. Consell Insular de Menorca.