Y bueno es que así lo reconozca nuestro invicto presidente Rodríguez, Zapatero para más señas. Y suerte tuvo, tuvimos todos, que sus seiscientos y pico asesores –y no once veces siete- no le aconsejaron que cambiara la frase por aquella otra de que “rectificar es de sabios”, que de ésta se nos descompone el plató. Pero sí, el presidente admitió que se equivocó. Y no es que lo admitiera por admitir, sino simplemente para negar la mayor. Él puede equivocarse, como todos, pero eso sí, él nunca engañó.
¿Qué pasa cuando uno se equivoca?. ¿Qué pasa cuando un cirujano se equivoca y en vez de suturar, extirpa? ¿Qué pasa cuando un magistrado en vez de poner en libertad, mantiene en prisión? ¿Què ocurre cuando en la declaración de la Renta, ponemos un cero de más o de menos? ¿Qué ocurre cuando en una primitiva erramos en las seis apuestas?. Pues según el presi, no pasa nada.
Aunque eso sí, equivocarse no es engañar. Pero las equivocaciones tienen un precio. Un precio que en algunos casos se salda con vidas ajenas, en otros casos con dineros propios. ¿Quién paga el pato con los fallos –que no engaños- del presi?. Pues todos. ¿Acaso la economía iría mejor de haber dicho la verdad, digo mejor, de no haberse equivocado el presi y sus seiscientos y pico asesores? Pues no. Aunque tal vez, las medidas económicas no hubieran sido tan alegres, y llevaríamos un año de ventaja. Mientras, ahora, vamos con un año atrasado. O sea, dos. Dos años de distancia, es mucho tiempo para luego, en el renacer económico, poder alcanzar las cotas añoradas. Eso sí, si se renace….
Cuando en el segundo debate electoral, ZP expuso cuál era su proyecto para los próximos cuatro años, se refería según él, a “ un país que debía continuar creciendo económicamente, y en el que todos juntos y en unión -empresarios, sindicatos y Gobierno-, podíamos superar un momento de desaceleración económica –aquí empezamos a convivir con los sinónimos y palabras afines, canalización, trasvase…- que vivía España en un contexto mundial, para –¿ahora empieza a equivocarse?- traducir ese crecimiento económico en crecimiento social, para crear -¡toma ya!- dos millones de empleos en los próximos cuatro años -la mitad de ellos para las mujeres – -o sea, dos millones-; para reforzar la estabilidad en el empleo y combatir la precariedad.” Y no se cortaba, no.
Más adelante del debate seguía con sus trece.: “para alcanzar la igualdad entre hombres y mujeres, también en los salarios, su objetivo en la próxima legislatura era el pleno empleo. ¡Segunda gran equivocación!. Su primera acción será convocar a sindicatos y empresarios para firmar un gran acuerdo para toda la legislatura, con prioridades urgentes, para afrontar las consecuencias de la desaceleración que vive la economía mundial.” Y aquí ya no son trece, aquí ya sigue con sus catorce, “ vamos a poner en marcha una batería de acciones para la reactivación económica con sindicatos y empresarios:
Primera acción: adelanto del Plan de Infraestructuras para compensar la caída
de la construcción.
Segundo: la construcción de 150.000 viviendas de protección oficial este año.
Tercero: planes de reciclaje y recolocación para los parados del sector de la
construcción.
Cuarto: Devolución del IRPF de 400 euros por contribuyente.
Quinto: Extensión gratuita del plazo de hipotecas para que se beneficien las
familias con problemas.
Sexto: propiciar, en línea con otros países europeos, un acuerdo con el sector de la distribución para el autocontrol de márgenes en los precios de los alimentos.
Y tampoco terminó aquí, no, que va. Siguió y siguió, equivocándose, claro.. Se comprometió a subir las pensiones mínimas hasta 850 euros a los jubilados con cónyuge a cargo y 710 euros para las viudas. Se comprometió a subir otro 30 por ciento el salario mínimo, hasta llegar a 800 euros. Y es más, lo más terrorífico, lo que posiblemente no se equivocó y ha sido lo único del que podía haber añadido el consabido, puedo prometer y prometo: Manifestó públicamente que creía ¡ en la creación y en la distribución de la riqueza ! . Y vaya que sí. Crean su propia riqueza y se distribuyen su propia riqueza. La distribución de la misma, ayuda a las clases sociales. Las ayuda porque las fomenta. Cada vez más, retrocedemos décadas y décadas en la que la riqueza estaba distribuida, muy distribuida, sí. Mucho dinero en pocas manos. Muchas manos con poco dinero. ¿Qué mejor distribución que la que nos han ido enseñando nuestros ministros de hacienda? ¿Se acuerdan de Boyer? ¡Pues allí empezamos a distribuir la riqueza!. ¡Y los cuarto de baño y la calefacción!. ¡Que incluso el perro tenía calefacción, mientras personas sin techo dormían bajo los puentes con el único abrigo que les proporcionaban unas cajas de cartón!.
Pero a lo hecho pecho, dice el dicho popular. Ahora no me preocupa el que se equivocara o que nos engañara. Al fin y al cabo, ambas acciones son humanas. Y además, el equivocarse puede ser tipificado como ilícito penal, en cambio, el engaño, nunca lo será en grado consumado. ¡Curioso, no?. Lo que ahora me preocupa, es la memoria, esta memoria del presente pasado, que hará que muchos españolitos que están a punto o han perdido ya sus puestos de trabajo, no se acordarán en la próxima convocatoria electoral, de estos lapsus, de estos equívocos, de estos siempre supuestos y presuntos engaños, de los que hemos sido testigos todos los españoles.
¿Qué pasa cuando uno se equivoca?. ¿Qué pasa cuando un cirujano se equivoca y en vez de suturar, extirpa? ¿Qué pasa cuando un magistrado en vez de poner en libertad, mantiene en prisión? ¿Què ocurre cuando en la declaración de la Renta, ponemos un cero de más o de menos? ¿Qué ocurre cuando en una primitiva erramos en las seis apuestas?. Pues según el presi, no pasa nada.
Aunque eso sí, equivocarse no es engañar. Pero las equivocaciones tienen un precio. Un precio que en algunos casos se salda con vidas ajenas, en otros casos con dineros propios. ¿Quién paga el pato con los fallos –que no engaños- del presi?. Pues todos. ¿Acaso la economía iría mejor de haber dicho la verdad, digo mejor, de no haberse equivocado el presi y sus seiscientos y pico asesores? Pues no. Aunque tal vez, las medidas económicas no hubieran sido tan alegres, y llevaríamos un año de ventaja. Mientras, ahora, vamos con un año atrasado. O sea, dos. Dos años de distancia, es mucho tiempo para luego, en el renacer económico, poder alcanzar las cotas añoradas. Eso sí, si se renace….
Cuando en el segundo debate electoral, ZP expuso cuál era su proyecto para los próximos cuatro años, se refería según él, a “ un país que debía continuar creciendo económicamente, y en el que todos juntos y en unión -empresarios, sindicatos y Gobierno-, podíamos superar un momento de desaceleración económica –aquí empezamos a convivir con los sinónimos y palabras afines, canalización, trasvase…- que vivía España en un contexto mundial, para –¿ahora empieza a equivocarse?- traducir ese crecimiento económico en crecimiento social, para crear -¡toma ya!- dos millones de empleos en los próximos cuatro años -la mitad de ellos para las mujeres – -o sea, dos millones-; para reforzar la estabilidad en el empleo y combatir la precariedad.” Y no se cortaba, no.
Más adelante del debate seguía con sus trece.: “para alcanzar la igualdad entre hombres y mujeres, también en los salarios, su objetivo en la próxima legislatura era el pleno empleo. ¡Segunda gran equivocación!. Su primera acción será convocar a sindicatos y empresarios para firmar un gran acuerdo para toda la legislatura, con prioridades urgentes, para afrontar las consecuencias de la desaceleración que vive la economía mundial.” Y aquí ya no son trece, aquí ya sigue con sus catorce, “ vamos a poner en marcha una batería de acciones para la reactivación económica con sindicatos y empresarios:
Primera acción: adelanto del Plan de Infraestructuras para compensar la caída
de la construcción.
Segundo: la construcción de 150.000 viviendas de protección oficial este año.
Tercero: planes de reciclaje y recolocación para los parados del sector de la
construcción.
Cuarto: Devolución del IRPF de 400 euros por contribuyente.
Quinto: Extensión gratuita del plazo de hipotecas para que se beneficien las
familias con problemas.
Sexto: propiciar, en línea con otros países europeos, un acuerdo con el sector de la distribución para el autocontrol de márgenes en los precios de los alimentos.
Y tampoco terminó aquí, no, que va. Siguió y siguió, equivocándose, claro.. Se comprometió a subir las pensiones mínimas hasta 850 euros a los jubilados con cónyuge a cargo y 710 euros para las viudas. Se comprometió a subir otro 30 por ciento el salario mínimo, hasta llegar a 800 euros. Y es más, lo más terrorífico, lo que posiblemente no se equivocó y ha sido lo único del que podía haber añadido el consabido, puedo prometer y prometo: Manifestó públicamente que creía ¡ en la creación y en la distribución de la riqueza ! . Y vaya que sí. Crean su propia riqueza y se distribuyen su propia riqueza. La distribución de la misma, ayuda a las clases sociales. Las ayuda porque las fomenta. Cada vez más, retrocedemos décadas y décadas en la que la riqueza estaba distribuida, muy distribuida, sí. Mucho dinero en pocas manos. Muchas manos con poco dinero. ¿Qué mejor distribución que la que nos han ido enseñando nuestros ministros de hacienda? ¿Se acuerdan de Boyer? ¡Pues allí empezamos a distribuir la riqueza!. ¡Y los cuarto de baño y la calefacción!. ¡Que incluso el perro tenía calefacción, mientras personas sin techo dormían bajo los puentes con el único abrigo que les proporcionaban unas cajas de cartón!.
Pero a lo hecho pecho, dice el dicho popular. Ahora no me preocupa el que se equivocara o que nos engañara. Al fin y al cabo, ambas acciones son humanas. Y además, el equivocarse puede ser tipificado como ilícito penal, en cambio, el engaño, nunca lo será en grado consumado. ¡Curioso, no?. Lo que ahora me preocupa, es la memoria, esta memoria del presente pasado, que hará que muchos españolitos que están a punto o han perdido ya sus puestos de trabajo, no se acordarán en la próxima convocatoria electoral, de estos lapsus, de estos equívocos, de estos siempre supuestos y presuntos engaños, de los que hemos sido testigos todos los españoles.
PUBLICADO EL 29 ENERO 2009, EN EL DIARIO MENORCA.