Parecía broma, pero no. Es cierto y bien cierto, y si no, que se lo pregunten a la presidenta del Parlament Balear… presunta, claro. Presunción no de presidencia, si no de inocencia, perdón, de culpabilidad, claro. Porque ser imputado, viene de garantía, también hay que recordarlo. O al menos eso hemos aprendido desde que algunos señores diputados han sido imputados. Tiene gracia el nombre.
Y no es que vaya a referirme a esta “operación policial” que estos días ha sido presentado a la opinión pública en nuestra isla mayor, como dirían los stands de turismo en habla inglesa. Y no voy a referirme a ella, no sea que se me acuse de tener contactos en el juzgado o en la fiscalía y que filtro secreto alguno. Además, los secretos son verdades a voces. Verdades que los presuntos conocen, sólo los otros, los observadores ajenos, somos quienes debemos esperar los levantamientos de éstos, para enterarnos de las tramas, y de los sinvergüenzas que son algunos.
El que un ex – presidente del Govern, el que una presidenta del Parlament, el que alcaldes, concejales, arquitectos, asesores y demás cargos de confianza para unos, desconfianza para otros, tengan en su agenda compromisos de comparecencia como imputados ante la justicia, es algo que debe preocuparnos. Por muy normal que unos propios lo vean. O al menos, lo digan.
Y el hecho de que en el ámbito estatal, otros presidentes, otros alcaldes, y que incluso ex – ministros y ex-secretarios de estado, hayan sido imputados, y algunos de ellos, condenados y encerrados, más nos debe preocupar.
No es un caso aislado, no. Es la confirmación de que los controles no funcionan. O al menos, que hasta ahora no funcionaban. Uno se asombra de lo presuntamente imaginativos que han sido nuestros políticos en hacer las cosas tan descaradas. Y seguramente sólo deben ser la punta del iceberg. Como en las drogas, vamos. O como en el contrabando de antaño, que sólo se capturaba un pequeño tanto por ciento, mientras el resto, la mayor, no tenía impedimento.
Pero lo que me asombra hoy es la imaginación, no de los delincuentes, presuntos, claro, sino la de algunos a la hora de bautizar las operaciones. Así, con el tiempo, nos hemos encontrado titulares que hacían referencia a las operaciones sobrasada o butifarrón. Boquerón, Arenque, Guateque, Malaya….fueron otros. Y ahora, y quien sabe por qué, la Operación Maquillaje. ¿Y por qué Maquillaje?.
Se me ocurren algunas. A otra le impongo secreto de escrito. Podría maquinar y adentrarme en la encrucijada de una mente creadora del susodicho nombre. Intentaré imaginarme una división silábica particular Ma-qu-illaje, dónde la primera sílaba representaría las primeras letras de la isla donde han ocurrido las siempre presuntas irregularidades politico-urbanísticas; la segunda, la voltearíamos ante el espejo para convertirla en “p” y anulando la “u”, para juntarse con la tercera, y así conseguir el término “pillaje”, que según el diccionario, se refiere sin presunción alguna a hurto, rapiña, latrocinio.
Pero no cuela…. ¿Vaquillaje en Valencia? ¿Maquillaje también en Málaga y Marbella, en vez de Malaya? ¿Maquillaje también en Madrid? Pues no. Los Arenques, los Guateques, el Boquerón y la sobrasada debieron tener más fácil creación. ¿Por qué no llamarla ensaimada? Al menos, nos hubiera dado más propaganda exterior, pero no, crearon el Maquillaje, sin duda por la razón que permanece en secreto de escrito. Y es que algunos presunt@s protagonist@s, pesan. Y tanto que pesan, que algunos permanecen mudos. Otros frotándose las manos.
Pero que nadie se mueva. Que la foto no tiene retoque alguno. Los del Govern, los socios a la fuerza de mantener silla –tres sillas más bien-, deberán callar y apoyar en lo posible la presunción de Munar. Munar no es nada y es todo. Como el PSM menorquín, vamos.
Los populares, por mucho que froten las manos, quedarán en sus puestos. Opositores – y no de Opes- y a la espera de una catarsis interna que borre todo el pasado reciente. Así son las cosas. Y a esperar. A esperar las interpretaciones. O sea, las justicias del titular, de los titulares.
Y así se escribe la historia. Con titulares, con interpretaciones, con añadidos y deletes. Dentro de unos años ya nadie se acordará de tal o cual operación policial. De tal o cual presunto caso de corrupción. Sólo los implicados directos, conocerán del alcance del negocio, corruptela o malversación de fondos. El “maquillaje” o como se llame la próxima operación, sólo habrá sido un titular entre fechas.
De momento, pero, la realidad, sin maquillaje alguno, es que una presunta imputada sigue siendo la segunda autoridad de una Comunidad Autónoma, de “nuestra” Comunidad Autónoma.
Y presidenta de donde se legisla.
Y con el apoyo de toda la izquierda balear.
¡Y luego nos dicen que las leyes son ambiguas!
Y no es que vaya a referirme a esta “operación policial” que estos días ha sido presentado a la opinión pública en nuestra isla mayor, como dirían los stands de turismo en habla inglesa. Y no voy a referirme a ella, no sea que se me acuse de tener contactos en el juzgado o en la fiscalía y que filtro secreto alguno. Además, los secretos son verdades a voces. Verdades que los presuntos conocen, sólo los otros, los observadores ajenos, somos quienes debemos esperar los levantamientos de éstos, para enterarnos de las tramas, y de los sinvergüenzas que son algunos.
El que un ex – presidente del Govern, el que una presidenta del Parlament, el que alcaldes, concejales, arquitectos, asesores y demás cargos de confianza para unos, desconfianza para otros, tengan en su agenda compromisos de comparecencia como imputados ante la justicia, es algo que debe preocuparnos. Por muy normal que unos propios lo vean. O al menos, lo digan.
Y el hecho de que en el ámbito estatal, otros presidentes, otros alcaldes, y que incluso ex – ministros y ex-secretarios de estado, hayan sido imputados, y algunos de ellos, condenados y encerrados, más nos debe preocupar.
No es un caso aislado, no. Es la confirmación de que los controles no funcionan. O al menos, que hasta ahora no funcionaban. Uno se asombra de lo presuntamente imaginativos que han sido nuestros políticos en hacer las cosas tan descaradas. Y seguramente sólo deben ser la punta del iceberg. Como en las drogas, vamos. O como en el contrabando de antaño, que sólo se capturaba un pequeño tanto por ciento, mientras el resto, la mayor, no tenía impedimento.
Pero lo que me asombra hoy es la imaginación, no de los delincuentes, presuntos, claro, sino la de algunos a la hora de bautizar las operaciones. Así, con el tiempo, nos hemos encontrado titulares que hacían referencia a las operaciones sobrasada o butifarrón. Boquerón, Arenque, Guateque, Malaya….fueron otros. Y ahora, y quien sabe por qué, la Operación Maquillaje. ¿Y por qué Maquillaje?.
Se me ocurren algunas. A otra le impongo secreto de escrito. Podría maquinar y adentrarme en la encrucijada de una mente creadora del susodicho nombre. Intentaré imaginarme una división silábica particular Ma-qu-illaje, dónde la primera sílaba representaría las primeras letras de la isla donde han ocurrido las siempre presuntas irregularidades politico-urbanísticas; la segunda, la voltearíamos ante el espejo para convertirla en “p” y anulando la “u”, para juntarse con la tercera, y así conseguir el término “pillaje”, que según el diccionario, se refiere sin presunción alguna a hurto, rapiña, latrocinio.
Pero no cuela…. ¿Vaquillaje en Valencia? ¿Maquillaje también en Málaga y Marbella, en vez de Malaya? ¿Maquillaje también en Madrid? Pues no. Los Arenques, los Guateques, el Boquerón y la sobrasada debieron tener más fácil creación. ¿Por qué no llamarla ensaimada? Al menos, nos hubiera dado más propaganda exterior, pero no, crearon el Maquillaje, sin duda por la razón que permanece en secreto de escrito. Y es que algunos presunt@s protagonist@s, pesan. Y tanto que pesan, que algunos permanecen mudos. Otros frotándose las manos.
Pero que nadie se mueva. Que la foto no tiene retoque alguno. Los del Govern, los socios a la fuerza de mantener silla –tres sillas más bien-, deberán callar y apoyar en lo posible la presunción de Munar. Munar no es nada y es todo. Como el PSM menorquín, vamos.
Los populares, por mucho que froten las manos, quedarán en sus puestos. Opositores – y no de Opes- y a la espera de una catarsis interna que borre todo el pasado reciente. Así son las cosas. Y a esperar. A esperar las interpretaciones. O sea, las justicias del titular, de los titulares.
Y así se escribe la historia. Con titulares, con interpretaciones, con añadidos y deletes. Dentro de unos años ya nadie se acordará de tal o cual operación policial. De tal o cual presunto caso de corrupción. Sólo los implicados directos, conocerán del alcance del negocio, corruptela o malversación de fondos. El “maquillaje” o como se llame la próxima operación, sólo habrá sido un titular entre fechas.
De momento, pero, la realidad, sin maquillaje alguno, es que una presunta imputada sigue siendo la segunda autoridad de una Comunidad Autónoma, de “nuestra” Comunidad Autónoma.
Y presidenta de donde se legisla.
Y con el apoyo de toda la izquierda balear.
¡Y luego nos dicen que las leyes son ambiguas!
PUBLICADO EL 26 OCTUBRE 2009, EN EL DIARIO MENORCA.