SE BUSCA GOBIERNO

O al menos, personal que lo componga. Y es que es muy triste, muchísimo. Acostumbrados que estamos a que en estas fechas los anuncios llamados clasificados, estén llenos de buscadores de empleo, uno ya sueña en encontrar algún día, algún anuncio de los clasificados como oficiales, o quién sabe, si en el mismísimo BOE, en el que se busque Gobierno, o cuando menos, personal cualificado para ejercer las funciones directivas en un país como el nuestro.

Hace algunas fechas leí unos comentarios sobre la descolonización de Guinea y el papel más que pasivo, negativo, del Gobierno español de aquellos años. Otro tanto nos pasó con lo del Sahara. Y así les va. Y da la sensación que lo llevamos en los genes patrios. Somos el típico país de que cuando algo ya no nos interesa, lo dejamos de lado y así se las compongan. Pero también hay que reconocer que eran otros tiempos, otra forma de gobierno y otras personas.

Y si hemos cambiado de forma de gobierno, de personas y de tiempos, tendría que haber sido para mejorar, pero no. Parece que estos genes patrios nos juegan malas pasadas. Muchas malas pasadas…. Si antes, a quienes dejábamos desprotegidos, a la buena de Dios, era a los otros, ahora, con tanto cambio de mentalidad, tanta apertura a los derechos humanos y de legalidades habidas y por haber, parece que a quienes dejamos desprotegidos es a los nuestros, a los de aquí, a los de siempre.

Y esto tampoco es de recibo. Ni lo uno, ni lo otro. Me imagino las condiciones que deberían reunir los candidatos a formar Gobierno. Unos mínimos imprescindibles no fuera que topáramos con otro Macías u otros más contemporáneos más conocidos. Unos mínimo morales y como no, formativos. Y además de formación, capacitación para ello. Y aquí se reduciría bastante las opciones. Y en este currículum, tanto daría que uno fuera de derechas o que tuviera tendencias de izquierdas. Que visto lo demostrado, mejor un popurrí de ellos que unas dictaduras actuales.

Y a lo que íbamos. Y siempre con el recuerdo puesto a aquellas gentes que nos gobernaron en los años de la transición, se busca Gobierno, y sobre todo, consenso. Y ganas de trabajar, ideales, y sobre todo, un camino en el que andar. Y una protección decidida a sus súbditos. No es de recibo lo que les pasa a los pescadores que están faneando en el exterior. Me viene a la memoria de tantos apresamientos que se hacían en aguas marroquíes, muchas veces por infracciones de los propios pesqueros, y otras muchas a fin de presionar en las conversaciones pesqueras. Pero ahora es distinto. Ahora son piratas, más o menos institucionalizados por parte de su propio proyecto de gobierno, pero piratas al fin y al cabo.

Delincuentes, vamos. Mandamos flota y tropas, con el coste que ello conlleva, para prohibirles actuar. Dejamos a la tripulación del Alakrana sin que se les pudiera defender a tiros ni de otra forma. Capturamos a alguno de ellos y es como tener una patata caliente entre nuestras manos. Queremos desembarazarnos de ellos como sea, dándoles al mejor postor, rebajándoles la edad, extraditarlos o cederlos a sus orígenes, pagando incluso si así fuera necesario. Y es que no nos gusta, no le gusta a nuestro Gobierno, invicto Gobierno, el tener que regañar a nadie. Prefiere eso sí, ser regañado, extorsionado, secuestrado y si cabe, ejecutado, antes que defender el derecho de la vida de sus hombres.

Si, vida. Derecho a la vida de los compatriotas españoles por mucho que sean vascos o catalanes. Ahora, la patata caliente se les ha vuelto más caliente cuando tres de estos secuestrados, tres de estos tripulantes del Alakrana, han sido entregados a los familiares de los piratas detenidos, con la amenaza de matar a los tripulantes si España no pone en libertad a los dos piratas detenidos.

Y ahora reacciona, o intenta reaccionar nuestro invicto Gobierno. Ahora buscará apoyo ciudadano para que la actuación que realice, sea cual sea, sea aplaudida y reconocida. Tanto si se produce el pago del rescate y la liberación de los detenidos, como ya se hiciera con anterioridad, como si por aquella cosa alguien decide disparar algún disparo de fogueo, no se le salte el populacho en contra.

Ahora, cuando ha perdido la capacidad de reacción del momento, baraja si cabe una posible actuación armada. Ahora, cuando ha perdido el momento de pago anónimo y secreto, baraja el pago del rescate. Ahora, ahora ya es hora de tirar la toalla. La toalla, el bastón y porqué no, el sillón que se ocupa.

Nos ha tocado la crisis económica, y mientras todos van saliendo de ella, nosotros aún estamos cayendo sin tocar fondo. Nos ha tocado los atentados islamistas, y cuando todos los estados se fortalecen, estamos aún peleándonos entre nosotros para saber qué método legal y más que legal, podemos usar para defendernos. Nos secuestran los pesqueros y aún estamos discutiendo qué defensa es la mejor para no dañar los derechos de los piratas.

Y si el Gobierno es incapaz de buscar un camino, unas soluciones, un ideario; si la oposición no sabe si quiera organizarse sus propias guerras internas, si los sindicatos no saben ni quieren organizarse como tales, si todos estamos en bancarrota, si nos venden mentiras y más mentiras, uno también tira la toalla, Sí, tira la toalla, pero antes de realizarse el harakiri, busca la última opción, y es el de buscar un nuevo gobierno, unas nuevas mentes, unos nuevos personajes,. Unos personajes más sinceros, más conformes a la idea de Estado.

Y después, esperar que aquel virus de gobierno, nos contagie a todos, y que nuestros gobiernos locales, insulares, autonómicos, se contagien de esta nueva forma de gobernar, con capacidad, con entusiasmo en lo propio, y con miras mucho más sinceras.
PUBLICADO EL 11 NOVIEMBRE 2009, EN EL DIARIO MENORCA.