PAQUETE VACACIONAL

Vaya, según parece Joana Barceló ha tenido un buen inicio en la Consellería de Turismo. A los pocos días de hacerse con la cartera del turismo balear, va y nieva en Menorca. En pocas horas, todos los informativos de la península se hacían eco de la nevada caída en nuestras tierras, y como no, con ello, una propaganda gratuita de nuestro nombre, nuestra situación geográfica y sobre todo, la diferenciación entre Mallorca y Menorca. ¿Porqué Ibiza es conocida y Menorca, confundida?

Habrá que utilizar pues el ingenio para diferenciarnos. Habrá que desempolvar la historia de la Mola y remover el pasado. Habrá que ir a la montaña de Santa Águeda y empezar a levantar muros y excavar cisternas. Y hacer turismo de ello. O viceversa. Dice el refrán que si no puedes con el enemigo, únete a él. Pues la segunda opción, el plan B de los de ahora, es todo lo contrario.

Si el dinero en promoción se divide y por aquello de porcentajes, nos quedamos con la ridícula porción, la solución será unirnos con los mallorquines. Además, el cliente tiene la razón, ¿no?. Pues que la señora consellera tome el copyright y se lo haga suyo. Si el cliente tanto le da venir a Menorca como a Mallorca, porque no conoce ni lo uno ni lo otro, qué más da que habite una u otra isla. Su destino será elegido al azar, pero eso sí, con un paquete vacacional con excursiones a ambas islas. Así, no tan solo los hoteleros harán su agosto, sino los medios de transporte –al fin podrán rebajar precios-, los guías locales y como no, todo el entramado de restauración, souvenirs y demás negocios que se dicen turísticos.

Un holandés con mujer y dos hijos –o lo que es lo mismo, una holandesa con su marido y dos hijas-, llegarán con un paquete vacacional al aeropuerto de Son Sant Joan en la tarde de un miércoles. Desde allí, un medio de transporte los llevará hasta su hotel en la zona de Alcudia, y cenarán en un restaurante de la zona. La mañana del jueves, lo dedicarán para visitar varios pueblos de Mallorca para después tomar fonda en Palma, desde un restaurante del Paseo Maritimo se dirigirán de nuevo hacia Alcudia, cenando en un parador a medio camino, cena ésta intercalada entre visitas a pueblos de la comarca. Por la mañana siguiente excursión a la playa de turno, para el sábado por la mañana dirigirse en avión hacia Menorca.

Es sábado y las tiendas están abiertas. Aprovechan para encontrarse con un ambiente comercial abierto al visitante. Por la tarde, visita playera y cena en restaurante a elegir entre un número de ofertas del paquete vacacional. El domingo, día de relax a elegir –playa u hotel, buffet o restaurante-. El lunes por la mañana día de libre albedrío para por la tarde regresar a Palma vía marítima. A su llegada, se dirigen a la capital balear, son hospedados en un hotel de los alrededores de Palma o Calviá y el martes, recorrido turístico por la zona. El miércoles, mañana de libre albedrío, y por la tarde preparan maletas, van a cenar a otro restaurante y últimos gastos de despedida. El jueves por la mañana, carretera y manta, o lo que es lo mismo, despedida y hasta el año que viene.

Al mismo tiempo que esto ocurre, un martes por la noche, dos familias francesas aterrizan en Menorca. Se desplazan a la zona de Ciutadella, donde se hospedarán hasta el sábado por la mañana que partirán rumbo a Mallorca. Durante la estancia en Menorca el miércoles visitarán playas y cena nocturna en Fornells, el jueves toca sesión de caballos por la mañana, con parada en chiringuito de la playa y baño vespertino, y cena en la zona del puerto de Maó-Mahón, el viernes visita con bicicletas por la zona de Ponent con comida en la zona del Lago, para terminar el día en la zona de Llevant, tomar descanso y parada en la Mola, donde visitarán la terrible prisión militar y por la noche, de camino a la Ciutat de Ponent, asistirán a una cena en unas conocidas bodegas –siempre que en el Consell consigan un traductor simultáneo para Tuni-. El sábado por la mañana, barco hacia Alcudia, desde donde recorrerán la isla mayor, finalizando su recorrido balear un lunes por la noche, en el aeropuerto de Son Sant Joan, destino a Charles de Gaulle.

Pero si alguien aún no está convencido del plan B, siempre es posible convocar un concurso para la construcción de una estación de esquí en Monte Toro, con sus sillas, teleféricos y demás artilugios. Otro si se quiere, para proveer de nieve artificial por si aquello del cambio climático nos tira a tierra nuestras perspectivas y otro más para subsidios para pagar al personal que irremediablemente tenga que irse al paro. Y es que a veces, una sola decisión equivocada, puede llevar a la ruina a una nación entera.

Y de esto, en España sabemos un montón.
Y aún nos creemos en la no necesidad de traducir alocuciones.
PUBLICADO EL 16 FEBRERO 2010 EN EL DIARIO MENORCA.