RESPONSABILIDAD PATRIMONIAL

Y más que patrimonial, particular. Cuando en EEUU son capaces de llevar a los tribunales a cualquier empresa tabacalera y condenarlas a fuertes indemnizaciones por causar la muerte de algún fumador empedernido, en España somos incapaces de llevar a los tribunales a tanto político desvergonzado, que en uso –y abuso- del poder legalmente cedido a su persona, no es capaz de utilizar los más estrictos niveles de responsabilidad y gafar todo lo que toca.

Cuando por, no ya una, sino varias emisoras de radio, oyes que algún miembro del Gobierno propone una crisis de gobierno, y algún otro incluso habla de unas elecciones anticipadas, te suena a deserción, cuando no, otra palabra con mayores connotaciones.

Y no digamos cuando los comentarios no las hacen los ministros, sino los tertulianos. Hablar –ya se sabía desde siempre, pero ahora duele más- que con once años de ejercicio, un senador cobra de por vida la máxima pensión; hablar de que en siete años de ejercicio y mayor de cincuenta años, también cobra la máxima pensión de por vida; hablar que los ministros tienen asegurado años y años de vida placentera, se le llama como cada uno piense que debe llamarlo.

Y ya no vale el dicho de la responsabilidad política. Es hora que empecemos a hablar de la responsabilidad de cada cual. Si el presidente del Gobierno, si la ministra de Hacienda, si la ministra de Defensa lo hacen mal, fatal o peor, hay que pedirle explicaciones y sobre todo, indemnizaciones.

Estamos acostumbrados a exigir responsabilidades a los ayuntamientos cuando las aceras provocan lesiones a los peatones, cuando la anulación de una licencia de obras nos perjudica monetariamente, pero nadie es capaz de pedir responsabilidades cuando la política económica del Gobierno es nefasta. Nadie es capaz de pedir responsabilidades al ministro de Trabajo –pronto tendrá que cambiar de denominación o también se irá al paro- por los cuatro millones y medio de parados que hay. Nadie es capaz de pedir explicaciones a la ministra de Defensa por los centenares de soldados muertos en acciones de paz –si en vez de paz hubieran sido operaciones de guerra, vale más no pensarlo-. Y nadie es capaz de pedir al nieto del capitán Lozano que pague por todos los años perdidos en las cotizaciones a la hacienda pública para que un día aún lejano no podamos cobrar la jubilación, bien porque no habrá dinero, bien porque dentro la sepultura no habrá cajero automático.

Y a nuestro amigo Rajoy nadie es capaz de decirle que se vaya. Que sea capaz de mirar por España y no por su propio interés. ¿De haber elecciones anticipadas creen que la mayoría de españolitos le va a votar, por muy desastroso que lo vayan dejando los socialistas? ¿Qué ejemplo ha dado para que la gente confíe en el Partido Popular si desde que perdió las segundas elecciones no hacen más que destaparse madrigueras llenas de corrupción por algunos de los lugares donde ha gobernado el PP? ¿Acaso no tiene suficientes agallas y poder como para limpiar su partido?¿Si no es capaz de arreglar el suyo, cómo quiere arreglar España entera?

Y la culpa de que España vuelva a votar Zapatero en las próximas elecciones, anticipadas o no, será suya señor Rajoy. Y esta vez no será de los españoles, al menos, no toda la culpa. No hay más salida. O lo malo, o lo peor.

Señor Rajoy, pida la dimisión a Zapatero, y dimita luego usted. Que España tenga la oportunidad de votar a gente nueva. Tan mala o peor que ustedes, si quiere. Pero al menos, dennos la oportunidad de que si nos equivocamos de nuevo, que no sea debido a no haber tenido otra elección. Háganlo por la España esa, que en los mítines queda tan bien puesta en la foto.
PUBLICADO EL 10 FEBRERO 2010, EN EL DIARIO MENORCA.